La ciudad es acosada por una serie de crímenes que son adjudicados a El Maníaco. Este ha sido visto rondando la mansión Hartley, donde uno de sus habitantes, el profesor Arthur Hornsby, clama tener un invento revolucionario. Cuando su tío es asesinado, los herederos se reúnen en la mansión, al tiempo que el Maníaco ronda en el lugar…

Dirección: Benjamin Stoloff [acreditado como Ben Stoloff]. Producción: Bryan Foy Productions para Columbia Pictures. Productor: Bryan Foy. Guion: Beatrice Van, William Jacobs, según la historia «The Public Be Damned» de Willard Mack. Fotografía: Joseph A. Valentine. Montaje: Arthur Hilton. Dirección técnica: W. L. Vogel. Intérpretes: Bela Lugosi (Degar), Wallace Ford (Tom Hartley), Sally Blane (Mary Rinehart), Bryant Washburn (John Rinehart), Tully Marshall (Richard Rinehart), Gertrude Michael [acreditada como Gertrude Michaels] (Sarah Rinehart), George Meeker (profesor Arthur Hornsby), Mary Frey (Sika), Oscar Smith (Martin, el chófer), Matt McHugh (detective Bailey), Edwin Maxwell (el Maníaco), Eric Mayne (profesor John Andre), Richard Powell (detective Dooley), Pat Harmon (taxista), Otto Hoffman (profesor), Dave O’Brien (joven víctima), Emma Tansey (anciana)… Nacionalidad y año: Estados Unidos 1933. Duración y datos técnicos: 65 min. – B/N – 1.37:1 – 35 mm.

 

Tras su éxito con el Drácula (Dracula, Tod Browning, 1931), de la Universal, Bela Lugosi participó activamente en otras producciones que explotaban la propia imagen de actor. Con el tiempo acabaría derivando en las productoras baratas, pero durante cierto período (muy poco) bregó con productoras grandes. Noche de terror (Night of Terror, 1933) fue producida por la compañía de Bryan Foy para la Columbia, una empresa de empaque que, ciertamente, poco interés había mostrado por el género de terror. Por aquel entonces, la productora propiedad de Harry Cohn se caracterizaba, sobre todo, por presentar las películas de Frank Capra o los cortos de Walt Disney; del género suele considerarse el filme criminal Tras la máscara (Behind the Mask, John Francis Dillon, 1932), más que nada por el rol maquiavélico que desempeña en ella Boris Karloff, y poco más.

En realidad, Bela Lugosi hubo de aceptar un contrato leonino, agobiado por las deudas, y así, durante este período, simultaneaba el rodaje de la comedia Casa internacional (International House, A. Edward Sutherland, 1933) durante el día, para la Paramount, y por la noche la presente, de dos a seis de la mañana. El libreto parte de un argumento cinematográfico de Willard Mack, un activo guionista de la época que, por aquel entonces, también dirigió cuatro películas, y la idea semeja partir de una obra teatral sobre «casa misteriosa», tan de moda en aquel entonces tras el éxito de la representación escénica El gato y el canario (The Cat and the Canary, 1922), de John Willard, y su posterior adaptación cinematográfica, la mítica El legado tenebroso (The Cat and the Canary, Paul Leni, 1927).

La trama de la cinta supone un cacao que mezcla cuatro ideas diferentes: por un lado, los crímenes de un maníaco ―de hecho, le llaman solo así, El Maníaco―, que asola la ciudad, y elige a sus víctimas, según todas las apariencias, al tuntún; por otro, los integrantes de una mansión, en cuyo entorno parece moverse el criminal, y donde uno de los propietarios caerá muerto, reuniéndose los herederos y desarrollándose la clásica intriga en torno a ello; la inevitable historia de amor, que ofrece un triángulo, donde la chica anuncia que va a casarse con un estirado y obsesionado científico que habita la casa, mientras tontea con un revoltoso e insoportable periodista; y el referido científico, que anuncia que ha descubierto un fluido que permite paralizar las funciones corporales y luego recuperarlas con otro suero. Esta última trama, al parecer, se inspiró en las actividades reales de un científico europeo que afirmaba haber creado una poción que podía revivir a una persona que hubiera estado enterrada durante siete días. Por si faltara poco, en la mansión sirve un matrimonio de hindúes, donde ella tiene visiones y practica espiritismo y él es Bela Lugosi con turbante.

En este revoltijo, pues, resalta, por un lado, El Maníaco, que comete crímenes en la ciudad pero parece moverse con cierto interés en torno a la mansión Hornsby, y por otro lado todo el batiburrillo de asistentes a la misma. El señor de la casa muere asesinado, el científico Arthur Hornsby es enterrado vivo en el jardín, para probar su fórmula, y en la casa confluyen una serie de catedráticos para certificar la autenticidad del hecho. A destacar el detalle de que, en varias ocasiones, El Maníaco intenta entrar en la casa y atacar a alguno de sus habitantes, pero ha de huir con rapidez sin poder actuar, en un tira y afloja que se antoja absurdo.

El «terror» de la propuesta consiste en la presencia de Bela Lugosi, que declama con solemnidad y desorbita mucho los ojos, y las prácticas de las que hace gala su esposa, así como la presencia del Maníaco, un tipo que camina inclinado, y tiene un maquillaje que le otorga una moreno muy acusado, barba de varios días, líneas muy marcadas y una boca mellada donde destacan los colmillos. Según se dice, pese a que Edwin Maxwell está acreditado en el rol de «El Maníaco», sería el propio Bela Lugosi el que interpretara la mayor parte del papel bajo el pesado disfraz de maquillaje, aunque yo tengo mis dudas.

Así pues, al margen de esos elementos «terroríficos», tenemos una trama de misterio clásica, con herederos sospechosos, donde también se integran ciertos aportes humorísticos tributados por tres personajes: el referido periodista, que es más o menos el protagonista (interpretado por un nervioso Wallace Ford), el inspector de policía, que es un inútil, y el periodista así se lo hace ver, y el chófer negro, que incorpora el rol del clásico «negrito miedoso», en el habitual cometido de elemento racista que se incluía en la época, aunque en verdad es el único que, a veces, aporta algunas réplicas graciosas.

La intriga se pretende ingeniosa y retorcida, e incluso al final se ruega al espectador que no desvele a los conocidos quién es el asesino, aunque es fácilmente adivinable por el espectador, máxime si ha leído a Agatha Christie o ha visto una de sus muchas adaptaciones. Al menos, ofrece unos pocos elementos interesantes: dentro de lo rígida y plana que es la realización, hay unos cuantos travellings de aproximación a diversos actores para enfatizar su presencia que poseen fuerza; la escena en que se desvela quién es el asesino y cómo procedió, donde en lugar de solo oírse al actor comentarlo, se ilustra visualmente, de un modo bastante curioso; y el propio final de advertencia al espectador, planteado de una manera muy original, y que, desde luego, no desvelaré.

 

Anecdotario

  • Títulos de rodaje: He Lived to Kill / Terror in the Night.
  • Títulos en Argentina: Una noche de horror (estreno) / Noche de terror (en televisión).
  • La filmación comenzó el 13 de enero de 1933.
  • Algunos fotogramas publicitarios muestran al personaje de Bela Lugosi con bigote. En la película, al final, no lo lleva.
  • Estrenada en Estados Unidos el 24 de abril de 1933. En España tuvo su debut el 10 de diciembre de 1935, en Madrid, en el cine Delicias, y el 26 de diciembre de 1935, en Bilbao, distribuida por Cifesa.

Carlos Díaz Maroto (Madrid. España)

 

CALIFICACIÓN: *

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