En 1890, un científico experto en serpientes utiliza el veneno de estas para curar la locura de su esposa. Sin saberlo él, ella está embarazada, y da a luz una niña con la mirada muy fija, provocando la muerte a la madre en el parto. Veinte años después, la muchacha vaga entre las ruinas de la casa que su padre residió, y los habitantes del lugar van pereciendo de picaduras de diferentes serpientes. Un inspector de Scotland Yard acude a investigar.
Dirección: Sidney J. Furie. Producción: Caralan Productions Ltd. Productor: George Fowler. Productores delegados: David E. Rose, Edward Small. Guion: Orville H. Hampton. Fotografía: Stephen Dade. Música: Buxton Orr. Montaje: Antony Gibbs. Dirección artística: John Earl. Intérpretes: John McCarthy (Charles Prentice), Susan Travers (Atheris), Geoffrey Denton (coronel Clyde Wynborn), Elsie Wagstaff (Aggie Harker), Arnold Marlé (Dr. Murton), John Cazabon (Dr. Horace Adderson), Frances Bennett (Polly, la camarera), Jack Cunningham (agente Alfie), Hugh Moxey (inspector), Michael Logan (Barkis), Dorothy Frere (Martha Adderson), John Stevenson Lang (pastor), Hubert Hill, George Hilsdon, Jim O’Brady, George Spence, Fred Wood… Nacionalidad y año: Reino Unido 1961. Duración y datos técnicos: 68 min. B/N 1.66:1.
Tras el éxito con el cine de terror por parte de la Hammer, otras productoras británicas se apuntaron a efectuar películas del género. El realizador canadiense Sidney J. Furie, incapaz de lograr el éxito en su país de origen, se trasladó al Reino Unido, donde había recibido elogios críticos, y fundó Caralan Productions Ltd., donde dirigió un díptico de películas de terror, la presente y Doctor Blood’s Coffin (1961)[1], a las que siguió una comedia, Three on a Spree (1961). Con el tiempo, Furie acapararía un prestigio entre los estudiosos, con cintas como The Leather Boys (1964), centrada en las pandillas juveniles, e instauradora del cine de temática gay, o en especial la magnífica cinta de espionaje Ipcress (The Ipcress File, 1965). Su película El ente (The Entity, 1982) está considerada por Martin Scorsese una de las más aterradoras del género. En contraposición con estos éxitos, cierta parte de la crítica valora negativamente su tendencia a la planificación rebuscada.
Cuando Furie filmó The Snake Woman (1961), había trabajado ya en la televisión canadiense y rodado tres largometrajes, dos en su país de origen, A Dangerous Age (1957) y A Cool Sound from Hell (1959), y otro en el Reino Unido, During One Night (1960). Pese a ello, viendo la película da la impresión de tratarse de una indecisa ópera prima, deslavazada y torpona. El guion corresponde al norteamericano Orville H. Hampton ―The Alligator People (1959), The Atomic Submarine (1959), Jack the Giant Killer (1962)―, que Furie compró y adaptó, trasladando la acción al Reino Unido y cambiando la ambientación a inicios del siglo XX, para aprovecharse de la moda del cine de terror de época que propició la Hammer. Desde el inicio, la concepción del presente filme se basó en ser, digamos, la «pariente pobre» del díptico referido, de ahí posiblemente los menesterosos resultados.
Destaca acaso, por encima de todo, sus muy flojos intérpretes, desacreditando la afamada escuela de grandes actores británicos que suele proclamarse por lo general. Es en especial espantoso el protagonista, John McCarthy, que uno no sabe si está tomándose todo a guasa debido a su expresión socarrona constante. En contraposición, debe destacarse a la veterana Elsie Wagstaff como la bruja, no por su interpretación, sino por el adecuado look que aporta a su personaje, y a Susan Travers como Atheris, la mujer serpiente[2], también por el mismo factor, con sus planos donde siempre se muestra con la mirada fija, sin parpadear, y ausente.
El guion es una alternancia de absurdos y momentos felices. La historia carece de excesiva lógica, aun aceptando la premisa fantástica en la que se basa, si bien inviste ideas curiosas, como la propia concepción de la mujer serpiente, su nacimiento, o el hecho de que la bruja, al haber ayudado en su nacimiento, carezca del poder de acabar con ella (no se llega a especificar, pero uno aseguraría que esa condición sobrenatural se da a la inversa, si no, no se explica por qué Atheris no mata a la anciana y sí a otras personas más inocentes). No está muy bien narrado, pero da la impresión de que la «chica ofidio» se puede convertir en una cobra, pero al mismo tiempo posee la capacidad de atraer a otros ofidios de diferentes especies y hacer que estos cometan sus crímenes. Acaso puede controlar desde distancias remotas a reptiles casualmente escapados y hacerlos llegar para perpetrar sus planes.
Una idea atractiva es el hecho de que un agente de Scotland Yard sea destinado a investigar, pese a que «las características no se ajustan a nuestra labor», como refiere el protagonista. La ayuda la ha solicitado un coronel que vive en el pueblo, y al que conoce el jefe que encarga al detective la misión. Desde el inicio el inspector parece estar a favor de una explicación sobrenatural, y es posible que ello sea debido a sus experiencias de cuando sirvió en la India. El agente Prentice, por tanto, se dirige a la pequeña población de Bellingham, en Northumberland, y forma una especie de pareja de detectives de lo sobrenatural con el coronel Wynborn, el primero como la parte escéptica, y el segundo como el experto en las artes oscuras. Es una lástima que esa idea apenas esté desarrollada en la cinta.
Furie dirige el conjunto de un modo torpe, deslavazado. El film adquiere unos modales primitivos, y la narración es plana y lineal. Hay un exceso de diálogos, pero ha de admitirse que el resultado no aburre, y la trama se sigue con interés, dentro de lo peregrino que se muestra todo. Es una película floja, pero que para los aficionados al género de terror dispone de ciertos elementos atractivos, y además forma parte de un ciclo temático tan atractivo como es el de los humanos ofidios. Destaquemos, por último, que el arranque, con el científico experimentando con su esposa encinta, recuerda a la novela Gladiator, el superhombre (Gladiator, 1930), de Philip Wylie.
Anecdotario
- Título alternativo: Terror of the Snake Woman.
- Título en Uruguay: La cobra humana.
- El rodaje tuvo lugar en los Walton Studios, Walton-on-Thames, Surrey, Inglaterra, Reino Unido.
- La película tuvo un presupuesto de 17.000 libras esterlinas y se rodó en seis días.
- El ayudante de dirección fue el posteriormente célebre realizador Douglas Hickox (Brannigan, Matar o no matar, ese es el problema).
- La musiquilla que Charles toca atrozmente con la flauta es la «Obertura de Carmen» de Bizet.
- Estrenada en el Reino Unido en mayo de 1961, como complemento a reposiciones de otros filmes.
Carlos Díaz Maroto (Madrid. España)
CALIFICACIÓN: **
- bodrio * mediocre ** interesante *** buena **** muy buena ***** obra maestra
[1] Ambas fueron estrenadas en programa doble en Estados Unidos.
[2] En la película se menciona que Atheris es el nombre de un antiguo dios serpiente, pero no lo he localizado. Atheris, en todo caso, es el nombre de «un género de serpientes venenosas de la subfamilia Viperinae que se encuentran únicamente en África subsahariana, excluyendo a África meridional. Confinada a áreas selváticas, muchos miembros tienen distribuciones fragmentadas y aisladas». Wikipedia dixit.