Dos hombres sin un céntimo en los bolsillos se dirigen hacia Puerto Felicidad, pueblecito ubicado en el Golfo de México, para llevar a cabo el sueño que persiguen: la construcción de una plataforma petrolífera. Allí tendrán que bregar con la gente del pueblo que vive de la pesca del langostino, y que ven en dicha empresa una amenaza para su forma de vida.

Dirección: Anthony Mann. Producción: Universal Pictures. Productor: Aaron Rosenberg. Guion: John Michael Hayes, Gil Doud, según una historia de John Michael Hayes y una idea de George W. George y George F. Slavin. Fotografía: William Daniels. Música: Frank Skinner. Montaje: Russell F. Schoengarth. Diseño de producción: Robert Clavel. Intérpretes: James Stewart (Steve), Joanne Dru (Stella Rigaud), Gilbert Roland (Teche Bossier), Dan Duryea (Gambi), Marcia Henderson (Francesca Rigaud), Robert Monet (Phillipe Bayard), Jay C. Flippen (Kermit MacDonald), Antonio Moreno (Dominique Rigaud), Harry Morgan (Rawlings), Fortunio Bonanova (sheriff Antoine Chighizola), Mario Siletti (Louis Chighizola), Emile Avery, Alfredo Berumen, Fred Carson, Adrine Champagne, Frank Chase, Antonio Filauri… Nacionalidad y año: Estados Unidos 1953. Duración y datos técnicos: 102 min. color 1.37:1 (formato negativo) 1.85:1 (formato cine).

 

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Un siempre admirable James Stewart, en el personaje de Steve, se enfunda bajo la piel de un ingeniero que tiene en mente el proyecto de una plataforma petrolífera, diseñada por él mismo, y que va tras un empresario para convencerlo de la construcción de la misma. A su lado tenemos al inseparable Gambi —un Dan Duryea alejado de sus asiduos papeles de villano— como capataz del futuro proyecto, una suerte de brazo ejecutor del sueño de Steve. Ambos representan un símil, un tanto singular, de Don Quijote y Sancho Panza. Steve, al igual que nuestro hidalgo manchego, tiene ese punto de locura (que especialmente aparece en el incidente de la dinamita y los pescadores), que combate contra todo gigante que se precie a oponerse. Gambi le secunda ciegamente, aunque es cierto que este Sancho le sale un poco más travieso de la cuenta al bueno de Don Quijote. Precisamente, el filme abordaba un tema bastante controvertido y de actualidad en Estados Unidos en aquella época: el de las perforaciones petroleras costeras, que se estaba debatiendo en el Congreso.

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Se nos presenta una alabanza al hombre emprendedor, al «colono», al hombre hecho a sí mismo, aquel que persigue su sueño a pesar de arruinarse una y otra vez, a esa imagen del hombre americano. Por otro lado, tenemos un canto al progreso, aquí en forma del preciado “oro negro” como materia imprescindible para mover el mundo, frente a un modo de vida más ancestral —aunque el guion se preste finalmente a que lleguen a convivir ambos en armonía, eso sí, de una forma quizás demasiado idealista—. Se intuye cierta correspondencia en el personaje al que dará vida el propio Stewart años mas tarde en la obra magna El hombre que mató a Liberty Valance (The Man Who Shot Liberty Valance, 1962), donde Ransom Stoddard es un hombre que lleva el progreso en forma de libros y leyes, ambos reflejo del hombre moderno, al salvaje Oeste. Esto también da pie a cierta conexión entre el personaje de Steve y aquellos interpretados por el propio Stewart en los westerns que hizo junto a Anthony Mann antes y después de la presente. Y no solo se queda ahí, porque no es nada descabellado pensar en esta película como en un western, donde podemos trazar cierto paralelismo, por un lado, entre los pescadores y los ganaderos —ambos aprovechan lo que da el entorno de forma más natural—  y, por otro lado, entre los del petróleo y los granjeros —trabajan el entorno para sacar provecho—.

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La historia discurre en un lugar llamado Puerto Felicidad, un pueblo tranquilo y amigable que vive de la pesca, lejos del estrés de las grandes poblaciones. Un sitio de lo más singular, como muestra el hecho de que el sheriff del pueblo ostente dicho cargo solo a tiempo parcial, ya que el otro medio día trabaja en el bar de su propio primo, o la singular presencia de un círculo pintando en el suelo de dicho establecimiento, el cual se usa para limar asperezas entre los mismos lugareños o incluso con algún que otro forastero, ante el regocijo de los allí presentes. De hecho, se da una rivalidad, quizás demasiado evidente, entre nuestros dos protagonistas y un par de tipos lugareños por ganarse el favor de las dos hermanas. Está claro que, en estos casos, los forasteros suelen tener las de ganar, ya que además de ser la novedad del lugar, se le une el hecho de traer siempre consigo la posibilidad de escapatoria del lugar por parte de la mujer local. Curiosamente, las veces que el protagonista se llega a pelear es para defender su sueño con uñas y dientes; todo lo contrario que Gambi, que lo llega a hacer por motivos bien distintos. Steve no llega a disputarse nunca a Stella —a la que da vida una bellísima Joanne Dru—, desembocando esto en cierta sensación de imposición en cuanto a la aparición de este personaje femenino: toda la historia con ella suena algo postiza. Otro tema parece ser la historia de Gambi con Francesca —donde Marcia Henderson da vida a una chica bastante liberal—, y aunque puede ser prescindible, no chirría como el anterior caso.

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Estamos ante una película de claro sabor aventurero, que está jalonada por las distintas adversidades y avatares que se van a encontrar Steve y su cuadrilla por el camino a la hora de llevar a cabo el sueño del primero: un pueblo en contra, con una Stella con cierto lastre emocional de antaño a la cabeza, un intento de paralización, otro de sabotaje, un huracán, así como la propia falta de tiempo y de dinero entre otros obstáculos. Las interpretaciones son buenas, y la acción es desbordante en algunas de las escenas, rodadas con bastante brío, por ejemplo en ese estupendo clímax final donde James Stewart está tan Stewart. En definitiva, un film muy bien acabado y de gozoso visionado.

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Anécdotas

  • Título en Argentina y Chile: Borrasca en el puerto.
  •  Rodada originalmente en formato 1.37:1, sin embargo Universal decidió estrenarla en formato panorámico, recortándola a 1.85:1, y de hecho supuso el estreno de la productora en el formato. También fue la primera película Universal con sonido estereofónico.
  •  Tras las labores de escrituras hallamos a John Michael Hayes, luego guionista de un buen puñado de películas, algunas tan sonadas como La calumnia (The Children’s Hour, 1961), Vidas borrascosas (Peyton Place, 1957), Atrapa un ladrón (To Catch a Thief, 1955) o la genial La ventana indiscreta (Rear Window, 1954).
  • Como director de fotografía nos encontramos a William Daniels, con el que trabajó bastante Anthony Mann, e incluso estuvo al mando de otro grande como Jules Dassin en La ciudad desnuda (Naked City, 1948) o Fuerza bruta (Brute Force, 1947). Un especialista en la fotografía en blanco y negro, llegó a compartir hasta veintiuna películas junto a Greta Garbo.
  • Antonio Moreno, que da vida a Dominique Rigaud, un lugareño que pretende al personaje de Stella, fue un latin lover del cine mudo nacido en Madrid, que incluso rivalizó con Rodolfo Valentino. Luego trabajó en el sonoro como actor de reparto en no pocas películas como La ruta de los corsarios [tv: Los piratas del mar Caribe / Caribe; dvd: Caribe] (The Spanish Main, 1945), El capitán de Castilla (Captain from Castile, 1947) o incluso en la mismísima Centauros del desierto (The Searchers, 1956) entre muchas otras.
  • Aunque Anthony Mann es sobre todo conocido por un buen puñado de maravillosos westerns, especialmente los realizados junto a James Stewart, antes tiene una serie de estupendas películas de cine negro. La presente la rodó entre Colorado Jim (The Naked Spur, 1953) y Música y lágrimas (The Glenn Miller Story, 1953), ambas precisamente interpretadas por Jame Stewart, auténtico actor fetiche del director de Winchester 73 (Winchester’73, 1950), que llegaron a conformar un estupendo tándem.
  • Filmada en las localizaciones de Nueva Orleáns, Morgan City y el Golfo de México.
  •  Bahía negra supuso la unión, por tercera vez, del productor Aaron Rosenberg, el cineasta Anthony Mann y el actor James Stewart.
  • Estrenada en Estados Unidos el 20 de mayo de 1953 (en Nueva York) y el 29 de julio (en Los Ángeles). En España se estrenó el 28 de octubre de 1953.

  

Jesús Mayoral Velázquez de Castro (Sevilla. España)