Fauna y flora han desaparecido de la Tierra. El único lugar donde se mantienen vivas es en grandes cúpulas de cristal acondicionadas en naves espaciales dedicadas a esa labor, y que orbitan el planeta. La empresa propietaria de estas naves decide abandonar su actividad, destruir las cúpulas y devolver las naves a la Tierra, lo que significa aniquilar los últimos animales y plantas vivos.

Dirección: Douglas Trumbull. Producción: Michael Gruskoff Prod., Universal Pictures. Productores: Michael Gruskoff, Douglas Trumbull. Guion: Deric Washburn, Michael Cimino, Steven Bochco. Fotografía: Charles F. Wheeler.Música: Peter Schickele, con canciones de Joan Baez. Efectos especiales: Douglas Trumbull, Richard Yuricich, John Dykstra. Montaje: Aaron Stell. Intérpretes: Bruce Dern (Freeman Lowell), Cliff Potts (John Keenan), Ron Rifkin (Marty Barker), Jesse Vint (Andy Wolf), Steve Brown (dron), Mark Persons (Huey), Cheryl Sparks (Dewey), Larry Whisenhunt (dron), Joseph Campanella (voz), Roy Engel (voz). Nacionalidad y año: Estados Unidos 1972. Duración y datos técnicos: 89 min. color 1.85:1.

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Douglas Trumbull era un profesional técnico, que rodaba documentales para la NASA. Stanley Kubrick lo descubrió a través de uno de esos trabajos que se proyectaron en la Feria Mundial de 1964, titulado To the Moon and Beyond, y decidió contratarlo para los efectos especiales de la justamente mítica 2001: Una odisea del espacio (2001: A Space Odyssey, 1968). La obvia fama conseguida condujo a que, tras la psicodélica Candy (Candy, 1968), de Christian Marquand, Trumbull rodase los efectos de otro gran film de ciencia ficción, La amenaza de Andrómeda (The Andromeda Strain, 1971), de Robert Wise. Inmediatamente después decidió rodar esta Silent Running, su debut como director.

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Después de mayo del 68 la sociedad occidental había sufrido una notoria revolución, y es curioso cómo el cine de ciencia ficción mostró esos cambios. Hasta el éxito de La guerra de las galaxias (Star Wars, 1977), las películas de ficción especulativa abordaron la temática desde un ámbito crítico y reflexivo. Parecía que la space opera estaba desfasada, y la ciencia ficción servía para efectuar alegorías sociales, raciales o metafísicas. Trumbull, por supuesto, se inclinó hacia esa tendencia, y rodó esta película de evidentes connotaciones ecológicas. Además, para subrayar más sus intenciones, la banda sonora está inundada de canciones interpretadas por Joan Baez, clara representante de la música folk y jipi del momento.

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Es curioso cómo, analizando la película por sus atributos desnudos, esta no destaca especialmente. La dirección de Trumbull es en exceso ligera, un tanto de carácter televisivo, y es evidente que no puede mantener el tempo. El guion, escrito a tres (o seis) manos por Deric Washburn, Michael Cimino y Steven Bochco, divaga un tanto, pues la idea da como mucho para un cortometraje, y el mensaje es en exceso obvio y machacón. Sin embargo, la mezcla total de todos los elementos da lugar a una película no solo entrañable, sino hasta destacable por muy diversas razones.

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Resulta también llamativo, en el inicio de la película, el modo en que plantea las relaciones entre los personajes y sus tareas laborales, ofreciendo un precedente clarísimo a lo que se daría en Alien, el octavo pasajero (Alien, 1979), donde se buscaba un entorno cotidiano bien definido, Aquí, al igual que en el clásico de Ridley Scott, los trabajadores están aburridos, se quejan e incluso visten monos muy similares. También se nos muestra el aburrimiento y la monotonía en el espacio, ello heredado, sin lugar a dudas, de la referida 2001.

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Pese a, como se ha dicho, lo obvio del mensaje, éste, aun así, es destacable por su tono, por la melancolía que aporta a la cinta. Esta melancolía también es mérito de su gran protagonista, Bruce Dern, hasta entonces secundario de lujo del cine norteamericano, en especial en muchos wésterns.

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Otro de los grandes méritos del film, desde luego, estriba en sus muy convincentes efectos especiales, con la nave-invernadero Valley Forge como un lento ser agónico que se va desplazando por el espacio, renqueante, un caduco ejemplar de un tiempo que ha pasado para él, como los antiguos dinosaurios. Hay que citar también los robots que comparecen, Dewey, Huey y Louie[1], y que pese a ser en esencia solamente una caja de metal con patas transmiten una sorprendente humanidad, detalle que tomaron muy en cuenta los responsables de la estimable WALL·E (WALL·E, 2008), de Andrew Stanton.

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Silent Running es una película que, desde su aspecto de ejemplar tecnificado, habla de la Naturaleza y de la Humanidad, habla de personas, animales y plantas, a través de un muy pequeño reparto humano. Al poco, solo queda Bruce Dern en pantalla, interactuando con los robots. Ese tono pausado (provocado por la escasez de materia argumental y la poco capacidad narrativa de Trumbull) termina por otorgar al film esa dimensión poética que arrostra, ese tono de parábola que denuncia (y ha de hacerse una y mil veces) el ciego camino que encamina a la especie humana. Rodada en 1972, medio siglo después sigue tan actual y pertinente como entonces.

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Anécdotas

  • Título en Brasil: Corrida silenciosa. Título en Italia: 2002: la seconda odissea. Título en Portugal: O cosmonauta perdido.
  • Entre los guionistas están Steven Bochco y Michael Cimino; el primero es muy popular por ser creador o intervenir como guionista en algunos capítulos de series de televisión ya clásicas como Ironside (Ironside, 1967), varios episodios de Colombo (Columbo, en distintos años), McMillan y esposa (McMillan and Wife, 1971) o Canción triste de Hill Street (Hill Street Blues, 1981), entre otras. En cuanto a Cimino fue director de famosas películas como El cazador (The Deer Hunter, 1978), Las puertas del cielo (Heaven´s Gate, 1980) y Manhattan Sur (Year of the Dragon, 1985).
  • La maqueta de la nave midió alrededor de ocho metros, y a la conclusión del filme fue despiezada y vendida a coleccionistas. Uno de los domos se exhibe en el Science Fiction Museum and Hall of Fame de Seattle.
  • Valley Forge, el nombre de la nave, fue el lugar escogido como campamento de invierno por George Washington, durante la Guerra de la Independencia.
  • El guion original ofrecía a los astronautas en permanente tarea manteniendo la nave. El personaje protagonista era de mayor edad y se enfrentaba a su jubilación.
  • El evidentemente absurdo título español fue cambiado en algunos pases televisivos por el algo más correcto de Naves silenciosas.
  • El título de rodaje fue Running Silent.
  • En 1973 fue nominada al Hugo como mejor representación dramática.
  • Los mini-robots fueron interpretados por gente con las piernas amputadas dentro de armazones.
  • Estrenada en Estados Unidos el 10 de marzo de 1972; en España se estrenó el 21 de mayo de 1973.

 

Carlos Díaz Maroto (Madrid. España)

Agradecimientos a

Alfredo Liébana

 

[1] Nombres en inglés de los hijos del pato Donald, aquí conocidos como Juanito, Jorgito y Jaimito.

 

CALIFICACIÓN: ****

● bodrio * mediocre ** interesante *** buena **** muy buena ***** obra maestra