El padre de OJ muere y éste debe hacerse cargo del negocio de caballos adiestrados que se utilizan para el cine. En unión de su algo descentrada hermana, en el rancho donde aquél habita comienzan a percibir algo extraño en las formaciones nubosas. Deciden contratar un servicio de vigilancia con cámaras para estar las veinticuatro horas del día atentos de los cielos.
Dirección: Jordan Peele. Producción: Universal Pictures, Dentsu, Monkeypaw Productions. Productores: Ian Cooper, Jordan Peele. Co-productores: Karen Ruth Getchell, David Torres. Productores delegados: Robert Graf, Win Rosenfeld. Productor asociado: Daniel F. Larson. Guion: Jordan Peele. Fotografía: Hoyte Van Hoytema. Música: Michael Abels, Krishna Bissessar, Cameron Moody, Orlando Perez Rosso. Montaje: Nicholas Monsour. Diseño de producción: Ruth De Jong. FX: Future Associate, Moving Picture Company, Shaw VFX. Intérpretes: Daniel Kaluuya (OJ Haywood), Keke Palmer (Emerald Haywood), Brandon Perea (Ángel Torres), Michael Wincott (Antlers Holst), Steven Yeun (Ricky ‘Jupe’ Park), Wrenn Schmidt (Amber Park), Keith David (Otis Haywood Sr.), Devon Graye (Ryder Muybridge), Terry Notary (Gordy), Barbie Ferreira (Nessie), Donna Mills (Bonnie Clayton), Oz Perkins [acreditado como Osgood Perkins] (Fynn Bachman), Eddie Jemison (Buster), Jacob Kim, Sophia Coto, Jennifer Lafleur, Andrew Patrick Ralston, Lincoln Lambert, Pierce Kang, Roman Gross, Alex Hyde-White, Hetty Chang, Liza Treyger, Ryan W. Garcia, Courtney Elizabeth, Caden J. Lovgren, Malcolm Jae O’Shea, Michael Busch… Nacionalidad y año: Estados Unidos, Japón 2022. Duración y datos técnicos: 130 min. Color 1.43:1 (IMAX con láser: algunas escenas) – 1.90:1 (IMAX Digital: algunas escenas) – 2.20:1 – 2.35:1 (ratio original) – 2.39:1 (ratio original).
Muchas veces tengo la impresión de que cuando un cineasta realiza determinada película (esto se puede trasladar a cualquier arte), después el resultado, en la mente de cada espectador, ofrece deducciones muy distintas, y en gran cantidad de ocasiones se vislumbran objetivos que no existían en los planes del hacedor. Ello se da especialmente en «artistas» que cuentan con un grupúsculo de admiradores que, en su mente, forjan explicaciones que van más allá de las capacidades del creador, y el film es mucho más interesante según ellos lo explican de lo que en verdad es, y su interpretación resulta mucho más compleja de lo que detenta en realidad.
Eso es lo que vendría a suceder, por ejemplo, con la última cinta de Jordan Peele. Este antiguo humorista devenido en director de culto y autor que utiliza los mimbres del fantástico para articular sus discursos, en ¡Nop! (Nope, 2022) efectúa algo así como una especie de cóctel entre la filmografía de Quentin Tarantino, M. Night Shyamalan y el cine independiente norteamericano que tiene ambientación en lugares aislados. De hecho, la película entera semeja construida a partir de alusiones visuales y sonoras a otros precedentes fílmicos, y existen planos que harán al espectador pensar «Esto lo he visto yo antes», aunque no tendrá tiempo para rastrear en su memoria para no distraerse de lo que Peele le está contando.
Que no es realmente mucho, aunque el autor de Nosotros (Us, 2019) tarde 130 minutos en narrarlo, se pierda en varias ocasiones en su ruta, y además deje bastantes cosas en el aire. Resumiendo mucho (algo de lo que él no es capaz), la trama se centra en un grupo de personajes, reunidos en un rancho aislado, que detecta que en las nubes que rodean el lugar se oculta algo…, que terminará desvelándose al final. Sus exégetas referirán que es mucho más que eso, pero ¿de verdad es así?
Empecemos con los personajes. Estos son un grupo de individuos excéntricos, que en el trazo grueso y perfiles llamativos buscan resaltar en lugar de otorgarles vida creándoseles una psicología medianamente compleja. Se nos ha informado que Jordan Peele describió en su origen a Ángel Torres como un friki alegre y despreocupado, hasta que Brandon Perea fue contratado, «quien quiso ampliarlo y retratarlo con más fundamento». Pese a ello, no va mucho más allá de cuatro convenciones. El protagonista, OJ, es interpretado por Daniel Kaluuya, que repite con Jordan después de Déjame salir (Get Out, 2017), y cuya interpretación bascula entre un rictus huraño o, directamente, la total falta de expresividad. Es un individuo retraído, hosco, del que poco sabremos, y que se pasa toda la película diciendo «Tengo trabajo que hacer» sin efectuar en realidad nada. Está acompañado por su hermana Emerald (una estomagante Keke Palmer, también cantante de R&B, pop y hip hop), hiperactiva, histérica, por completo insoportable; es lesbiana, pero eso lo sabemos porque ella misma lo dice, pues nunca la veremos en una relación: como en tantas otras películas actuales, se plantea esa identidad para parecer inclusiva, aunque luego no se atrevan a desarrollar esa característica para no asustar a determinado sector del público. Añadamos a Antlers Holst (interpretado por Michael Wincott), un cineasta que hace comerciales y documentales, que parece más bien el típico paleto fronterizo de cine de independiente, extravagante y pirado.
Se ha querido ver en el film una reflexión sobre el propio mundo del cine, desde esas primeras imágenes previas a la misma invención de ese arte/industria/espectáculo, hasta el final de la película, donde el registro visual de lo que acontece es muy importante. Eso existe, sin duda, pero no considero que posea suficiente entidad para erigirse en el sostén de una obra que divaga en exceso, y que se pierde con otros elementos que no veo conjuntados con ese discurso que parece más inventado para otorgar cierto perfil intelectualoide a la cinta que algo que la soporte por sí misma.
El espectáculo es otro de los temas que nutren, de alguna manera, a Nope. Así, tenemos el personaje de Ricky ‘Jupe’ Park (Steven Yeun, acaso el mejor del flojo reparto), que tiene un extraño conglomerado de feria, espectáculo vaquero y algunas cosas más, y cuyo número estrella será uno que se desvelará más tarde y que no referiré, para no desentrañar un instante importante. El mismo Park, de niño, fue estrella infantil del cine y la televisión, y precisamente en ese medio trabajó en una serie de gran éxito, pero donde sucedió una tragedia con un chimpancé, y que de algún modo tiene una importancia fundamental en la cinta, pero que no he logrado desentrañar, en su complejidad. Y el propio protagonista se conduce solo con el fin de llevar los resultados de sus pesquisas al programa de Oprah, en busca del fácil éxito. Todo ello conduce hacia un clímax que, se pretende, de lo más espectacular y apabullante, aunque el resultado deja con una expresión atónita en el rostro, dada su vacuidad. La música de Michael Abels (y/o los compositores adicionales consignados en los créditos finales) a lo largo del film está compuesta por sintetizadores, buscando una atmósfera de inquietud, con ruidos electrónicos, y en verdad está lograda. Sin embargo, en ese final mayestático se tienda hacia una orquestación sinfónica, a lo John Williams, y da la impresión de que esté sucediendo algo apabullante; sin embargo las imágenes contradicen esa traza (aunque aquí el trabajo en esa área también está muy conseguido)[1]. Máxime porque el origen de todo semeja más bien un toldo de circo desgarrado, antes que algo procedente de otras realidades (y no especificaré más en este sentido).
El film se ha rodado apoyado por un estudio del peso de la Universal, y con un presupuesto estimado de 68 millones de dólares. Por supuesto que, con ese aparato logístico detrás, los resultados, en el aspecto técnico, son apabullantes. La fotografía del suizo Hoyte Van Hoytema —nominado al Oscar por su trabajo en Dunkerque (Dunkirk, Christopher Nolan, 2017)— es extraordinaria, y el trabajo con la edición de sonido es muy meritorio. Peele, por su parte, demuestra poseer un excelente ojo para la composición visual, con esos planos desérticos, con los paisajes perdidos en el horizonte, y donde los plásticos de colores agitados por el viento otorgan una imaginería en especial cautivante. Precisamente el viento es un dispositivo que el director maneja con una potencia increíble. Pero esos elementos, más otros referidos con anterioridad, no son suficientes para conferir pujanza a una película que promete más que ofrece, que se pierde en una diversidad de frentes sin saber fijarse en ellos, que entrega unas interpretaciones caricaturescas que no consiguen hacer empatizar con unos personajes grotescos. En definitiva, mucho ruido para tan pocas nueces.
Anécdotas
- Jordan Peele cita King Kong (1933), Parque Jurásico (1993), Encuentros en la tercera fase (1977), Señales (2002) y El mago de Oz (1939) como influencias en la película. Considera estas cintas como ejemplos de la adicción al espectáculo, un tema importante en su film.
- Tras el lanzamiento del tráiler de la película y el anuncio de la Super Bowl LVI, los espectadores empezaron a teorizar que la película podría implicar una invasión alienígena, creyendo que el título era un acrónimo de «Not Of Planet Earth» (No del planeta Tierra), a pesar de que la trama se mantuvo en secreto en ese momento.
- Uno de los papeles principales se le ofreció a Jesse Plemons (muy probablemente Jupe o Ángel), pero tuvo que rechazarlo por conflictos de agenda con Killers of the Flower Moon (2023).
- En un momento determinado del film se oye el aullido del hombre lobo de Paul Naschy.
- Estrenada en Estados Unidos el 18 de julio de 2022 en una premier en Hollywood, y después el 22 de julio a nivel global. En España tuvo su debut el 19 de agosto.
Carlos Díaz Maroto (Madrid. España)
CALIFICACIÓN: **
- bodrio * mediocre ** interesante *** buena **** muy buena ***** obra maestra
[1] Si mencionamos a John Williams, hay que añadir que justo al final del film hay una melodía que remite inequívocamente a Ennio Morricone.