Unos atracadores asaltan un casino en Honolulú y escapan en helicóptero, pero una tormenta les obliga a aterrizar de urgencia en una isla al sur. Lo que no saben es que allí habita un dragón de Komodo gigante, de resultas de un experimento militar…
Dirección: Jay Andrews [Jim Wynorski]. Producción: Royal Oaks Entertainment Inc. Productores: Sam A. Hasass, Alison Semenza. Productores ejecutivos: Gregory Pyros, Susan Pyros, Jim Valdez. Productor asociado: Roma Roth. Guion: Steve Latshaw. Fotografía: Andrea V. Rossotto. Música: Neal Acree. Montaje: Michael Kuge. Diseño de producción: Steve Ralph. Efectos especiales: Steve Newquist (supervisor efectos especiales), Gregory Pyros (supervisor efectos visuales). Intérpretes: Tim Abell (Jack), Melissa Brasselle (Tiffany), William Langlois (Phipps), Gail Harris (Dawn), Paul Logan (Drake), Glori-Anne Gilbert (Rebecca), Ted Monte (Hanson), Cam Newlin (Reece), J.P. Davis (Blake), Jay Richardson (Foster), Arthur Roberts (detective), Richard Gabai (Jeffries), Daryl Haney, Scott Fresina, George ‘Buck’ Flower, Robert Donavan, Rob Sanchez, Benjamin Sacks… Nacionalidad y año: Estados Unidos 2004. Duración y datos técnicos: 88 min. Color 1.85:1.
En 1999 se estrenó Komodo (Komodo), de Michael Laintieri, una monster movie de mayor nivel a la media entre ese tipo de películas. En 2004 nos llegó una imitación de aquélla, con menos dinero, menos ambiciones y menos vergüenza. Al cargo está, claro, Jim Wynorski, uno de los mayores caraduras del cine de género norteamericano.
La acción se reparte entre dos grupos de personas: por un lado, los asaltadores del casino de Hawai (aunque parece ser que no hay casinos en Hawai), compuestos por el jefe, el acólito (una especie de Kiefer Sutherland en gordito), la rubia inexpresiva y dentuda y el piloto, que no es tan malo como ellos, pero le gusta hacer chistes malos. Por otro lado, tenemos a los habitantes de la isla, integrados por un científico, responsable de todo, su hija rubia y tetuda, otra rubia, menos tetuda, y un ayudante. Otro mozalbete, al que le interesaba la tetuda, se ha muerto, convertido en algo parecido a un zombi, contaminado por la saliva del dragón.
Y, claro, en segundo término están los malvados militares, responsables de todo. Ah, y los dragones, o al menos uno, de unos diez metros de alto, muy hambriento. Todos se refugian en una casa (que se parece a la de La Isla de la Fantasía) rodeados de una cerca eléctrica, pero el combustible que alimenta el generador se está acabando…
Última película de la productora Royal Oaks Entertainment, fundada en 1995, y para la cual trabajó de forma activa Wynorski, no debe ser mejor ni peor que todas las demás, y ofrece una trama ramplona, actores pésimos y muchas discusiones inanes entre ellos. Como los personajes son tan simplones uno está deseando que mueran lo antes posible, y ahí está el único y teórico interés del film: ver cómo van cayendo uno a uno, demasiado lentamente, por desgracia.
Así pues aquí tenemos un monstruo gigante, no demasiado mal hecho, un espectacular baño de la tetuda en una cascada, muy poco gore, tiros y unos bonitos decorados exóticos. Y un final abierto de cara a hacer una gracia y que, de paso, sirve para una secuela.
Anécdotas
- En los créditos finales figura el texto: “Ningún dragón de Komodo mutante ha sido herido durante el rodaje de esta película”.
- En un momento dado se cita la película Dinosaur Island (1994), de Fred Olen Ray y Jim Wynorski. Se la califica de “muy buena”.
- Remake: A.I. Assault (2006), de Jim Wynorski, donde los monstruos son reemplazados por robots.
- Secuela: Komodo vs. Cobra (Komodo vs. Cobra, 2005) [telefilm], de Jim Wynorski.
- Estrenada directamente en DVD el 13 de abril de 2004 en Estados Unidos.
Carlos Díaz Maroto (Madrid. España)
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