El doctor Frankenstein regresa a su pueblo natal para continuar sus investigaciones experimentales y revive a su antigua criatura auxiliado por su ayudante Hans, pero el monstruo no dispone de un control mental total. El científico requerirá la ayuda de un hipnotizador de feria, pero este procurará dominar al ser para sus propios fines.

Dirección: Freddie Francis. Producción: Hammer Films para Rank Film Distributors, Universal Pictures. Productor: Anthony Hinds. Guion: Anthony Hinds [acreditado como John Elder], [según un argumento de Peter Bryan, sin acreditar]. Fotografía: John Wilcox. Música: Don Banks. Montaje: Chris Barnes. Dirección artística: Don Mingaye. FX: Roy Ashton (maquillaje), Les Bowie (efectos especiales), Peter Melrose (pinturas matte, diseño y construcción de miniaturas). Intérpretes: Peter Cushing (barón Frankenstein), Peter Woodthorpe (Zoltan, el hipnotizador), Duncan Lamont (jefe de policía), Sandor Elès (Hans), Katy Wild (mendiga muda), David Hutcheson (burgomaestre), James Maxwell (sacerdote), Howard Goorney (borracho), Anthony Blackshaw (policía), David Conville (policía), Caron Gardner (esposa del burgomaestre), Kiwi Kingston (la criatura), Tony Arpino, Timothy Bateson, Jim Brady, Robert Flynn, Frank Forsyth, James Garfield, Patrick Halpin, Patrick Horgan, Kenneth Kove, Derek Martin, Anthony Poole, Michelle Scott, Alister Williamson, Fred Wood… Nacionalidad y año: Reino Unido 1964. Duración y datos técnicos: 84 min. – color – 1.85:1 – Eastmancolor – 35 mm.

 

Tercera película del ciclo sobre Frankenstein de la Hammer, después de The Revenge of Frankenstein [tv/dvd/bd: La venganza de Frankenstein, Terence Fisher, 1958], se estrenaría tras la cinta de aventuras (con toque ucrónicos) The Devil-Ship Pirates [tv/dvd: Los piratas del Diablo, Don Sharp, 1964] y antes de la obra maestra La Gorgona [vd/dvd: La leyenda de Vandorf; tv: La Medusa] (The Gorgon, Terence Fisher, 1964). Recordemos que The Revenge… terminaba con Frankenstein llegando a Londres y asumiendo la identidad de doctor Franck. Aquí, sin embargo, nuestro personaje regresa al ambiente centroeuropeo, en Suiza o Austria, y tras el arranque decide regresar a su población natal, Karlstaad, para recuperar su castillo y proseguir las investigaciones.

En realidad, la trama original de The Evil of Frankenstein [dvd/tv/bd: La maldad de Frankenstein, 1964] partía de un guion que desarrolló Cyril Kersh y que remitió a la productora en mayo de 1958 con destino a la serie de televisión Tales of Frankenstein, que al final no se llegó a efectuar[1], y de la cual solo se rodó el episodio piloto[2]. Ahora, Anthony Hinds retomó esa sinopsis y, con su seudónimo habitual en esa labor como John Elder, elaboró el libreto de esta película. Dado que el episodio de la serie solo había de durar media hora, se comprende cómo, al final, esta historia divaga tanto y narra tan poco. Esta aportación al ciclo, por lo demás, tenía distribución en Estados Unidos por parte de la Universal, por lo cual la prohibición previa de utilizar elementos de la serie de esa productora aquí no necesitaba ser ejercida. De ahí que el aspecto de la criatura, hasta cierto punto, rememore un tanto al maquillaje de Boris Karloff (en tosco), y aproveche elementos argumentales de ese ciclo[3].

Como realizador tenemos aquí a un también (y magistral) director de fotografía, Freddie Francis. Su debut en este campo lo había hecho con una comedia que él no valoraba mucho, Two and Two Make Six (1962), y a continuación se puso al frente de la curiosa Venganza [tv: El cerebro] (The Brain / Ein Toter sucht seinen Mörder, 1962) y luego rodó escenas adicionales para The Day of the Triffids [vd/tv: La semilla del espacio, 1963], de Steve Sekely. Al fin, comenzó para la Hammer con El alucinante mundo de los Ashby (Paranoiac, 1963). A posteriori, Francis declararía que no tenía especial interés en el género gótico, y si hizo estas películas fue por su amistad con Anthony Hinds.

Por supuesto, los antecedentes profesionales de Francis (labor, con todo, en la cual seguiría de forma paralela junto a su carrera como director) se perciben en esta película, y en el aspecto visual The Evil of Frankenstein es espléndida, con una textura cromática arrolladora, donde el laboratorio se muestra lleno de frascos de colores naranjas y verdes, y la luz de los relámpagos confiere una prestancia apabullante a las imágenes. Es una lástima que, sin embargo, el guion de Hinds/Elder (en su primera aportación al ciclo) sea tan redomadamente malo.

Hay un instante en el cual Frankenstein refiere a su ayudante Hans que, con anterioridad, y por una sola vez, logró crear vida. Y a continuación le (nos) cuenta ese suceso. Teniendo en cuenta que en La maldición de Frankenstein (The Curse of Frankenstein, T. Fisher, 1958) consiguió ese resultado, y que en The Revenge… lo consigue de nuevo, terminando por ser él mismo su propia criatura —elemento fascinante que hubiera sido interesante seguir explorando—, se comprueba que aquí, en realidad, se plantea un nuevo inicio. El film comienza con el doctor y su ayudante trabajando, hasta que en el lugar irrumpe un impertinente sacerdote, echando en cara al científico sus sacrílegos experimentos. En vista de que la ley pronto acudirá, ambos huyen y se dirigen a la localidad de Karlstaad, donde diez años antes ya tuvo lugar el suceso que contará a Hans. Llegan al castillo y lo encuentran saqueado; cuando se dirigen a una taberna, Frankenstein ve allí al burgomaestre, a quien ve lucir en la mano un anillo que le pertenece. Elder comete el error de que el barón, de incógnito como está, salte en cólera y, de un modo absurdo e irreflexivo, se pone a despotricar contra el alcalde, llamando la atención de la policía.

Esa es una de las tonterías que el guionista introduce en la historia, a la cual se suman otras, como hacer que un hipnotizador de feria controle al monstruo, o que la criatura, al final, se emborrache. También presenta a una muchacha muda y mendiga, para crear una historia de amor incipiente entre esta y Hans, y en un momento surrealista veremos a la muchacha ponerse a barrer en el laboratorio en ruinas. Todo ello son incidencias sin excesivo relieve, con el fin de ampliar el metraje y aparentar que suceden cosas. Lo único reseñable en el aspecto del guion estriba en el personaje de Frankenstein, cuya maldad previa se ve reemplazada por un sentimiento de amoralidad apoyada únicamente en el intento de progresar en el aspecto científico. Incluso siente cierta preocupación por la muchacha muda, y los robos de cadáveres los justifica en aras de la investigación, pero en ningún momento apoya el asesinato, y hace frente a la moralina, hipocresía y corrupción de las altas instancias sociales.

El monstruo, como se ha referido, manifiesta más o menos el aspecto de la criatura de la Universal. Roy Ashton nunca fue un maestro (como sí lo fue Jack Pierce) y efectúa una labor torpe, grotesca. El maquillaje[4] está aplicado a pegotes, y en la frente se le coloca una absurda caja cuadrada, con los ojos hundidos donde los bordes de la máscara resaltan de modo ostentoso. Calza unos zapatones de plataforma, tal como lo hacía Boris Karloff (y sus continuadores), y el monstruo es una caricatura en todos los sentidos, que da una imagen de descuido apabullante. Ashton no se esforzó, pero da la impresión de que nadie supervisó su trabajo ni dijo nada[5]. El diseño del laboratorio, también en la línea Universal, luce bastante mejor.

Peter Cushing, como siempre, se muestra muy digno en su cometido, y por muchas sandeces que le obliguen hacer a su personaje le confiere una solidez y prestancia asombrosas, que otros actores menos profesionales se tomarían a chufla; e incluso en algunos momentos se permite lucir una simpática ironía, como cuando se despide de la esposa del burgomaestre al escapar por la ventana. Cushing, por tanto, y el apartado visual son lo que presta mayor viveza a una película pobretona que Francis dirige apoyándose en el referido andamiaje estético, narrando la historia sin mayor implicación. Terence Fisher iba a haberla realizado, y no sabemos si hubiera podido sublimar tan torpe guion, pero un accidente de automóvil lo apartó del proyecto. En la siguiente cinta del ciclo regresaría.

 

Anecdotario

  • Título de rodaje: The Fear of Frankenstein.
  • Título en Argentina, México y Venezuela: El castigo de Frankenstein.
  • Presupuesto: 160.000 libras esterlinas.
  • El rodaje tuvo lugar entre el 14 de octubre y el 16 de noviembre de 1963, en los Bray Studios, Down Place, Oakley Green, Berkshire, así como en Oakley Court, Windsor Road, Oakley Green, Windsor, Berkshire.
  • Peter Cushing está cortando vigorosamente una col durante la secuencia del título. Se utilizó para emular el sonido crujiente de cortar huesos, pero se censuró por medio de la música. Cushing, muy inflexible con los detalles técnicos de su interpretación, siempre exigía la presencia de asesores en el plató. Durante las secuencias quirúrgicas quería asegurarse de que utilizaba el bisturí con corrección.
  • Algunos de los decorados de la película se utilizarían para la producción de La Gorgona [vd/dvd: La leyenda de Vandorf; tv: La Medusa] (The Gorgon, Terence Fisher, 1964). La miniatura del castillo, con modificaciones, también aparece en esa película.

  • La escena de la muerte del burgomaestre fue aligerada en el estreno británico.
  • Una versión para la televisión norteamericana suprime algunas escenas de la versión original y presenta 13 minutos de metraje adicional protagonizado por Steven Geray, Maria Palmer y William Phipps.
  • Siguiente entrega del ciclo Frankenstein-Hammer: Frankenstein Created Woman [dvd/tv/bd: Frankenstein creó a la mujer, Terence Fisher, 1967].
  • Estrenada originalmente en el Reino Unido en programa doble con El abismo del miedo (Nightmare, 1964), también dirigida por Freddie Francis.
  • Estrenada en Estados Unidos el 8 de mayo de 1964 y en el Reino Unido el 31 de mayo de 1964. En España quedó inédita hasta su edición en DVD en 2020 por parte de Divisa. 

Carlos Díaz Maroto (Madrid. España)

 

CALIFICACIÓN: **

  • bodrio * mediocre ** interesante *** buena **** muy buena ***** obra maestra

 

[1] Ese guion involucraba a un filósofo llamado Zoltan y un experimento de metafísica que se basaba en gran medida en «Los hechos en el caso de M. Valdemar» de Edgar Allan Poe.

[2] Tales of Frankenstein (1958), dirigido por Curt Siodmak, con Anton Diffring como el barón, Don Megowan como la criatura y guion nada menos que de Jerome Bixby, Henry Kuttner y Catherine L. Moore.

[3] Así, el monstruo preservado en hielo, al igual que en La zíngara y los monstruos (House of Frankenstein, Erle C. Kenton, 1944).

[4] «La parte superior de la frente y las mejillas se hicieron con papel, y la pieza áspera de arriba era un trozo de trapo. Los electrodos se hicieron con dos arandelas viejas y alambres rescatados de una botella. Todo está cosido con un cordón de bota y el látex lo une todo en su sitio», en palabras de Ashton. Citado en Hammer Complete – The Films, the Personnel, the Company; por Howard Maxford. Jefferson (North Carolina): McFarland and Co., 2019; pág. 255.

[5] Sin embargo, Ashton llegaría a esbozar hasta 120 diseños hasta que la Hammer lo aprobó.