Betty Williams triunfa en Hollywood como actriz. Cuando viaja a Transilvania, para visitar el castillo de la familia, se topa con que la condesa Clarimonde, su abuela, era una vampira… y que ha vuelto a la vida. Las dos mujeres están caracterizadas por una peculiaridad, amén de su parecido físico: su enorme pasión por los hombres.

Dirección: Freddie Francis. Producción: Aquila Film Enterprises. Productor: Pier A. Caminnecci. Guion: August Rieger, según una idea de Karl-Heinz Hummel. Fotografía: Gérard Vandenberg. Música: Jerry van Rooyen. Montaje: Alfred Srp. Dirección artística: Hans Zehetner. Intérpretes: Pia Degermark (Betty Williams / Clarimonde), Thomas Hunter (Jens Larsen), Yvor Murillo (Josef), Ingrid van Bergen (Miss Niessen), Joachim Kemmer (Martin), Oskar Wegrostek (monje), Lyvia Bauer (Gabrielle), Daria Damar (Kirsten), Ferdy Mayne (Conde Drácula), Kay Williams, Michael Janisch, Toni Wagner, Raoul Retzer, Bruno Frenzel, Bernd Koschmidder, Willfried Kovárnik, Bernd Noske, Beba Novak, Reinhold Sobotta… Nacionalidad y año: Alemania 1971. Duración y datos técnicos: 98 min. color 1.66:1.

 

Para esta imitación de El baile de los vampiros (Dance of the Vampires, 1967), de Roman Polanski, los alemanes se trajeron como director a Freddie Francis, acaso para otorgar cierto lanzamiento internacional por medio de un cineasta especializado en el género que el film parodia. Si bien, la verdad sea dicha, el parecido con la película citada se limita a la confluencia de vampiros, el baile del final –aunque, de igual modo, podría remitir a El guateque (The Party, 1968), de Blake Edwards, cinta a la que también recuerda por el momento de la ducha de espuma–, el personaje del criado, cuya caracterización rememora enormemente a la del profesor Abronsius, y la presencia del actor Ferdy Mayne, que repite el papel de vampiro, aunque en esta ocasión sea el mismo Drácula.

Cabe añadir algunos otros guiños, como la alusión, por dos veces, de Drácula al bebé de Rosemary, o que éste pida que le llamen Christopher en la intimidad. Aparte de ello, el fraile libidinoso podría recordar un tanto a la novela El monje (The Monk, 1796), de M. G. Lewis, aunque tal vez sea una referencia demasiado culta que los responsables no han buscado.

En realidad, a lo que más se parece la película es a las comedias erótico-fantásticas españolas de Mariano Ozores como El liguero mágico (1980) y Brujas mágicas (1981), o sencillamente, por su estilo de humor, a las comedias de paletos tan características de nuestro cine que protagonizaron actores como Alfredo Landa o José Luis López Vázquez. Aquí, pues, tenemos señoritas de muy buen ver, casi siempre desvestidas (mucho más de lo que permitía nuestra censura en aquel entonces, desde luego) que parecen sentir un sorprendente frenesí hacia señores muy feos, acaso para que el espectador medio se sienta identificado con las imágenes.

Por lo demás, el guion de August Rieger, a partir de una idea de Karl-Heinz Hummel, alcanza muy escasos vuelos, con un humor muy tontorrón y tercermundista, que ni siquiera es capaz de aprovechar el juego de equívocos que depara el parecido físico entre la protagonista y la vampira, y todo se desliza con una desidia apática que resulta hasta cansina, máxime cuando el metraje excede de la hora y media.

Al frente del reparto está, sorprendentemente, la protagonista de la exquisita Elvira Madigan (Elvira Madigan, 1967), de Bo Widerberg, quien, tras otras dos películas, se retiraría del cine precisamente con este film (no me sorprende), apareciendo solo en una serie en 1976. Pia Degermark estaba casada con el productor de esta película, Pier A. Caminecci, pero pronto se separaron, intentó el éxito en Estados Unidos sin conseguirlo, regresó a su Suecia natal, y ahí pasó graves problemas por una anorexia, tras lo cual fundaría una organización para ayudar a mujeres con esa enfermedad, pero fue a juicio por estafa, y acabó viviendo en la calle y adicta a las drogas, lo cual le condujo a hacer uso de cheques falsos, hasta ir a prisión.

Freddie Francis dirige todo, seamos sinceros, con una indolencia apabullante, consciente de la necedad del producto y que aquellas personas a las cuales va dirigida únicamente apreciarán una cosa: carne femenina. Y eso es lo que sirve. Sin más aditamentos, salvo una agradable fotografía, algo que es obvio dados sus precedentes en esa labor.

 

Anécdotas

  • Título alternativo: Happening der Vampire.
  • Título anglosajón: The Vampire Happening.
  • Título en Argentina: Me hago la fiesta con un vampiro (VHS).
  • El rodaje tuvo lugar en el castillo Kreuzenstein, en la localidad de Korneuburg, en la Baja Austria.
  • Estrenada en Alemania el 4 de junio de 1971. En España la censura la prohibió, obviamente, aunque después apareció editada en VHS con el apabullante título de Chúpame… la sangre, tío. El título en alemán es algo así como «Solo se muerde de noche».

Carlos Díaz Maroto (Madrid. España)