Científicos de una farmacéutica descubren que solo los cocodrilos de Lago Negro son capaces de soportar el ADN mutado de las anacondas que consumen la orquídea sangrienta. Experimentando con uno de ellos, escapa del recinto donde estaba encerrado y abre la senda a los demás, así como a dos anacondas que también servían al experimento… Pronto, la zona vuelve a estar en peligro.
Dirección: A. B. Stone. Producción: Curmudgeon Films, UFO Films. Productores: Jeffery Beach, Phillip J. Roth. Productor delegado: Cherise Honey. Productor sociado: Dean Loftis. Guion: Berkeley Anderson. Fotografía: Ivo Peitchev. Música: Claude Foisy. Montaje: Cameron Hallenbeck. Diseño de producción: Borislav Michailovski. FX: Martin Marchev (efectos visuales). Intérpretes: Corin Nemec (Tull), Yancy Butler (Reba), Stephen Billington (Beach), Skye Lourie (Bethany), Oliver Walker (comisario Ferguson), Ali Eagle (Margot), Annabel Wright (Sarah Murdoch), Laura Dale (Tiffani), Georgina Philipps (Jennifer), Nigel Barber (alcalde), Robert Englund (Bickerman), Heather Gilbert (Jane), Jenny May Darcy, Kalina Stoimenova, Carolina Bratanova, Sophia Lorenti, Vanessa Dimitrova, Deni Tsvetkova, Luke Dinchev, Anton Poriazov, David Roth, Adara Stone, Derek Morse, Velislav Pavlov, Nikolay Bakalov… Nacionalidad y año: Estados Unidos 2015. Duración y datos técnicos: 86 min. Color 1.66:1.
La verdad es que los cruces de distintas series cinematográficas tienen gracia… si se hacen bien. La presente es una mezcla entre las de Lake Placid (conocida en España como Mandíbulas) y Anaconda, siendo la quinta entrega de ambas franquicias. La primera de ellas ofreció una buena aportación y las siguientes, si bien flojas, no eran del todo desdeñables; por su parte, la saga Anaconda bascula entre cintas malas y muy malas. La presente puede considerarse la peor película de ambas series.
De la franquicia Lake Placid este telefilm retoma el personaje de Reba (interpretado por Yancy Butler), que ya aparecía en Mandíbulas 3 (Lake Placid 3, 2010) –donde moría– y en Mandíbulas 4 El capítulo final (Lake Placid: The Final Chapter, 2012). En la citada, en un inicio interpretaba a una cazadora furtiva, antipática y desagradable, pero que parece ser debió gustar al público, así que, pese a su muerte, la siguiente entrega arranca unos pocos minutos antes del fin de la previa –dejando a un lado el epílogo– y crea un Elseworld donde la mujer sobrevive; ahí su personaje era obligado a colaborar con la justicia para la destrucción de los cocodrilos; Reba era suavizada, se le daban perfiles más simpáticos, y estaba en un atractivo nivel medio de definición. Aquí directamente ocupa el cargo de sheriff –«porque nadie más lo quiere»– y ya es un personaje positivo en su totalidad, que hace guiños empalagosos a sus compañeros.
También retorna el cazador Bickerman (encarnado por Robert Englund), que tuvo su primera aparición en Mandíbulas 4 El capítulo final y donde sin lugar a dudas moría despedazado por un cocodrilo. Aquí exhibe una pata de palo, un garfio como mano y un parche en un ojo. También su personaje ha sido suavizado, aunque no al nivel vergonzante de Reba.
Por lo demás, la trama prosigue literalmente ese «capítulo final» que ya no lo es, con el lago rodeado por una valla electrificada para impedir la salida de los cocodrilos y sus consiguientes desmanes.
Respecto a la saga Anaconda, continúa también la trama de la orquídea sangrienta y la compañía farmacéutica que busca su provecho industrial. Ahora tenemos a una dueña sin escrúpulos, Sarah Murdoch, hija del personaje que en las dos previas encarnaba John Rhys-Davies. Prosiguen, pues, las investigaciones con las anacondas y su ADN mutado, inyectando sangre de un cocodrilo de Lago Negro en las serpientes.
Por lo demás, la trama repite los esquemas de las anteriores entregas de Mandíbulas, con cazadores furtivos, niñatos junto al lago, y el sheriff y/o padre intentando salvar a sus retoños. Solo que aquí está muy mal concebido. Lo que más canta es la escandalosa mediocridad de los actores, que no paran de hacer muecas; además, muchos de ellos son búlgaros y están espantosamente doblados, por lo cual lo átono de las voces junto a los constantes gestos saca en todo momento de situación. En este sentido, de todas maneras, el espectador se puede divertir, en las escenas ambientadas en el pueblo, en identificar a un par de jóvenes extras chinos dando vueltas sin parar por éste, y vagando como si fuesen zombis, pues no saben fingir naturalidad e indiferencia hacia las cámaras.
El film es un absoluto desastre, donde a las mediocres interpretaciones se suma un guion sin interés, unos diálogos increíbles –cuando queda obvio lo que está sucediendo, y con la experiencia que en ese sentido tiene la sheriff, al llegar a un lugar plagado de sangre exclama: «¿Qué puede haber sucedido aquí?»– y una puesta en escena –debida al debutante A. B. Stone– de una indigencia vergonzosa. Es el clásico ejemplo de película que parece concebida sin respeto alguno al espectador, o que considera a éste con un cociente intelectual bajo mínimos, al igual que los personajes que transitan por ella. Y es que, con la excusa de la imbecilidad de todos ellos, realizan acciones absurdas para meterse en problemas. Hay un grupo de muchachas descerebradas que se trasladan al lago para realizar pruebas de iniciación a una hermandad universitaria, y a la cual se suma la supuestamente inteligente hija del protagonista masculino.
Así pues, en ese contexto, aparecen los cocodrilos atacando a los excursionistas y, poco después, las dos anacondas, macho y hembra, que escaparon también, atacando a los cocodrilos. Podría decirse que de la saga Mandíbulas ofrece un sesenta por ciento de la trama, y de la de Anaconda un cuarenta por ciento. El personaje de la farmacéutica refiere que han de llegar antes del nacimiento de las cocodricondas, así pues ya se puede imaginar el espectador por dónde irían los tiros en una hipotética próxima película…
Dentro de lo muy mala que es la cinta, hasta límites inconcebibles, solo hay dos elementos que, tímidamente, se podrían destacar: por un lado, los efectos especiales, que siendo mediocres de por sí son un pelín mejores que en las entregas últimas de ambas franquicias. Y un personaje que, de estrangulable, termina haciéndose entrañable, el de un policía tonto, tonto, tonto, el agente Ferguson, interpretado por el actor Oliver Walker. Sin duda reaparecerá en la siguiente entrega, no me cabe la menor duda.
Anecdotario
- Rodada en diciembre de 2013, en Bulgaria.
- Secuela, por un lado, de:
- Mandíbulas (Lake Placid, 1999), de Steve Miner.
- Mandíbulas 2: La criatura del pantano (Lake Placid 2, 2007), de David Flores [telefilm].
- Mandíbulas 3 (Lake Placid 3, 2010), de Griff Furst [telefilm].
- Mandíbulas 4 El capítulo final (Lake Placid: The Final Chapter, 2012), de Don Michael Paul [telefilm].
- Y por otro de:
Anacondas: La cacería por la orquídea sangrienta (Anacondas: The Hunt for the Blood Orchid, 2004), de Dwight H. Little.
Anaconda III (Anaconda III, 2008), de Don E. FauntLeRoy [telefilm].
Anaconda 4: Rastro de sangre (Anaconda 4: Trail of Blood, 2009), de Don E. FauntLeRoy [telefilm].
- Exhibido originalmente por vez primera en la televisión norteamericana, por el SyFy Chanel, el 25 de abril de 2015.
Carlos Díaz Maroto (Madrid. España)
CALIFICACIÓN: ●
- bodrio * mediocre ** interesante *** buena **** muy buena ***** obra maestra