Mientras el pescador Demetrios está faenando junto a su padre encuentran a una joven vagando a la deriva en una balsa y llamada Antillia. La acogen en su casa de un modesto pueblo griego, pero ella clama con soberbia que es una princesa y que habita en una isla poderosa más allá de las Columnas de Hércules, la Atlántida. Al final, conseguirá convencer a Demetrios para que la conduzca de regreso a su hogar.
Dirección: George Pal. Producción: George Pal Productions, Galaxy Productions para Metro-Goldwyn-Mayer (MGM). Productor: George Pal. Guion: Daniel Mainwaring, según la obra teatral de Sir Gerald Hargreaves. Fotografía: Harold E. Wellman. Música: Russell Garcia. Montaje: Ben Lewis. Dirección artística: George W. Davis, William Ferrari. FX: William Tuttle, John Truwe (maquillaje), A. Arnold Gillespie, Robert R. Hoag, Lee LeBlanc (efectos especiales), Wah Chang, Gene Warren (efectos visuales), Jim Danforth (stop-motion), Matthew Yuricich (pinturas matte). Intérpretes: Sal Ponti [acreditado como Anthony Hall] (Demetrios), Joyce Taylor (Antillia), John Dall (Zaren), William Smith [acreditado como Bill Smith] (capitán de la guardia), Edward Platt (Azor), Frank DeKova (Sonoy), Berry Kroeger (cirujano), Edgar Stehli (rey Kronas), Wolfe Barzell (Petros), Jay Novello (Xandros), Paul Frees (narrador / otras voces), Nestor Paiva (Megalos), Harry Fleer (gobernador de ciencia), I. Stanford Jolley (gobernador de ríos), Nina Borget, Chet Brandenburg, George Bruggeman, Alan Callow, Charles Cirillo, Phyllis Douglas, Dennis Durney, David Dyer, Daniel Elam, Ella Ethridge, Wesley Gale, George Golden, Marv Goux, Raven Grey Eagle, John Hart, Foster Hood, Jimmie Horan, Charles Horvath, Claire James, Roy Jenson, Bobby Johnson, Pete Kellett, Robert ‘Big Buck’ Maffei… Nacionalidad y año: Estados Unidos 1961. Duración y datos técnicos: 90 min. – Metrocolor – 1.85:1 – 35 mm.
La Atlántida fue un reino fabuloso descrito por vez primera por Platón en los diálogos Timeo y el Critias[1] (circa 350 a. C.). Platón insistió que se trataba de una historia verdadera, no un mito. Él la sitúa frente a las Columnas de Hércules, esto es, el estrecho de Gibraltar, y más grande que Libia y Asia juntas. En el Critias se menciona que los dioses deciden castigar a los atlantes por su soberbia, pero el texto se interrumpe antes de que se nombre la sanción, aunque se especula que ésta vino en forma de inundación o terremoto, destruyendo la isla. Autores de la antigüedad volvieron a plantear el «mito», en el Renacimiento fue recuperado por los humanistas y luego recobrado por los teosofistas. En 1869 Jules Verne lo menciona en su Veinte mil leguas de viaje submarino (Vingt mille lieues sous les mers), y en 1883 Ignatius Donnelly publica Atlantis: The Antediluvian World, ensayo que alcanzaría gran popularidad en su tiempo, si bien hoy día es más recordada la novela La Atlántida (L’Atlantide, 1919), de Pierre Benoît, aunque le antecede un poema escrito por Jacinto Verdaguer en 1877, La Atlántida (L’Atlàntida), que musicó Falla.
En la obra de Benoît, este sitúa la Atlántida, sin embargo, en medio del desierto del Sahara, y regido por Antinea, una sacerdotisa tan bella como desalmada, que transforma a sus amantes en estatuas de metal. Como puede apreciarse, el nombre de la reina, Antinea, es similar a la princesa de aquí, Antillia. Sin embargo, El continente perdido: La Atlántida (Atlantis: The Lost Continent, 1961) está basada en la obra teatral[2] Atalanta: A Story of Atlantis: A Fantasy with Music (1949), de Sir Gerald Hargreaves, una obra musical escrita por este político inglés, ambientada en la Atlántida y basada en el Critias de Platón, así como en la citada obra de Donnelly, entrelazando la caída de Troya con el hundimiento de la Atlántida.
Desde niño George Pal estaba fascinado por el mito de la Atlántida, que consideraba «una especie de mezcla de ciencia ficción y cuento de hadas». De hecho, desde que hacía cine la idea de adaptar esa leyenda le rondaba por la cabeza. Mientras trabajaba en la Paramount, su amigo Cecil B. DeMille le envió el libro de Hargreaves; el texto en sí no le gustó mucho, pero creía que contenía algunas ideas muy interesantes a partir de las cuales desarrollar una trama fílmica, por lo cual compró los derechos. Cuando fue con la idea a la productora, esta la rechazó.
Pal venía de dos grandes éxitos para la MGM con El pequeño gigante (Tom Thumb, 1958) y El tiempo en sus manos (The Time Machine, 1960), así pues se dirigió a la compañía con dos proyectos: una biografía de los hermanos Grimm y El continente perdido, y se los presentó a Sol Siegel. El biopic no le interesó, pero dio el visto bueno al proyecto sobre la Atlántida.
Todavía estaba trabajando sobre el guion cuando Pal recibió la orden de comenzar la producción. El cineasta arguyó que el proyecto aún no estaba listo, pero le dijeron que con lo que había era suficiente. Según Pal, el guionista era bueno[3], pero necesitaba más tiempo para hilvanar todo. Una vez iniciado el rodaje, la compañía se dio cuenta de su error, al que se sumó un presupuesto muy reducido. Los ejecutivos se presentaron ante Pal con ideas para meter como remiendos pero, como suele suceder, eran aún peores. Además, unas escenas fascinantes con hombres voladores dieron un resultado técnico pésimo, por lo cual hubo que eliminarlas.
Otros muchos errores se acumulan en esta película. Uno de los motivos por los cuales el proyecto fue aprobado fue por el enorme éxito que había conseguido en Estados Unidos la cinta italiana Hércules (Le fatiche di Ercole, 1958). En la época en que se rodó el presente film, se habían estrenado unos pocos péplums derivados del triunfo de la obra de Pietro Francisci, así su secuela Hércules y la reina de Lidia (Ercole e la regina di Lidia, 1959), obra del mismo director, y otros emanados de ahí como La venganza de Hércules (La vendetta di Ercole / La vengeance d’Hercule, 1960), de Vittorio Cottafavi, o Las aventuras de Hércules (Gli amori di Ercole / Les amours d’Hercule, 1960), de Carlo Ludovico Bragaglia. Sin embargo, el film de George Pal semeja muy parecido a posteriores cintas italianas de la temática, en lo bueno… y en lo malo.
Así, lo mejor habría que calibrarlo en la locura de su planteamiento, que traslada la cultura griega a la sociedad atlante, con ingenios científicos, hombres bestia directamente tomados de La isla del doctor Moreau (The Island of Doctor Moreau, 1895), de H. G. Wells, así como la catástrofe final. Incluso uno de los componentes originados por un presupuesto paupérrimo, como es una ambientación que introduce vestuario y otros elementos procedentes de diversas épocas, le otorga a ese mundo de la Atlántida un aire intemporal. Como dijo Pal: «¿Quién sabe?»
Pero los errores son manifiestos a lo largo de todo el film. Empezando por un protagonista imposible, el tal Anthony Hall, seudónimo bajo el que se ocultaba Sal Ponti (1935-1988), quien pese al nombre había nacido en Estados Unidos, y era sobrino de un mítico tenor. Esta es la única película que protagonizó, y se comprende. El resto de sus papeles corresponden a apariciones breves en un puñado de cintas y, sobre todo, roles de invitado en un montón de series. No cabe duda de que fue contratado por sus musculines, pero sus aptitudes dramáticas son nulas, a lo cual se suma una expresión alucinada en casi todo el film. El papel le venía grande, en suma, y eso que no exigía demasiado.
La trama, pese a lo atractivo sobre el papel, es un desbarajuste, y Pal se muestra extrañamente torpe en su plasmación. En especial, las escenas de acción, con la pelea entre Demetrios y el forzudo[4] en cabeza, un absoluto desastre de planificación y ejecución, que hubiera precisado planos más cortos y un montaje más rítmico para disimular la inusitada torpeza de los actores. La profusión de imágenes saqueadas de otras películas redunda en perjuicio del film, y son claramente identificables, aunque haga tiempo que no hayas revisado Quo Vadis, de lo cantosas que resultan. Y el maquillaje que el afamado Jack Dawn aplica a los hombres bestia parece algo hecho para un desfile de carnaval.
Para quien viera el film de niño puede que, revisado hoy en día, produzca cierta simpatía y añoranza, pero lo cierto es que puede que la presente sea la peor película de George Pal, e incluso el resto del reparto, bastante solvente, se ve algo incómodo dentro de sus ropajes de época, incluido Edward Platt, quien es el que mejor está, en especial por el apabullante uso que hace de su voz. Pero El continente perdido – La Atlántida es una cinta de aventuras fantásticas con elementos de ciencia ficción muy roma en sus resultados a todos los niveles. Incluidos, sí, los efectos especiales, donde solo destaca el verniano submarino del inicio.
Anecdotario
- Título español en DVD: Atlántida – El continente perdido.
- Títulos en Argentina: Atlántida, el continente perdido (cines) / El continente perdido, la Atlántida (TV). Título en Chile: La Atlántida. Título en México: Atlántida, el continente perdido.
- El rodaje comenzó el 13 de junio de 1960, en los Metro-Goldwyn-Mayer Studios, en Culver City, California, así como en Santa Catalina Island, Channel Islands, California.
- Uno de los factores que llevaron a MGM a dar luz verde a esta producción fue el reciente éxito del estreno en Estados Unidos de Hércules (Le fatiche di Ercole, 1958), de Pietro Francisci.
- En un principio se eligió a un actor italiano, Fabrizio Mioni (Jasón en el film de Francisci), para el papel protagonista, pero su visado de trabajo caducó. Se hicieron pruebas con otros actores, entre ellos William Shatner y Richard Chamberlain. La protagonista, Joyce Taylor, prefería a Chamberlain, pero fue presionada para que recomendara a Anthony Hall.
- El hijo de George Pal, Peter, tiene aquí un pequeño papel como esclavo.
- En esta película se utilizan planos de Quo Vadis (Quo Vadis, Mervyn LeRoy, [Anthony Mann], 1951) y Cuando ruge la marabunta (The Naked Jungle, Byron Haskin, 1954).
- Russell García, autor de la banda sonora, recicló temas de El tiempo en sus manos (The Time Machine, G. Pal, 1960).
- La erupción del volcán son planos de archivo (que Pal repitió en El tiempo en sus manos). Y juraría que algunos planos de multitudes durante la erupción proceden de alguna otra película.
- La gran estatua del templo es de El hijo pródigo (The Prodigal, Richard Thorpe, 1955). Otros decorados proceden de diversas películas más.
- Además de tomar prestado material de otras películas y de utilizar decorados de otras épocas, la cinta incluye cristalería de laboratorio muy moderna, telones de vodevil y trajes de distintas épocas y géneros.
- El barco pesquero de Demetrio tiene lo que parece un farol del siglo XVII colgado de la jarcia. En esta época la gente utilizaba lámparas de aceite de cerámica para alumbrarse.
- En el montaje inicial de la película aparecían hombres en aparejos voladores inspirados en Da Vinci. Esta secuencia se cortó debido a la mala calidad de los efectos especiales y a las reacciones negativas del público en el preestreno.
- Fue adaptada al cómic en el nº 1188 de Four Color, de la editorial Dell (mayo de 1961).
- Estrenada en Estados Unidos el 3 de mayo de 1961 y en España el 3 de marzo de 1975.
Carlos Díaz Maroto (Madrid. España)
CALIFICACIÓN: *½
- bodrio * mediocre ** interesante *** buena **** muy buena ***** obra maestra
[1] Véase Platón: Diálogos. Volumen VI: Filebo. Timeo. Critias; traducción, introducción y notas a cargo de Mª Ángeles Durán y Francisco Lisi. Madrid: Editorial Gredos, 2003.
[2] No hay constancia de que fuera representada, aunque existe edición en forma de libro.
[3] Y así era. Daniel Mainwaring trabajó en películas tan interesantes como Retorno al pasado (Out of the Past, Jacques Tourneur, 1947), The Hitch-Hiker [tv/dvd: El autoestopista, Ida Lupino, 1953], El imperio del terror (The Phenix City Story, Phil Karlson, 1955), La invasión de los ladrones de cuerpos (Invasion of the Body Snatchers, Don Siegel, 1956)…
[4] Interpretado por Robert ‘Big Buck’ Maffei (1930-1982), que medía 2,16 metros de altura. Por supuesto, su carrera se vio supeditada a sus características físicas, con apariciones en series como Bonanza, Cheyenne, Perdidos en el espacio o Star Trek —donde dio vida al antropoide de Taurus II en el capítulo «The Galileo Seven»―.