Científicos de todo el mundo detectan que inminentes huracanes y seísmos van a arrasar diversas partes del planeta. En Estados Unidos la catástrofe acontece en la costa oeste, y poco a poco avanza hacia el este, hasta el desastre total de Nueva York, asolada por un terremoto y un tsunami. Después, los grupos de supervivientes intentarán crear una nueva civilización.
Dirección: Felix E. Feist. Producción: K.B.S. Productions Inc. para RKO Radio Pictures. Productores: Samuel Bischoff, Burt Kelly, William Saal. Guion: John F. Goodrich, Warren Duff, según el libro de S. Fowler Wright. Fotografía: Norbert Brodine. Música: Val Burton, Glen Knight. Montaje: Rose Loewinger. FX: Ned Mann (director de efectos especiales y miniaturas), Russell Lawson (pinturas matte). Intérpretes: Peggy Shannon (Claire Arlington), Lois Wilson (Helen Webster), Sidney Blackmer (Martin Webster), Matt Moore (Tom), Fred Kohler (Jepson), Ralf Harolde (Norwood), Edward Van Sloan (profesor Carlysle), Samuel S. Hinds (jefe de pronósticos), Eddy Chandler (ciudadano), Lane Chandler (Jack), Ronnie Cosby (Ronny Webster), Marianne Edwards (Marianne Webster), John Elliott (predicador), Edward Fielding (locutor de radio), Pat Harmon (pandillero), Frank Lanning (ciudadano), Edward LeSaint (ciudadano), Philo McCullough (Bellamy, líder de la banda), Harry Semels (pandillero feo), Fred ‘Snowflake’ Toones (ciudadano), Billy N. Williams (Marianne Webster)… Nacionalidad y año: Estados Unidos 1933. Duración y datos técnicos: 70/67 min. – B/N – 1.37:1 – 35 mm.
Esta película es toda una rareza, y durante un tiempo se dio por desaparecida. El motivo es que la RKO no era la productora, sino solo la distribuidora, y quien efectuó la película, la K.B.S. Productions Inc., había quebrado hacía mucho ―esta fue, de hecho, su última película― y por tanto no había nadie que se ocupara de preservarla. Se descubrió únicamente una copia doblada al italiano, y con una calidad de imagen característica de vídeo. Esa copia italiana, con el título de La distruzione del mondo, fue emitida por la televisión del país hacia 1960, y durante mucho tiempo no se prestó atención a su existencia, hasta que fue descubierta por Forrest J Ackerman, quien, con un grupo de amigos, fue invitado a un festival de cine de ciencia ficción en Roma, y descubrió que la copia era propiedad de Luigi Cozzi, y que se daba por desaparecida en Estados Unidos. Wade Williams, que acompañaba a Ackerman, compró los derechos e hizo un negativo de preservación y una impresión de 35 mm. Fue subtitulado al inglés para el primer relanzamiento estadounidense en VHS de Englewood Entertainment y la impresión de 35 mm se relanzó en los cines y se presentó en el Film Forum de Nueva York y en otras filmotecas y archivos. Más adelante, en 2016, se localizó un negativo completo en 35 mm de película y audio (en inglés) en el Archivo Nacional de Francia. La calidad de imagen, por supuesto, era muy superior a la de la copia italiana, y se utilizó para efectuar una restauración en 2K por parte de Lobster Films, se estrenó de forma limitada en cines por Kino Repertory y luego se lanzó en Blu-Ray por Kino Lorber Studio Classics en febrero de 2017.
El film está basado en una novela del británico S. Fowler Wright (1874-1965), escritor pulp de diversos géneros, entre ellos la ciencia ficción (muy influida por H. G. Wells) y el policial[1]. En 1928 publicó Deluge, y procedió a escribir un guion a partir de él para ofrecerlo a diversos estudios en 1933. En mayo aceptó una oferta de cinco mil dólares por los derechos, pero su libreto no fue utilizado, escribiéndose uno nuevo. La película resultante fue una de las más caras producidas por una pequeña compañía, y Wright estuvo descontento por los cambios perpetrados en la historia, donde no se respetaba el final que él había concebido. Más tarde, escribiría en su diario que «la película era «espantosa» y aconsejaba a sus hijos que no la vieran».
El diluvio (Deluge, 1933) dura poco más de una hora[2] y, por supuesto, con tan escaso metraje hay que entrar rápidamente en situación. Un grupo de científicos ―entre ellos está Edward Van Sloan, el profesor Van Helsing del Drácula de la Universal― descubre la inminencia de una serie de catástrofes ecológicas por todo el mundo. Lo primero que percibimos de esos desastres son los informes que les llegan a los científicos, o unos pocos planos de archivo. En realidad, parece que se están reservando para el plato fuerte, que acontece a los quince minutos del film, con la espectacular escena de la destrucción de Nueva York. La escena está rodada por medio de maquetas, y en otras películas antiguas estas se perciben muy tenues, al estar construidas en cartón o madera, y su derrumbe se hace muy falso. Pero aquí aportan una solidez pétrea, y resulta impresionante presenciar el desmoronamiento de los edificios. Se apela a un recurso muy convincente, como es mostrar un decorado a tamaño natural que, de súbito, se desploma, y detrás presenciamos una proyección de la miniatura de la ciudad, derrumbándose. También hay planos de archivo de gente corriendo, y que se han mezclado con tomas de esas maquetas, lo cual proporciona un efecto muy realista. Finalmente, llega un tsunami que termina por devastar la ciudad, con un plano emblemático de las olas embistiendo contra la Estatua de la Libertad, y que luego se ha repetido infinidad de veces.
Con anterioridad a esto las escenas aportaban una visión algo documentalista de los sucesos que conducen al desastre, y solo había dos momentos narrativos: por un lado, una nadadora que pretende batir un récord, y los responsables del puerto se lo desaconsejan, y por otro una familia formada por padre y madre y dos niños pequeños, que viven en una casa aislada del campo, y que quedará destruida por la embestida del viento. Tras la catástrofe de Nueva York, nos encontramos que de la familia parece quedar solo el padre, que subsiste en una cabaña, y la nadadora es encontrada inconsciente por un hombre que le lleva al lugar que comparte con otro; pronto, los dos tipos se pelean por ella, uno mata al otro y ella escapa, yendo a topar con el padre de familia.
Mientras, a pocas millas de allí, hay dos grupos de supervivientes. En las ruinas de una ciudad hay una gran cantidad de personas que están formando algo así como un nuevo intento de sociedad, aunque aún les falta mucha organización. Hay otro conjunto de hombres que ha sido expulsado de esa colectividad por ser demasiado «brutos», y viven en los bosques cercanos. Se dedican, ocasionalmente, a atrapar a alguna mujer que se aparte del grupo original, y el film da a entender que entre todos la violan y la matan. Solo vemos una pierna desnuda asomando entre las hierbas, pero la contundencia de las imágenes es innegable. La película, por tanto, nos aporta dos formas de ver el reinicio de la civilización: la barbarie por un lado y la sensatez por la otra, dividida en dos facciones, una pequeña, con unos pocos supervivientes, y una mayor, con una colectividad, para mostrarnos cómo variados grupos se enfrentan a la situación.
El director de El diluvio es Felix E. Feist (1910-1965)[3]. Su debut en el cine se produjo en el campo de la música, pero rápidamente pasó a la dirección, primero con una larga serie de cortometrajes[4], que siguieron durante un tiempo tras su estreno en el largo con precisamente la presente película. Realizador de veintiún títulos, no destacó de forma especial, aunque algunos de sus filmes se estrenaron en España, como el corto El reloj de mi abuelito (My Grandfather’s Clock, 1934) o Triunfó la juventud (This Is the Life, 1944), Autostop al infierno (The Devil Thumbs a Ride, 1947) o Acusado de alta traición (Guilty of Treason, 1950). De todas maneras, sus películas más famosas son los wésterns La ley de la fuerza (The Big Trees, 1952), con Kirk Douglas, y Era el comandante Callicut (The Man Behind the Gun, 1953), con Randolph Scott. Su penúltima película fue otro clásico poco conocido de la ciencia ficción, Donovan’s Brain [dvd: El cerebro de Donovan, 1953].
La presente película es de 1933 y, por tanto, anterior a la implantación del código de censura tan férreo que castró el cine de Hollywood. Este film pre-Code, por tanto, resulta sorprendente en muchos aspectos. Ya se ha referido el tema de las violaciones en masa que se insinúan de forma bastante clara. A ello unamos el hecho de exhibir a la actriz Peggy Shannon constantemente ligerita de ropa, y muchas veces la vemos solo con unas braguitas y un pequeño sujetador. Y plantea, en cierto modo, el tema de la bigamia. Las escenas introductoras son convencionales, pero por suerte son breves; después llega la secuencia de efectos especiales, a cargo del equipo de éstos; y, al fin, Feist se recrea en la trama que aporta el intento de restauración de una civilización. Los planos de esa comunidad que intenta recuperarse se parecen mucho a las imágenes que hemos visto de la pobreza en Estados Unidos tras el crack de 1929, y sin duda quería efectuar ese paralelismo. Los momentos de la pareja huyendo entre los árboles de la turba de brutos recuerdan a las imágenes de El malvado Zaroff (The Most Dangerous Game, Irving Pichel, Ernest B. Schoedsack, 1932). Hay un plano excelente de los salvajes arengando de noche, a la luz de la fogata, que les confiere un aspecto diabólico.
El diluvio es una obra importante desde un aspecto histórico y anecdótico, pero también es una película sólida y de notorio interés, una muestra «primitiva» ―dicho ello sin ánimo peyorativo― que presagia muchos aspectos del género catastrófico que más adelante se darían en el cine norteamericano, empezando con San Francisco (San Francisco, W.S. Van Dyke, 1936) hasta acabar con El día de mañana (The Day After Tomorrow, Roland Emmerich, 2004). Está narrada con un impacto salvaje y agreste, y además aporta un final contundente, sorpresivo y muy arriesgado, pese a que al autor de la novela no le gustase.
Anécdotas
- Rodada con un presupuesto estimado de 171.000 dólares.
- La escena de la catástrofe fue reaprovechada en otras producciones, así en S.O.S. Tidal Wave (John H. Auer, 1939) ―los planos del tsunami―, o los seriales Dick Tracy vs. Crime Inc. [dvd: Dick Tracy vs. Crime, Inc., John English, William Witney, 1941] y King of the Rocket Men (Fred C. Brannon, 1949).
- Estrenada en Estados Unidos el 18 de agosto de 1933. En España se estrenó el 4 de enero de 1934, en Madrid, en el cine Avenida, en programa doble con Águilas rivales (Flying Devils, Russell Birdwell, 1933), el 26 de enero en Barcelona, en el cine Capitol, en programa doble con La propia culpa (sin identificar), y el 12 de abril en Bilbao.
Carlos Díaz Maroto (Madrid. España)
CALIFICACIÓN: ***½
- bodrio * mediocre ** interesante *** buena **** muy buena ***** obra maestra
[1] Hay diversas novelas de él publicadas en España, de ambos géneros, así como algún relato, pero no la que da base a esta película. Originalmente el libro fue editado por su autor, en tirada limitada, y fue un éxito de ventas, lo que hizo que fuera difícil localizar copias.
[2] En IMDb se da como duración 70 minutos y, también, 67 minutos en Ontario (Canadá). La copia que yo he visto, procedente de la restauración referida, dura 67 minutos. El arranque es muy brusco, y puede que falte algo por delante.
[3] Es padre adoptivo del escritor Raymond E. Feist, autor de fantasía, responsable de la célebre Cuento de hadas (Faerie Tale, 1988), así como de los ciclos narrativos Riftwar y otros.
[4] Entre ellos, Every Sunday (1936), primera aparición significativa en pantalla de Judy Garland y Deanna Durbin.