Una prostituta que se hace llamar Diana Love es requerida por un científico para experimentar con ella una regresión hipnótica. La tendrá en trance cuarenta y ocho horas seguidas, y la mujer revivirá su existencia en la Edad Media como una acusada falsamente de brujería que habrá de huir de su fatal destino.

Dirección: Roger Corman. Producción: Roger Corman Productions para American International Pictures (AIP). Productor: Roger Corman. Productor delegado: Walter Mirisch [sin acreditar]. Guion: Charles B. Griffith, Mark Hanna. Fotografía: William A. Sickner. Música: Ronald Stein. Montaje: Frank Sullivan. Intérpretes:  Pamela Duncan (Diana Love / Helene), Richard Garland (Pendragón), Allison Hayes (Livia), Val Dufour (Quintus Ratcliff), Mel Welles (Smolkin), Dorothy Neumann (Meg Maud), Billy Barty (el diablillo), Bruno VeSota (Scroop), Richard Devon (Satán), Maurice Manson (profesor Ulbrecht Olinger), Aaron Saxon (Gobbo, el carcelero), Don Garrett (el caballero), Dick Miller [acreditado como Richard Miller] (el leproso), Paul Blaisdell (cadáver en el ataúd), Signe Hack (aldeano), Jack Tornek (aldeano)… Nacionalidad y año: Estados Unidos 1957. Duración y datos técnicos: 71 min. – B/N – 1.37:1 (formato del negativo) / 1.85:1 (formato de proyección) – 35 mm.

 

A finales de los años cincuenta del pasado siglo surgió una moda en Estados Unidos acerca del tema de la reencarnación, motivada por el éxito de ventas de un libro en teoría basado en hechos reales, La búsqueda de Bridey Murphy (The Search of Bridey Murphy, 1956), de Morey Bernstein, que tuvo su propia traslación cinematográfica[1]. La AIP produjo The She-Creature [tv/dvd: La criatura, 1956], de Edward L. Cahn, inspirada en esas ideas reencarnacionistas, y la presente es otra muestra de ese interés, y de hecho fue un encargo por parte de Corman a Charles Griffith, quien le dijo: «Hazme una película Bridey Murphy»[2].

La mayor virtud de la película es una fotografía contrastada y brillante, que otorga a los resultados una atmósfera muy aparente, que en nada delata el escaso presupuesto. El guion, por su parte, ofrece alguna idea interesante, como es el hecho de que una persona pueda introducirse en la regresión hipnótica de otra, y aparecer en el lugar que está «recordando», incentivando así, de algún modo, el viaje temporal. El viajero, por cierto, aparecerá en el pasado desnudo y en cuclillas, igual que en Terminator (The Terminator, 1984), de James Cameron.

Por lo demás, ofrece otra idea, esta por completo absurda: al variarse la predestinación de muerte de la protagonista, no reencarnará, sino que vivirá hasta la ancianidad y su alma dejará de existir; por lógica argumental, lo único que pasaría es que las reencarnaciones posteriores supondrían otras existencias distintas, al producirse en otro tiempo y, por tanto, en otro cuerpo. Una argucia de guion que repercute en la coherencia interna.

En todo caso, el libreto es notoriamente torpe, de una ingenuidad que roza el infantilismo, y el desarrollo, pese a la escasa duración de la cinta, se hace plúmbeo y pesado. El montaje enlaza las escenas con espesos encadenados, y no faltan los saltos de eje en la planificación, percibiéndose a las claras que la película fue rodada deprisa y corriendo sin excesivo esmero. Corman, pese a todo, se preocupa en ocasiones en componer planos de cierta fuerza compositiva (por ejemplo, las bailarinas-zombis que invoca Satán), y en determinados aspectos el film supone un precedente de otros del realizador, como pudieran ser El cuervo (The Raven, 1963) o La máscara de la Muerte Roja (The Mask of the Red Death, 1964), pero en blanco y negro y mucho más pobretona en todos los sentidos.

Los actores son mejores de la norma en las producciones Corman de esta época, resaltando entre ellos la voluptuosa y habitual Allison Hayes como la hermosa y malvada bruja Livia, o un breve cameo de Dick Miller como el leproso que asiste a la convención de Satán. Por último, resaltemos el golpe de efecto final, quebrado por Corman por un fallo de planificación.

 

Anecdotario

  • Título de rodaje: The Trance of Diana Love.
  • Título en Argentina, México y Perú: Los muertos vivos.
  • Filmada en seis días (otras fuentes dicen que diez), a partir del 26 de julio de 1956, con un presupuesto estimado de 70.000 dólares (o 75.000, según otras fuentes).
  • Los decorados fueron construidos todos dentro de un supermercado adaptado a tal fin.

  • Algunos exteriores se rodaron en un lugar llamado The Witch House en Beverly Hills.
  • Los «murciélagos» son sobrantes procedentes de It Conquered the World [tv: Conquistaron el mundo, 1956], también de Corman.
  • Estrenada en Estados Unidos —en programa doble con Voodoo Woman [tv/dvd: La mujer vudú, 1957], de Edward L. Cahn— el 15 de marzo de 1957, tras una premier en San Francisco el 14 de febrero. En España no se vio hasta un pase televisivo.

Carlos Díaz Maroto (Madrid. España)

 

CALIFICACIÓN: **

  • bodrio * mediocre ** interesante *** buena **** muy buena ***** obra maestra

 

[1] The Search of Bridey Murphy (1956), de Noel Langley, protagonizada por Teresa Wright, Louis Hayward y Nancy Gates.

[2] En 1952, un hombre de negocios e hipnotizador aficionado, Morey Bernstein, durante una fiesta puso en trance a un ama de casa llamada Virginia Tighe (1923-1995), quien en una supuesta regresión arguyó haber sido Bridey Murphy (1798-1864), una mujer irlandesa. Con toda la investigación subsiguiente, Bernstein publicó un libro —edición española: La búsqueda de Bridey Murphy; traduccion del inglés por Juan G. de Luaces. Barcelona: Planeta, 1961. Existe también edición por parte de Martínez Roca en 1978—, que supuso toda una sensación, y hasta provocó la composición de canciones.