La civilización ha acabado. Robert Neville vive en un Los Ángeles totalmente deshabitado. De día recorre la ciudad, se aprovisiona de alimentos, para después encerrarse a cal y canto en una casa que tiene acondicionada. Pues por la noche vienen… ellos.
Dirección: Boris Sagal. Producción: Walter Seltzer Productions para Warner Bros. Productor: Walter Seltzer. Guion: John William Corrington, Joyce Hooper Corrington, basado en la novela de Richard Matheson. Música: Ron Grainer. Fotografía: Russell Metty. Dirección artística: Art Loel, Walter M. Simonds. Montaje: William H. Ziegler. FX: Gordon Bau (supervisor de maquillajes), A. Paul Pollard (efectos especiales). Intérpretes: Charlton Heston (Neville), Anthony Zerbe (Matthias), Rosalind Cash (Lisa), Paul Koslo (Dutch), Eric Laneuville (Richie), Lincoln Kilpatrick (Zachary), Jill Giraldi (niña), Anna Aries (mujer en la cripta), Brian Tochi (Tommy), DeVeren Bookwalter (miembro de la familia), John Dierkes (miembro de la familia), Monika Henreid (miembro de la familia), Linda Redfearn (miembro de la familia), Forrest Wood (miembro de la familia), Steve Goldstein (último niño)… Nacionalidad y año: Estados Unidos 1971. Duración y datos técnicos: 98 min. color 2.35:1.
Richard Matheson (1926-2013) fue uno de los escritores fundamentales del género fantástico. Cuando la Universal decidió adaptar su novela El hombre menguante / El increíble hombre menguante (The Shrinking Man, 1956), la productora decidió contar con él mismo para escribir el guion de El increíble hombre menguante (The Incredible Shrinking Man, Jack Arnold, 1956), y con ello se logró un resultado excelente. Así pues, no es raro que, a partir de entonces, su nombre apareciera con asiduidad en el cine, tanto adaptando su propia obra como la de otros autores, o redactando conceptos originales.

Soy leyenda (I Am Legend, 1954) es una de sus novelas más características. Le fue inspirada cuando, con dieciséis años, vio la versión de Drácula de la Universal. El escritor refiere[1]: «Cuando salí del cine, pensé: “Vaya, un vampiro da miedo… ¿Y si el mundo entero estuviera lleno de vampiros?”». La idea quedó en su mente, y al fin la escribió en 1952, publicándola dos años más tarde. En un mundo postapocalíptico, el protagonista, Robert Neville, está completamente solo en Nueva York, y debe hacer frente a una horda de vampiros que lo acecha. La narración es en primera persona, para que el lector se ponga con mayor facilidad en la piel de un personaje que está solo ante una legión de monstruos. Sin embargo, al final se da un quiebro en la narración que nos hace percibir la auténtica realidad: en una situación en la cual impera una mayoría, el elemento discordante es la excepción; Neville es la anomalía, es el diferente: él es el monstruo.
En marzo de 1957 Charlton Heston estaba trabajando en la obra maestra Sed de mal (Touch of Evil, 1958), dirigida por Orson Welles, y el director le comentó al actor de que acababa de leer una interesante novela acerca del fin del mundo, La tierra permanece (The Earth Abides, 1949), de George R. Stewart[2], que narra la caída de la civilización a causa de una enfermedad mortal y la aparición de una nueva cultura con instrumentos más sencillos. A finales de ese mes, Welles envió una copia del libro a Heston, para que lo leyera, y ambos hablaron de las posibilidades de hacer una película a partir de él. Sin embargo, las carreras de ambos siguieron otros rumbos y esa adaptación jamás llegó, por desgracia. Existen determinados rumores acerca de que la novela que le mencionó Welles a Heston no era esa, sino la de Matheson. Gran parte de ello deriva de un artículo de Marilyn Beck en 1971, donde esta confunde el comentario previo con la película The Omega Man. Todo, pues, no parece ser sino una leyenda más…
En un viaje de avión, al fin, Charlton Heston descubrió la obra de Matheson, la leyó y se propuso protagonizar una versión de esta (no conocía la de Vincent Price). En noviembre de 1969 Heston habló con el productor Walter Mirisch, y planteó como posible director a Sam Peckinpah, al que acababa de conocer rodando Mayor Dundee (Major Dundee, 1965), y que pudo completarse gracias al apoyo del actor. Más adelante, el proyecto pasó a manos de Warner Bros., pero conservando a Peckinpah como un realizador a considerar. En enero de 1970 Heston comenzó a trabajar en un resumen del libro como base para la película pertinente, y fue entonces cuando descubrió la versión previa con Vincent Price. Organizó un pase de la película con los implicados, y quedaron tranquilos, pues su idea iba por otra onda. En cuanto a Charlton Heston, describió el film de Salkow como «soporífero», «escrito de forma descuidada» y «mal interpretado»[3].
En febrero de 1970 se contrató al matrimonio formado por John William Corrington (1932-1988) y Joyce Hooper Corrington (n. en 1936), después de que Heston leyera algunas obras escritas por el marido. La pareja disfrutaba de cierta popularidad en los estudios por aquellos años. Su debut en el cine se había producido con El Barón Rojo (Von Richthofen and Brown, Roger Corman, 1971), a continuación llegaría la presente y después vendrían, entre otras, Boxcar Bertha [vd/tv/dvd: El tren de Bertha, Martin Scorsese, 1972] y Battle for the Planet of the Apes [tv: Batalla por el planeta de los simios; vd/dvd/bd: La conquista del planeta de los simios, J. Lee Thompson, 1973]. Y así es como entró en marcha The Omega Man, en España El último hombre… vivo (véanse los puntos suspensivos, que parecen aludir a la novela, ya que, en el filme, los miembros de la Familia están vivos).
Joyce tenía conocimientos científicos y consideró oportuno variar la temática vampírica de la novela por un virus. Así se manifestó al respecto:
Lo de los vampiros no cuadraba. Soy doctora en química. Por eso la guerra bacteriológica, química… Eso fue hace treinta años, pero lo llevaba en mente como un modo de destruir la civilización. Así que usamos eso en lugar de vampiros. Mi marido era muy espiritual; era poeta, doctorado en literatura inglesa. Yo era ingeniera, doctorada en química. Así que nuestras dos partes conformaron el personaje de Neville. El frío científico, el asesino y aun así la persona compasiva que quiere sacrificarse[4].
Y al respecto, Charlton Heston declararía:
Nuestra decisión básica de desmitologizar la historia creo que fue buena. O quizás no. Tal vez debiéramos haber dejado a los vampiros. Pero de alguna manera, cuando estás efectuando una historia sobre el último hombre en la Tierra que concierne todo tipo de plausibilidades científicas, parece como si los vampiros no encajaran. En su lugar intentamos transformar los espectros en términos científicos, con una enfermedad sanguínea, el albinismo, la fotofobia y todo eso[5].
Por tanto, aquí tenemos, inicialmente, una guerra entre la URSS y China, donde se usan armas biológicas que desatarán una pandemia mundial: en un flashback veremos a la gente por las calles y en los hospitales caer a consecuencia de un virus letal que les asfixia. A partir de ahí, y sin quedar muy claro, las personas irán mutando en unos seres albinos, a quienes la luz del día molesta enormemente, y que también se convertirán en peligrosos psicópatas, amén de crear una especie de secta religiosa que les hace vestir traje de monje, capucha incluida.
La acción (no de la película, sino de la escalada dramática) arranca en marzo de 1975, cuando un conflicto fronterizo entre ambas potencias desencadena la ofensiva; de hecho, China y Rusia tuvieron algunas escaramuzas fronterizas durante 1969 que tuvieron a muchos líderes mundiales preocupados por la posibilidad de una guerra total entre las superpotencias comunistas. En agosto de 1977, John Neville vaga por un Los Ángeles vacío… de personas «vivas». Él era militar, y también biólogo, y desarrolló una vacuna contra el mal, pero cuando se dirigía a llevarla a donde debía efectuarse su distribución masiva, el helicóptero donde viajaba se estrelló, al sucumbir el piloto al mal, y él, herido y con los primeros síntomas, se administró la vacuna, haciéndose inmune. Ahora vaga por la enorme ciudad desolada, abatiendo las sombras que vislumbra de día y encerrándose por las noches.
En principio, se consideró construir un gran decorado de calles desiertas, pero salía muy caro, así que se rodó en escenarios reales: ese Los Ángeles despoblado se consiguió, en parte, rodando un domingo por la mañana en el centro del distrito comercial, que por aquella época se veía prácticamente desprovisto de movimiento peatonal a primera hora de las mañanas durante los fines de semana. Sin embargo, en algunas ocasiones, y pese a cuidar el encuadre, pueden vislumbrarse algunos transeúntes o vehículos pasar al fondo. La casa de Neville sí es un decorado, en el Warner Brothers Ranch Park Boulevard (antes Columbia Ranch) en Burbank, y aún se conserva.
En la película el espectador puede comprobar cierta preponderancia de actores de color: la protagonista femenina, Rosalind Cash, como Lisa, Eric Laneuville como Richie, el chico que empieza a mutar y al que Neville salvará de la enfermedad, Lincoln Kilpatrick como Zachary, el segundo de Matthias (y también está Brian Tochi como Tommy, de origen asiático). Por aquellas fechas comenzaban a ponerse de moda las películas llamadas de blaxploitation, esto es, película hechas para negros[6]. De pronto, las productoras se dieron cuenta de que la gente de color era un público potencial y se le empezó a prestar atención. Aparte de las cintas protagonizadas mayoritariamente por negros, en las de carácter más general introducían personajes de color, como reflejo de una sociedad más polícroma de lo que hasta aquel entonces se había considerado en el cine, y con roles menos estereotipados.
Y aquí, además, también tenemos un beso interracial, entre Charlton Heston y Rosalind Cash[7]; e incluso hay cierta ironía al respecto: tenemos un conato de ello, que es interrumpido por las circunstancias y, algo más adelante, al fin se produce. Fue uno de los primeros besos interraciales de la historia del cine[8], y la guionista Joyce H. Corrington declaró que, al desarrollar el guion, el personaje de Lisa se creó debido al auge del movimiento Black Power, que era particularmente prominente en la cultura estadounidense en el momento en que se hizo la película. Charlton Heston escribió en su autobiografía que The Omega Man fue el primer papel protagonista de Cash en una película, y que ella estaba algo nerviosa por hacer una escena de amor con él. Heston explicó: «Fue en los años setenta cuando me di cuenta de que había crecido una generación de actores que me veían en términos de los papeles icónicos que recordaban de su infancia. “Es una sensación espeluznante”, me dijo, “follar con Moisés”»[9].
Respecto al personaje de Lisa, la guionista comentó:
Fue idea mía lo de hacerla negra. Entonces estaba dando clases en una universidad negra, esto fue en los setenta, y el Black Power era muy popular. Pensamos: «El último hombre de la Tierra conoce a la última mujer. ¿Cuál es el conflicto?» Entonces pensamos: «Hagámosla negra y conseguiremos una dinámica racial». [Rosalind Cash] lo hizo. Nos lo ofreció. Pensé que estuvo espléndida[10].
Hay varias escenas que fueron rodadas pero se eliminaron del montaje definitivo. En la primera, Lisa visita la tumba de sus padres; ella ha quedado embarazada de Neville y busca el recuerdo final de aquéllos antes de abandonar la ciudad. Cuando allí llega descubre a una miembro de la Familia depositando un bebé mutante recién muerto y, conmiserándose de la pérdida de la mujer, la deja ir. En otra escena, Lisa regresa con Neville y le narra el encuentro. Él le pregunta si acabó con la mujer, y ella responde que, dado que ella iba a ser una madre afligida dentro de unos meses, no mataría a una madre en igual trance. Neville queda sorprendido, pero luego la abraza. Pese a amputarse toda esa parte, en los créditos de la película queda aún acreditado el personaje como «la mujer en la cripta del cementerio». Y en otro momento, la niña (Jill Giraldi), lleva flores y manzanas en una bolsa al jardín del apartamento de Neville, y le reza para que la proteja, y no deje que el «diablo se lleve su alma».
Para dirigir la película, Charlton Heston pensó en nada menos que Orson Welles, pero no pudo ser, toda una verdadera lástima. En su lugar contamos con Boris Sagal, ucraniano de origen, que no puede decirse que se halle a un nivel similar que el genial realizador de Campanadas a medianoche / Falstaff (1965). Sagal (1923-1981) fue un cineasta de carácter eminentemente televisivo, pero cabe decir que, en ese medio, aportó productos con un nivel superior a la media, como demuestran las miniseries que efectuó hacia su última etapa, caso de Hombre rico, hombre pobre (Rich Man, Poor Man, 1976), Traficantes de dinero (Arthur Hailey’s the Moneychangers, 1976), Ike (Ike, 1979), Masadá (Masada, 1981) o III Guerra Mundial (World War III, 1982). En cine, sin embargo, los tonos estaban más cercanos a lo que aportaba en televisión; lo más celebrado en este sentido puede que fuera el wéstern Las pistolas del diablo (Guns of Diablo, 1964), el bélico Escuadrón Mosquito (Mosquito Squadron, 1969) o la presente[11].
De hecho, aquí mismo hace alarde de una planificación simple, donde el recurso estilístico que predomina es un zoom lanzado de forma abominable en cualquier momento, para subrayar en demasía o para economizar, en lugar de movimientos de cámara que hubieran devenido más elegantes. El filme se hace entretenido por la trama, que posee suficientes elementos atractivos como para mantener el interés, y por la enérgica interpretación de Charlton Heston, aunque en nada se parezca al personaje del libro, semejando más un miembro de la Asociación Nacional del Rifle de su penosa última etapa; de hecho, fue durante la época de The Omega Man cuando Heston se convirtió en defensor de la posesión de armas. Si bien su rol adquiere en la cinta visos heroicos, también se le ofrece con sus sombras y existe cierta mirada crítica hacia Neville, alguien contradictorio que puede ser tan atractivo como rechazable. Y los propios mutantes provocan, a veces, que Neville haya de mirarse al espejo.
La cinta comienza con Neville circulando a toda velocidad por un Los Ángeles vacío. Ve algunas sombras tras las ventanas, dispara contra ellas, hace algunas «compras», habla solo para enmascarar la soledad (y para, de paso, ir dando explicaciones a los espectadores). Y, cuando anochece, asustado regresa a su hogar, un lugar fortificado donde se refugia, juega al ajedrez contra un busto, se viste de gala, escucha música, come. Y entonces salen ellos…
Efectivamente, los vampiros son reemplazados por una especie de mutantes provocados por el arma biológica. Temen a la luz (para hacer alusión a la novela y como justificación a que solo salgan de noche), por lo cual se transmutan en albinos, y se protegen con amplias túnicas que sirven como metáfora del extremismo religioso al que han llegado, así como de gafas oscuras, tal como usaban los representantes del Black Power de la época. Ellos son la Inquisición, metafórica y literalmente, para los humanos que perviven, pues estos representan la etapa de la civilización previa, la que condujo a la destrucción. En cierto modo, tienen razón, pero emplean los mismos métodos demoledores que condujeron al holocausto. Lo curioso del caso es que, al ser albinos, tanto blancos como negros tienen ahora la misma apariencia. Con la mutación ha llegado la igualdad.
No cabe duda de que se buscaba efectuar un paralelismo con los movimientos de integración de la etnia negra en los Estados Unidos, que en aquellos momentos estaban tan activos. Tal como dice Mark Sample: «The Omega Man es sobre los Estados Unidos de 1971, cuando el film fue producido, no los de 1977, cuando la narración post-apocalíptica tiene lugar»[12]. En esta nueva sociedad, blancos y negros son, literalmente, iguales. Respecto a los supervivientes de la «generación anterior», comprobamos que Neville y Lisa, blanco y negra[13], no tienen recato en mantener relaciones sexuales (y, en el montaje original, ella quedaba embarazada). Además, entre los pocos supervivientes queda evidente que habrá que proceder al mestizaje para que la humanidad sobreviva. De esa manera, de nuevo, dejarán de existir blancos y negros (y orientales, y…) para que emerja una nueva especie humana, fusión de todas las etnias y sin los escrúpulos previos.
Sin embargo, ese intento de lanzar un mensaje esperanzador como derribo de los prejuicios raciales queda un tanto en entredicho. La única cura que existe para combatir el mal es la sangre de Neville, quien, irónicamente, cuando Lisa le pregunta si es suficiente, él responde: «Auténtica sangre anglosajona de 160 grados, nena». Es una broma, cierto, pero en última instancia será el único medio para salvar de la mutación a un muchacho negro y, después, con la muestra superviviente, a todo el resto del mundo. Solo la sangre blanca está dotada para esa misión. De esa manera, el personaje está representado «como un mesías defectuoso, un símbolo tanto de la virtud como de la arrogancia estadounidenses», en palabras de John Kenneth Muir[14]. Y otros ven la película de forma más tajante, como Adilifu Nama, que describe el film como «un ataque apenas velado contra el estado nacionalista negro del movimiento por la libertad de los negros»[15].
Tal como en la novela, Neville muere, pues representa todo lo negativo que suponía la civilización previa. Sin embargo, fallece dentro de una fuente, en una posición que semeja una alegoría a Cristo, con los brazos extendidos, como si estuviera crucificado, y al mismo tiempo asaetado, como Jesús lo fue por la lanza de Longinos, o como San Sebastián. Él, con todo, es un reflejo de todos esos males de la sociedad actual (de la del rodaje de la película, pero que sigue perviviendo en los momentos en que escribo esto) y por tanto ha de desaparecer. Pero el toque amargo del libro se disipa al quedar patente que la especie humana aún tiene una esperanza, y vemos a ese grupo superviviente partir en busca de nuevas oportunidades.
Anecdotario
- Título en Argentina: El hombre Omega. Título en México, Uruguay y Venezuela: La última esperanza.
- En los premios Image de la NAACP (National Association for the Advancement of Colored People, Asociación Nacional para el Progreso de las Personas de Color) Rosalind Cash fue nominada en la categoría de mejor actriz en un largometraje.
- Rosalind Cash fue la segunda opción porque los productores estaban más interesados en atraer a Diahann Carroll para el papel de Lisa.
- La producción tuvo lugar entre noviembre de 1970 y enero de 1971, con rodaje en diversas localizaciones de Los Ángeles, California, así como en el Columbia/Warner Bros. Ranch de Burbank, California.
- Versiones de la novela de Richard Matheson:
The Last Man on Earth [dvd/tv: El último hombre sobre la Tierra; dvd: Soy leyenda, 1964], de Sidney Salkow [EEUU, Italia].
Soy leyenda (1967), de Mario Gómez Martín [España; mediometraje].
El último hombre… vivo (The Omega Man, 1971), de Boris Sagal [EEUU].
I Am Omega (2007), de Griff Furst [EEUU; video].
Soy leyenda (I Am Legend, 2007), de Francis Lawrence [EEUU].
- Además, el primer sketch del episodio «Treehouse of Horror VIII» (1997) de Los Simpson, titulado «The HΩmega Man», es un homenaje a la presente.
- La película se estrenó originalmente en Estados Unidos el 1 de agosto de 1971; en España se vio en Barcelona el 6 de marzo de 1972, en el cine Bosque, en programa doble, y en el Urgel Cinema en solitario; en Madrid tuvo su debut el 7 de agosto, en los cines Bulevar y Mola.
Bibliografía
Soy leyenda; por Richard Matheson; traducción de Manuel Figueroa. Barcelona: Minotauro, 2020. Colección: Minotauro esenciales. T.O.: I Am Legend (1954).
Carlos Díaz Maroto (Madrid. España)
CALIFICACIÓN: **½
- bodrio * mediocre ** interesante *** buena **** muy buena ***** obra maestra
[1] Citado por David Konow en su artículo «The Legend of I Am Legend», en https://www.tested.com/art/movies/461211-legend-i-am-legend/ Última consulta: 11/06/2019.
[2] La tierra permanece; por George R. Stewart; traducción del inglés: Lluís Delgado. Barcelona: Gigamesh, 2016.
[3] En sus memorias, The Actor’s Life: Journals 1956-1976, y citado por Dale Sherman en Armageddon Films FAQ: All that’s left to know about zombies, contagions, aliens, and the end of the world as we know it. Milwaukee (WI): Applause Theatre & Cinema Books, 2013.
[4] En el reportaje incluido como extra dentro del DVD de la película por parte de Warner Home Vídeo Española, 1999.
[5] Citado en MUIR, John Kenneth: Horror Films of the 70s – Volume 1. Jefferson (Carolina del Norte): McFarland and Co., 2002.; pág. 136.
[6] El término, un acrónimo de las palabras «negro» y «explotación», fue acuñado en agosto de 1972 por Junius Griffin, entonces presidente de la rama de la NAACP (National Association for the Advancement of Colored People: Asociación Nacional para el Progreso de las Personas de Color) de Beverly Hills-Hollywood.
[7] Warner Brothers quería originalmente a Diahann Carroll para el papel de Lisa, y también fue considerada Judy Pace.
[8] El primero, entre Joan Fontaine y Harry Belafonte, se produjo en Una isla al sol (Island in the Sun, Robert Rossen, 1957), incitando protestas y rechazo de las contrataciones en el Sur de Estados Unidos, así como cientos de cartas de odio hacia Joan Fontaine; venían de muchas partes del país, pero parecían dictadas por alguna organización, dado que había muchas frases similares.
[9] Heston, Charlton: In the Arena. Nueva York: Simon and Schuster, 1995; pág. 443.
[10] En el documental del DVD citado.
[11] Sagal falleció al principio de la producción de la miniserie III Guerra Mundial (1982) en un accidente de helicóptero en Oregón. Giró inadvertidamente en dirección contraria al salir del aparato y caminó hacia la pala del rotor trasero; murió de graves lesiones en la cabeza y el hombro tras ser operado de urgencia. Al día siguiente fue reemplazado por David Greene.
[12] Sample, Mark: «There Goes the Neighbourhood: The Seventies, The Middle Class and The Omega Man». En Shocking Cinema of the Seventies; editado por Xavier Mendil; introducción de Michael Winner. Noir Publishing, 2002; pág. 37.
[13] Ya hubo una relación interracial en un film previo de carácter post-apocalíptico, el muy interesante The World, the Flesh and the Devil [dvd: Los últimos sobrevivientes; tv: El mundo, la carne y el diablo, Ranald MacDougall, 1959], entre el ya citado Harry Belafonte e Inger Stevens.
[14] Horror Films of the 70s (op. cit.); pág. 138.
[15] En Black Space: Imagining Race in Science Fiction Film. Citado por NOONAN, Bonnie en Gender in Science Fiction Films, 1964-1979: A Critical Study. Jefferson (Carolina del Norte): McFarland and Co., 2015; pág. 106.