Dos amigos periodistas, uno norteamericano y el otro británico, viajan en tren por el centro de Europa cuando su vagón es desviado y penetra en un país dominado por una dictadura, Gudavia. Pronto descubrirán un complot de un científico loco para crear mutantes por medio de los rayos gamma, convirtiendo a los niños en genios. Pero también, en ocasiones, el experimento convierte a los cobayas en imbéciles…

Dirección: John Gilling. Producción: Warwick Film Productions. Productor: John W. Gossage. Productores delegados: Irving Allen, Albert R. Broccoli. Guion: John W. Gossage, John Gilling, basada en un argumento de Louis Pollock, según una historia original de Robert Aldrich. Música: George Melachrino, William Hill-Bowen. Fotografía: Ted Moore. Diseño de producción: John Box. Montaje: Jack Slade. FX: Tom Howard (efectos fotográficos). Intérpretes: Paul Douglas (Mike Wilson), Eva Bartok (Paula Wendt), Leslie Phillips (Howard Meade), Walter Rilla (Boronski), Philip Leaver (Koerner), Martin Miller (Lochner), Michael Caridia (Hugo Wendt), Pauline Drewett (Hedda Lochner), Jocelyn Lane (Anna), Olaf Pooley, Rosalie Crutchley, Leonard Sachs, Paul Hardtmuth, Cyril Chamberlain, St. John Stuart, Howard Garstka, Meurig Wyn-Jones… Nacionalidad y año: Reino Unido 1956. Duración y datos técnicos: 78 min. – B/N – 1.37:1 – 35 mm.

Poco a poco, las cinematografías más ignotas nos van llegando hasta límites que hace unas cuantas décadas no podíamos llegar a sospechar. Sin embargo, algunos títulos solo conocidos por medio de la bibliografía extranjera siguen permaneciendo inéditos a ojos de muchos aficionados españoles. Este es uno de esos casos.

El punto de partida de esta rarísima película procede del gran Robert Aldrich que, a principios de los cincuenta del pasado siglo, pasó la idea al productor Irving Allen –no confundir con Irwin Allen, el del cine catastrófico de los setenta–[1]. Sin embargo, cuando su protagonista previsto, John Garfield, entró en las listas negras del senador McCarthy[2], el proyecto naufragó. Poco después, Allen, unido a su socio de aquel entonces, el británico Albert R. Broccoli –futuro perpetrador de la saga de James Bond– llevó a efecto esta The Gamma People (1956).

El actor que debía interpretar al periodista norteamericano Mike Wilson era, ahora, Brian Donlevy, que había encarnado al doctor Quatermass en la primera entrega de la saga de la Hammer (y repetiría en la segunda), pero al final el intérprete escogido sería Paul Douglas, famoso por joyas del cine como Carta a tres esposas (A Letter to Three Wives, 1949), de Joseph L. Mankiewicz,  Pánico en las calles (Panic in the Streets, 1950), de Elia Kazan, Clash By Night [tv: Encuentro en la noche; dvd: Encuentros en la noche, 1952], de Fritz Lang, o La torre de los ambiciosos (Executive Suite, 1954), de Robert Wise. Se le emparejó con Leslie Phillips, cómico inglés creador de un estereotipo interpretativo, típicamente Brittish, y aún en activo[3].

Juntos componen un dúo cómico un tanto en la línea de Naunton Wayne y Basil Radford en la película Alarma en el expreso (The Lady Vanishes, 1938), de Alfred Hitchcock, donde éstos encarnaban a Caldicott y Charters, personajes que repetirían en otras películas. ¿Dúo cómico?, se preguntará el lector. Sí, porque la fórmula que compone este peculiar cóctel utiliza no pocos elementos, algunos muy sorprendentes, como veremos.

Así, a esa pareja protagonista humorística (que, más adelante, con la gravedad de los acontecimientos, se irá tornando más seria) se le adhiere una ambientación, la de esa república de Gudavia, a mitad de camino entre la Ruritania de El prisionero de Zenda (The Prisoner of Zenda, 1937) y la de las poblaciones europeas de las operetas de Nelson Eddy y Jeanette MacDonald. Ese tono liviano puede chocar al inicio, e incluso hacer sospechar que el resultado naufrague de forma estrepitosa. Sin embargo, Gilling consigue equilibrar los elementos de una manera sorprendente, y de forma paulatina va integrando en esa trama de comedia ligera un poso de gravedad, hilvanado por el discurso político que la integra, lanzando una advertencia hacia los distintos sistemas totalitarios.

En efecto, si en un principio pudiéramos pensar que el film es una parábola que pone en solfa el sistema comunista, con su lavado de cerebro, otros elementos, como la propia ambientación tirolesa del film, así como el comportamiento del repelente niño Hugo, nos hacen pensar en el nazismo y, en concreto, con respecto al muchacho, en las Juventudes Hitlerianas. Es curioso cómo en contraposición de ese ambiente de represión, el carnaval aparezca como símbolo de liberación. Incluso en un momento muy significativo, al final del film, cuando la amenaza ha desaparecido, veremos en un primer plano un globo con una imagen dibujada en él, la de uno de los dioses malignos de la Naturaleza que el chaval estaba esculpiendo, y que simbolizaba ese control mental; pero ahora, superado el peligro, el globo estalla, y tras él percibimos la felicidad del pueblo.

Otro elemento llamativo es el modo en que rueda Gilling los momentos de amenaza, inclinando la cámara. Ello, unido al espléndido uso de la profundidad de campo, remite precisamente a Robert Aldrich, el responsable inicial del producto, y a su tratamiento en otra joya que aúna dos géneros tan antagónicos como son el cine negro y la ciencia ficción en El beso mortal (Kiss Me Deadly, 1955). Cabe conjeturar si en la historia concebida en principio por Aldrich ya aparecían esas especificaciones, y Gilling las siguió al considerarlas ventajosas, o si Gilling vio esa película del director y pensó que ese tono le venía bien a su película. O si, en fin, todo no es sino una casualidad.

Llama también la atención la iconografía de los mutantes idiotizados, con un aspecto muy similar a los zombis que después aparecerían en The Plague of the Zombies [tv/vd/dvd: La plaga de los zombies], que el propio John Gilling dirigiría en 1966 para la Hammer. De igual modo se pueden vislumbrar como ecos premonitorios de estas criaturas en La noche de los muertos vivientes (The Night of the Living Dead, 1968), de George A. Romero. Y, puestos a buscar referentes, los propios niños que aparecen y sus actitudes son una anticipación de los de Village of the Damned [tv/dvd: El pueblo de los malditos, 1960], dirigida por Wolf Rilla, hijo, oh casualidad, del actor que aquí interpreta al científico loco que crea a los mutantes superdotados.

La narración progresa a un ritmo impecable, aunando momentos humorísticos con otros oscuros, con el detalle adicional de situar la morada del científico loco en un gótico castillo, elemento que otorga al film otra tonalidad atípica. Los actores son excelentes, y saben pasar de un matiz a otro con naturalidad, y los instantes de inquietud ofrecen una atmósfera impecable, como la persecución de los imbéciles por la campiña, o los momentos en que los niños son utilizados como un elemento turbador. No es una obra maestra, pero sí un título a considerar dentro de la ignota filmografía británica de ciencia ficción, una escuela que conviene analizar a fondo.

 

Anecdotario

  • La filmación tuvo lugar en Austria.
  • Título en Brasil, traducido: «El monstruo del rayo Gamma». En Bélgica: «Los secretos del doctor Boronski». En Italia: «La gente Gamma».
  • Tras John Garfield, otro actor previsto para el proyecto inicial fue Dick Powell.
  • Cuando Paul Douglas fue contratado se consideró como co-protagonista a Trevor Howard.
  • Para el papel principal femenino se plantearon a Virginia Grey y a Patricia Medina.
  • Existe un remontaje norteamericano que resume el breve metraje original.
  • Estrenada en el Reino Unido en enero de 1956. En España nunca se ha visto.

Carlos Díaz Maroto (Madrid. España)

 

CALIFICACIÓN: ***

  • bodrio * mediocre ** interesante *** buena **** muy buena ***** obra maestra

 

[1] En el libro Robert Aldrich: Interviews, editado por Edwin T. Arnold y Eugene L. Miller, 2004 (pág. 14), el director de Apache es interrogado sobre su participación en el argumento, a lo cual este responde escuetamente “Sí”.

[2] El argumentista del film, Louis Pollock, también entró en las listas negras del Comité.

[3] En Harry Potter y las reliquias de la muerte – Parte 2 (Harry Potter and the Deathly Hallows: Part 2, 2011) puso voz al sombrero.