El año es 1645. Matthew Hopkins, junto a su ayudante John Stearne, viaja por la región de Anglia Oriental, en Inglaterra, yendo a donde se le requiera para investigar acusaciones de brujería. En la localidad de Brandeston vive John Lowes, el sacerdote del lugar, que se ha ganado enemigos, por lo cual estos han llamado a Hopkins para acusarle de rendir culto al diablo. Lowes tiene una sobrina, Sara, prometida a Richard Marshall, un joven que sirve en el ejército. Mientras él está en el frente, Hopkins perpetra sus acciones contra los Lowes.

Dirección: Michael Reeves. Producción: Tigon British Film Productions, American International Pictures (AIP). Productores: Louis M. Heyward, Arnold L. Miller, Philip Waddilove. Productores delegados: Tony Tenser, [Samuel Z. Arkoff, James H. Nicholson, sin acreditar]. Guion: Tom Baker, Michael Reeves, con escenas adicionales de Louis M. Heyward, basado en la novela de Ronald Bassett [y en el poema «The Conqueror Worm» de Edgar Allan Poe]. Fotografía: John Coquillon. Música: Paul Ferris [y Kenneth V. Jones, sin acreditar] (montaje inglés); Kendall Schmidt (montaje americano). Montaje: Howard Lanning. Dirección artística: Jim Morahan. FX: Roger Dicken (efectos especiales). Intérpretes: Vincent Price (Matthew Hopkins), Ian Ogilvy (Richard Marshall), Rupert Davies (John Lowes), Hilary Heath [acreditada como Hilary Dwyer] (Sara), Robert Russell (John Stearne), Nicky Henson (soldado Swallow), Patrick Wymark (Cromwell), Tony Selby (Salter), Michael Beint (capitán Gordon), Bernard Kay (pescador), Beaufoy Milton (sacerdote), John Trenaman (soldado Harcourt), Bill Maxwell (Gifford), Peter Thomas (Farrier), Maggie Kimberly (Elizabeth), Dennis Thorne, Ann Tirard, Gillian Aldam, Hira Talfrey, Jack Lynn, Michael Segal, David Webb, Sally Douglas, Edward Palmer, Lee Peters, Peter Haigh, Godfrey James, Margaret Nolan, Philip Waddilove, Toby Lenon, Paul Ferris, David Lyell, Alf Joint, Martin Terry, Derek Ware… Nacionalidad y año: Reino Unido 1968. Duración y datos técnicos: 86 min. – Eastmancolor – 1.85:1 – 35 mm.

 

Matthew Hopkins (ca. 1620-1647) fue un cazador de brujas inglés, hijo de un ministro puritano, y que fue muy activo en los únicos tres años en que ejerció esa labor, entre 1644 y 1647. Según el historiador Malcolm Gaskill, Matthew Hopkins «sigue vivo como antihéroe y hombre del saco, completamente etéreo, infinitamente maleable»[1]; y en palabras del también historiador Rossell Hope Robbins, Hopkins «adquirió una reputación maligna que en épocas posteriores hizo que su nombre fuera sinónimo de testaferro o delator pagado por las autoridades para cometer perjurio»[2].

Su figura ha alcanzado perfiles «míticos», desde una óptica negativa, en el imaginario popular inglés, y es citado en canciones, y aparece en películas, series de televisión y obras literarias[3]. En este último aspecto, Terry Pratchett y Neil Gaiman lo parodian, por medio del personaje de Newton Pulsifer, en Good Omens (1990), y la novela juvenil Burned: A Daughters of Salem Novel (2023), de Kellie O’Neill, ofrece a un grupo de cazadores de brujas actuales descendientes de Hopkins. La novela Witchfinder General (1966), de Ronald Bassett, es una biografía ficcionada en tono de relato de terror, y es la que sirvió de base para la película Witchfinder General / The Conqueror Worm (1968).

Un grabado representando a Matthew Hopkins

El productor británico Tony Tenser tenía mala fama entre la crítica seria por las películas baratas que solía hacer. Cuando trabajaba como publicista para Miracle Films, acuñó el término «gatita sexy» para Brigitte Bardot cuando en el Reino Unido se distribuyó su film La luz de enfrente (La lumière d’en face, Georges Lacombe, 1955), y cuando fundó Compton Cameo Films, junto a Michael Klinger, su primera película fue Naked as Nature Intended (George Harrison Marks, 1961), de temática nudista. Se ganaron cierto respeto cuando constituyeron Compton Group, destinado a hacer un cine «más serio», y produjeron dos joyas de Roman Polanski, Repulsión (Repulsion, 1965) y Callejón sin salida (Cul-de-sac, 1966). En 1966 Tenser abandonó la compañía y creó la famosa Tigon British Film Productions, una de las rivales para la Hammer dentro del cine de terror británico.

La novela

Witchfinder General fue una de las películas más caras de la Tigon. Y es por ello que se asociaron con la compañía norteamericana AIP. A efectos legales, la cinta es británica, pero la AIP puso dinero y se ocupó de la distribución en Estados Unidos, aparte de imponer ciertas condiciones. Una de ellas no supuso la del director, que fue el joven Michael Reeves. Este acababa de hacer para la Tigon Los brujos (The Sorcerers, 1967), protagonizada nada menos que por Boris Karloff, y Tenser acogió el film con entusiasmo. Así pues, le pasó el proyecto de Witchfinder General, pues había adquirido los derechos mientras leía las galeradas del libro.

Reeves volvió a contactar con su amigo de la infancia Tom Baker[4], con quien ya había escrito Los brujos, y comenzaron a trabajar en el guion de esta nueva película. La idea era tener todo listo para septiembre, y empezar a rodar, por tanto pergeñaron una historia, con Donald Pleasence en cabeza para el papel principal, con la idea de que diera vida a un personaje «patético y afeminado». Sin embargo, cuando la AIP entró en producción, la compañía fijó que el protagonista había de ser Vincent Price, a quien tenían bajo contrato. Por consiguiente, hubieron de reescribir el papel; ese enfoque no era adecuado para Price, así que lo redefinieron como «imponente y amenazador». Reeves nunca estuvo a gusto con la contratación de Price para el papel, y la relación entre ambos fue tensa a lo largo del rodaje, empeorando paulatinamente[5].

Por otro lado, dado que la AIP había tenido un gran éxito con el ciclo sobre adaptaciones de Edgar Allan Poe protagonizado casi en su integridad por Vincent Price, decidió añadir la presente a esa serie. Todas esas películas habían sido dirigidas por Roger Corman, y aquí, pues, se iniciaría un segundo ciclo AIP/Poe, con todo lo relativo que ello era, tal como, igualmente, sucedió antes en algún que otro caso. Por tanto, Witchfinder General pasó a llamarse en los Estados Unidos The Conqueror Worm, que era el título de un poema de Poe que aparece dentro del cuento «La caída de la Casa Usher», y del que se ofrecen al inicio y al final del film unos versos, que son tan ambiguos que pueden servir tanto para esta película como para cualquier otra.

Pasando a esta en sí, se trata de una pieza histórica con un leve matiz de terror. Aunque, por lo que he averiguado, no respeta con fidelidad lo (poco) que se sabe respecto a Matthew Hopkins, busca crear una reconstrucción de época con cierta veracidad, aunque, pese a lo dicho con anterioridad respecto a que fue el film más costoso de la Tigon, se percibe una obvia limitación presupuestaria. Ello, por ejemplo, se percibe en el hecho de que, pese a que uno de sus personajes principales está en el ejército, y la acción se desarrolla durante la revolución inglesa entre realistas y parlamentarios, no se vea a lo largo de la película batalla alguna. Claro que eso proporciona una excelente escena: cuando el grupo en el que lucha Richard Marshall sale al encuentro del enemigo, el capitán deja a este al cuidado de los caballos, por lo cual asistimos al enfrentamiento desde la perspectiva de este, contemplando con temor los bosques sin saber muy bien qué sucede.

Esta forma llamémosla esquinada de abordar determinados elementos se produce también en lo que respecta a las torturas que se perpetran contra los acusados y, sobre todo, acusadas de brujería. Otras películas posteriores, surgidas a raíz del éxito de esta, resultaban más explícitas en ese sentido, si bien la presente, en su día, se consideró «inusualmente sádica». Sin embargo, pese a que los planos de torturas son escasos y poco explícitos, ofrecen una credibilidad atosigante, y resultan bastante incómodas de presenciar. Ello es debido al modo en que Reeves lo rueda, otorgándoles a las imágenes una inmediatez y credibilidad impresionantes. Por el contrario, el momento final es tremendo, muy explícito, sin duda para confirmar la idea que tenía el director en mente, que era mostrar la inclemencia de Matthew Hopkins, un individuo desalmado que solo se movía por el interés, y cuyas acciones pueden arrastrar a la locura a cualquier persona racional.

Sin embargo, la «culpa» no se extiende solo al personaje principal de Hopkins, puesto que a lo largo de la trama vamos percibiendo que casi todos los que confluyen en la trama están movidos por intereses egoístas, cuyas acciones van en exclusiva en beneficio propio y en perjuicio de los demás. Diríase que las únicas almas nobles que aparecen en el film son, por un lado, el padre John Lowes, acusado de brujo por enfrentamientos con el vecindario, y acto que será el desencadenante de todo. Y, por otro, la pareja formada por Richard y Sara. Estos son casi figuras alegóricas, representaciones idealizadas de la nobleza, movidos ambos por el amor. Es el amor hacia su tío por el cual Sara se entregará a Hopkins, en la esperanza que ese acto le haga olvidarse de la acusación. Una vez se ha «mancillado», Richard sin embargo no la repudiará, y de inmediato le dirá que se casen.

Por lo demás, resulta bastante peculiar la relación que mantienen John Hopkins y John Stearne. Bastante ficcionada con respecto a como fue en realidad, parece ser, en un inicio Hopkins comenzó como ayudante de Stearne, para luego devenir en «socios». Aquí, ambos son colegas que trabajan juntos, viajando por la región para juzgar, según sus muy peculiares criterios, a quienes son acusados de brujería. Parecen actuar como iguales: Hopkins se ocupa de las acusaciones «legales», y Stearne de extraer las confesiones de culpabilidad por medio de la tortura. Pero la relación de uno con el otro se centra en exclusiva por el interés, y ambos se profesan un controlado desprecio y desconfianza, si bien se necesitan mutuamente. Si alguno ve que, llegado el momento, puede traicionar al otro sin perjudicarse, no lo dudará un instante.

En un momento de la trama, John Hopkins, ante la ausencia de su colega, desarrolla un nuevo método para ajusticiar a una bruja: la hace atar en lo alto de una escalera y arroja poco a poco esta sobre una hoguera. Ignoro si este método lo creó en verdad él, y si lo mencionaba en su libro The Discovery of Witches (1647), y Michael Reeves lo rescataría de ahí, o bien, siendo un gran cinéfilo como era, se trataría de un guiño a una de las obras maestras de la materia, Dies irae (Vredens dag, 1943), de Carl Theodor Dreyer, donde hay una ejecución igual. Esto último podría ser confirmado por el hecho de que, hacia el final, cuando se llevan a Richard y Sara detenidos, son filmados en un bellísimo contraluz lejano mientras ascienden una colina, en un plano muy similar a uno de los más famosos de El séptimo sello (Det sjunde inseglet, 1957), de Ingmar Bergman.

La atractiva fotografía de John Coquillon, violentada por abruptos rojos, se ve algo afeada por el característico estilo de la época, con constantes zooms que economizan una planificación que necesitaría travellings para reforzar algunas situaciones. Es un estilema propio de aquellos tiempos, que para algunos pueden resultar entrañables, pero que otorgan un aire algo deslucido al trabajo de un narrador que se percibe con una mirada fresca y con capacidad para contar. Es una lástima que su prematura muerte truncara una prometedor carrera.

 

Anecdotario

  • Título alternativo en el Reino Unido: Matthew Hopkins: Witchfinder General.
  • Títulos en Estados Unidos: Witchfinder General / Edgar Allan Poe’s The Conqueror Worm / Edgar Allan Poe’s Witchfinder General / Matthew Hopkins: Conqueror Worm / The Conqueror Worm.
  • Título en Argentina: Cuando arden las brujas. Título en Chile, México: Cuando las brujas arden.
  • El rodaje ocupó entre el 17 de septiembre y el 13 de noviembre de 1967.
  • Presupuesto estimado: 175.000 dólares.
  • Vincent Price consideraba su interpretación como la mejor de su carrera en el cine de terror.
  • Para la edición en vídeo en Estados Unidos la música original fue reemplazada por otra compuesta por Kendall Schmidt.

  • La versión estrenada en el Reino Unido amputa unos pocos minutos. Y la versión estrenada en Estados Unidos añade en off nuevas alocuciones de Matthew Hopkins, amén de reemplazar la música original.
  • Aparte de todo esto, en su día se estrenaron dos versiones para Europa: la inglesa, con diversos cortes en las escenas de torturas y en el final, y para el resto de Europa, que aparte de incluir esos planos amputados, añadía tomas alternativas de las imágenes en las tabernas, con mujeres exhibiendo los pechos desnudos.
  • Se está rodando un remake, con el escueto título de Witchfinder, por parte de John Hillcoat (La carretera).
  • Estrenada en Estados Unidos el 15 de mayo de 1968 y en el Reino Unido el 19 de mayo de 1968. En España no tuvo estreno, pero se editó en varias ocasiones en formato vídeo; así, con el surrealista título El general Witchfinder fue editada por PIV (Productora Internacional del Vídeo) en 1984, seguida de otras ediciones. En DVD se editó como El general Witchfinder por CWP en 2009 y como Cuando las brujas arden por editora sin identificar en 2015. En Blu-ray ha aparecido como El inquisidor por parte de Llamentol en 2015.

 

Bibliografía

Witch-Finder General; por Ronald Bassett. Londres: Herbert Jenkins Ltd, 1966. Inédita en España.

«El gusano conquistador». En Poesía completa: edición bilingüe; por Edgar Allan Poe; traducción de Gustavo Falaquera y María Cóndor. Madrid: Hiperión, 2000. Colección: poesía Hiperión; nº 370.

Carlos Díaz Maroto (Madrid. España)

 

CALIFICACIÓN: ****

  • bodrio * mediocre ** interesante *** buena **** muy buena ***** obra maestra

 

[1] Gaskill, Malcolm: Witchfinders: A Seventeenth-Century English Tragedy. Londres: John Murray, 2005; pág. 283.

[2] Robbins, Rossell Hope: The Encyclopedia of Witchcraft and Demonology. Nueva York: Peter Nevill, 1959; pág. 248.

[3] Para una aproximación a la figura véase: Gaskill, Malcolm: The Matthew Hopkins Trials. Londres: Pickering and Chatto, 2003.

[4] No confundir con el mítico actor de igual nombre, y que sería uno de los Doctor Who a lo largo de la existencia de esa serie.

[5] Sin embargo, Reeves decidió volver a contar con Price para su siguiente film, The Oblong Box [tv/dvd: La caja oblonga; vd: El ataúd, 1969], cuyo rodaje no pudo enfrentar, al morir de una sobredosis de píldoras para dormir, pasando a manos de Gordon Hessler.