El barón Frankenstein va a ser ajusticiado en la guillotina, pero compinchado con el verdugo, a quien decapitan es al cura. Así las cosas, el doctor escapa y, tres años después, está instalado de incógnito en un pueblo cercano, Carlsbruck, con una exitosa clínica donde atiende a ricos y a pobres. El consejo médico de la ciudad, celoso de su triunfo profesional, intenta invitarlo para unirlo a sus filas, pero él lo rechaza. Sin embargo, uno de los miembros del consejo, el doctor Kleve, lo ha reconocido…

Dirección: Terence Fisher. Producción: Hammer Films para Columbia Pictures Corporation. Productor: Anthony Hinds. Productor delegado: Michael Carreras. Productor asociado: Anthony Nelson Keys. Guion: Jimmy Sangster, con diálogos adicionales de Hurford Janes [i. e. George Baxt]. Fotografía: Jack Asher. Música: Leonard Salzedo. Montaje: Alfred Cox. Diseño de producción: Bernard Robinson. FX: Philip Leakey (maquillaje). Intérpretes: Peter Cushing (doctor Victor Stein / Frankenstein), Francis Matthews (doctor Hans Kleve), Eunice Gayson (Margaret Conrad), Michael Gwynn (Karl), John Welsh (Bergman), Lionel Jeffries (Fritz), Oscar Quitak (enano), Richard Wordsworth (paciente), Charles Lloyd Pack (president), John Stuart (inspector), Arnold Diamond (Molke), Marjorie Gresley [acreditada como Margery Gresley] (condesa Barscynska), Anna Walmsley (Vera Barscynska), George Woodbridge (porter), Michael Ripper (Kurt), Ian Whittaker (chico), Avril Leslie (chica), Eugene Leahy (Kleine), Michael Mulcaster (Harry el tatuado), Julia Nelson (Inga), Robert Brooks Turner (Joseph, el novio), Ernest Blyth, Gordon Boyd, Jimmy Charters, Alex Gallier, John Gayford, Charles Gilliard, George Hirste, Raymond Hodge, Gerald Lawson, Jack May, George Spence, John Tatham, Freddie Watts, Middleton Woods… Nacionalidad y año: Reino Unido 1958. Duración y datos técnicos: 90 min. – Technicolor – 1.66:1 – 35 mm.

 

La maldición de Frankenstein (The Curse of Frankenstein, 1957) se saldó con un gran éxito financiero, así pues la lógica indicaba efectuar una secuela, la cual llegó por medio de The Revenge of Frankenstein [tv/dvd/bd: La venganza de Frankenstein, 1958], a cuyo cargo se puso al mismo director de la anterior, Terence Fisher. En el film previo, los minutos finales mostraban al barón (Peter Cushing) siendo conducido a la guillotina por una escolta y un sacerdote. The Revenge of Frankenstein comienza de nuevo en esos mismos instantes, aunque con una leve diferencia: solo lo acompañan el sacerdote y un adepto lisiado del barón. Concordados con el verdugo, este ejecuta al cura y el científico escapa. Resulta, en verdad, sorprendente, que en un evento de esas características no hubiera vigilancia ni cargos públicos para dar constancia del hecho; aunque, en otro orden de cosas, sin duda representa un gran acto revulsivo el hecho de ejecutar al ministro del Señor.

 

Después, tenemos a Victor Frankenstein (de nuevo Cushing) establecido en una nueva ciudad, Carlsbruck. Han pasado tres años, y ahora está felizmente establecido. Atiende en su clínica privada a los ricos, a los que trata de sus hipocondrías y alguna otra enfermedad absurda; también tiene un pequeño hospital donde atiende de forma gratuita a los pobres. Ese supuesto altruismo, en realidad, tiene un objetivo claro: nadie se preocupa de los sintecho, y puede hacer uso de ellos a su antojo, amputándoles cuando lo ve necesario para proveerse de piezas destinadas a sus nuevos experimentos, mientras que a los diletantes ricos los explota en busca del beneficio pecuniario.

Claro que ese cinismo no le exclusivo (tal como acontecía en la entrega anterior): el mismo consejo científico que viene a invitarlo a incorporarse en sus filas lo rechazó inicialmente, y cuando ve que tiene éxito profesional lo desean en su grupo para atraer hipotéticos beneficios; uno de los médicos que acuden a esa invitación, Hans Kleve, cuando lo reconoce lo chantajea, pidiendo ser su ayudante y así ampliar conocimientos científicos, y no siente escrúpulos ante las actividades ilícitas del barón; el empleado del hospital que se dedica a barrer y hacer pequeñas tareas es un cínico que, cuando comprueba que algo extraño sucede, se dedica a malmeter con el fin de buscar beneficios propios. Solo el personaje de la muchacha, Margaret, parece tener sentimientos nobles, pero, sencillamente, es tonta.

En ese ambiente, pues, de decadencia moral, el doctor Frankenstein se siente a sus anchas y, en cierta manera, es el más sincero, el más honesto de todos. El sirviente que le ayudó a escapar de la guillotina, Karl, sufre diversas taras físicas, pero su cerebro es ágil, por lo cual se lo ha cedido al científico para que lo trasplante a un nuevo cuerpo, sano y robusto. Al doctor no le preocupa que un chimpancé con el cual ya practicó esa técnica despertara con apetitos caníbales, y juzga que, con un mayor reposo, con el fin de asentar el nuevo cerebro, será suficiente.

Cuando Karl despierta en su nuevo cuerpo siente curiosidad ante este, pero no se muestra satisfecho cuando descubre que Frankenstein tiene planes para con él que no le son gratos. Escapa, y pronto los apetitos caníbales se avivan en él. En todo ese proceso, Frankenstein no exhibe la más mínima compasión por los sentimientos de Karl, como de hecho no los muestra por ningún otro personaje, y simplemente se aprovecha de ellos para sus fines propios. Al principio del film ha clamado que se vengará, y esa venganza consiste no en otra cosa que reiniciar sus experimentos y efectuar esos actos impíos que van en contra de la moral de una sociedad que, como puede comprobarse, también carece de moral.

Jimmy Sangster crea un guion potente, intenso, circunscrito a muy pocos escenarios, por donde desplaza a unos personajes que se cruzan entre sí, mostrando todos ellos su podredumbre moral. No hay elementos positivos, puesto que el «galán» de la historia es un arribista, arrimado a Frankenstein por intereses propios; ni siquiera la «chica» de la película le interesa, y no hay historia de amor en el sentido tradicional. Solamente Karl, el sirviente deforme de Frankenstein, sentirá algo hacia ella, sentimiento que prevalecerá cuando cambie de cuerpo, y que lo impulsará a ir a su encuentro.

Fisher dirige la historia con una elegancia teñida de tenebrosidad, a lo cual ayuda la fotografía obra del habitual Jack Asher. Y, en cierto sentido, este film supone un precedente al título último de la saga, Frankenstein and the Monster from Hell [tv/vd/dvd: Frankenstein y el monstruo del infierno, 1974]: si aquí tenemos ese hospital para indigentes desagradecidos, allí tendremos un hospital psiquiátrico, lugares ambos que Frankenstein tomará como refugio para lograr sus fines. Y también el personaje de Karl, «enfundado» en su nuevo cuerpo, semeja un antecedente al profesor Richter de El cerebro de Frankenstein (Frankenstein Must Be Destroyed, 1969): ambos observarán en el espejo un rostro que no reconocen, aunque las reacciones de ambos personajes serán muy distintas.

El tono claustrofóbico que sofoca el film en su casi totalidad se ve quebrado en dos instantes: por un lado, el episodio del asesinato, cuando una muchacha —que abandona al chico pánfilo que no se entera de sus insinuaciones— encuentra la muerte en manos de la criatura; y la mansión que habita Margaret con su tía, donde la caballeriza sirve de refugio para Hans. Este último lugar es un estallido de color, con la dorada paja, que contrasta con los tonos ocres y mortecinos del resto de la película, que casi transmite de ese modo la mortandad que sirve de referente narrativo.

En el ciclo Hammer la criatura siempre ocupó un segundo lugar, con respecto al científico, pero a veces la dimensión de aquélla se intensificaba. Aquí tenemos a Karl, definido como «enano» en los créditos, cuando no lo es en absoluto[1]: es jorobado y, además, tiene una mitad del cuerpo paralizado[2]. Es inteligente, una buena ayuda para el profesor, y además se expresa con una voz cultivada y agradable. Desprecia su cuerpo deforme, y quiere que Frankenstein aloje su cerebro en un cuerpo bien proporcionado. La operación, en principio, sale bien, pero cuando un portero lo descubre, lo golpea y daña el cerebro, haciendo florecer de esa manera los impulsos caníbales que también había experimentado un chimpancé (con cerebro de orangután) que el profesor utilizó con anterioridad. E, indefectiblemente, una degradación física se irá produciendo en el nuevo cuerpo de Karl. A lo largo del ciclo, una criatura con tal complejidad se dará otra vez en la citada El cerebro…

Al final, por supuesto, todo se precipita. Pero el barón, inteligente y previsor, se ha preparado una vía de escape: otro cuerpo. Ese cuerpo dispone de un rostro muy similar al suyo. De todas maneras, al igual que Karl, cuyas características iniciales se van reflejando en el nuevo cuerpo, lo mismo sucederá con el doctor, de ahí que en los minutos finales muestre el mismo rostro que ya le conocíamos, disimulado levemente por un muy poco estético bigote. Si a lo largo de toda la película Frankenstein ha disimulado su nombre bajo el nuevo apelativo de doctor Stein, ahora, establecido en Londres, adopta el de doctor Franck. Da lo mismo: sigue siendo el mismo. Y seguirá de nuevo con sus mismos planes, al tiempo que el creador deviene en el ser creado.

 

Anecdotario

  • Títulos de rodaje: Blood of Frankenstein / I Frankenstein.
  • Título en Argentina, Chile, México y Uruguay: La revancha de Frankenstein. Título en Venezuela: La venganza de Frankenstein.
  • El rodaje tuvo lugar entre el 6 de enero y 4 de marzo de 1958.
  • La BBFC exigió que se hicieran recortes en la versión original británica para eliminar las imágenes de un cerebro metido en un frasco y, según su sitio web, la película fue efectivamente recortada. Sin embargo, todas las versiones de esta película contienen la imagen, incluida la versión en vídeo de 1986 y en la versión condensada en Super 8mm de Columbia.
  • El autor de los diálogos adicionales, Hurford Janes, en realidad era George Baxt, quien a veces era requerido para «americanizar» los filmes Hammer.
  • En 1958, el crítico del Daily Telegraph quedó tan horrorizado por lo que vio en pantalla que sugirió a la BBFC que creara una nueva categoría especial para la película: «Solo para sádicos».
  • La película se ambienta entre 1860 y 1863.

  • Según cuenta Peter Cushing en sus memorias, la chimpancé que se utilizó para la película se encariñó con el actor. Todas las mañanas, antes del trabajo, le saludaba con un beso.
  • Según contó Francis Matthews, el cerebro que se utilizó para las escenas de laboratorio se extrajo de una oveja. Sin embargo, alguien en el plató olvidó guardarlo en la nevera durante la noche y el olor a la mañana siguiente era espantoso.
  • Se reutilizaron varios decorados de Drácula (Dracula, T. Fisher, 1958), que se rodó inmediatamente antes de la presente.
  • Primera aparición de Michael Ripper en una película de terror de la Hammer.
  • Segunda película de la saga Hammer de Frankenstein. Le siguió The Evil of Frankenstein [dvd/tv/bd: La maldad de Frankenstein, Freddie Francis, 1964] [aparte del telefilm Tales of Frankenstein (Curt Siodmak, 1958), piloto de una serie no continuada]. El fracaso comercial de la presente fue el motivo de tan largo retraso.
  • Estrenada en el Reino Unido el 27 de agosto de 1958. En España quedó inédita en cines, viéndose por vez primera en nuestro país vía televisión, el domingo 3 de septiembre de 1974, en un ciclo dedicado a Frankenstein (después de anunciarse La maldición de Frankenstein, y emitirse esta en su lugar). Más tarde se ha editado en DVD, por parte de Cinema International Media en 2012.

 

Carlos Díaz Maroto (Madrid. España)

 

CALIFICACIÓN: ****

  • bodrio * mediocre ** interesante *** buena **** muy buena ***** obra maestra

 

[1] El actor que encarna a Karl, Oscar Quitak, medía 1,70 metros y, como decimos, se le define como enano. Sin embargo, la criatura sin nombre que, finalmente, recibe el cerebro, es llamada Karl en los créditos.

[2] Como después sucederá con Christine en Frankenstein Created Woman [tv/dvd/bd: Frankenstein creó a la mujer, T. Fisher, 1967].