El doctor Genessier secuestra hermosas muchachas y les arranca la piel del rostro para efectuar operaciones en la faz desfigurada de su otrora bella hija, con el fin de devolverle la gracia primigenia. Pero las operaciones aún no son perfectas, y la cara tersa, paulatinamente, vuelve a degradarse, por lo que el profesor precisará matar una y otra vez…
Dirección: Georges Franju. Producción: Champs-Élysées Productions, Lux Film. Productores: Jules Borkon, [Riccardo Gualino, sin acreditar]. Guion: Claude Sautet, según la adaptación de Pierre Boileau, Thomas Narcejac y Jean Redon de la novela de J. Redon, con diálogos de Pierre Gascar. Fotografía: Eugen Schüfftan. Música: Maurice Jarre. Montaje: Gilbert Natot. Diseño de producción: Auguste Capelier. FX: Charles-Henri Assola (efectos especiales). Intérpretes: Pierre Brasseur (doctor Génessier), Alida Valli (Louise), Juliette Mayniel (Edna Grüber), Alexandre Rignault (inspector Parot), Béatrice Altariba (Paulette Meroudon), Charles Blavette (el hombre de la perrera [escenas eliminadas]), Edith Scob (Christiane Génessier), Claude Brasseur (un inspector), François Guérin (doctor Jacques Vernon), Michel Etcheverry (doctor Lherminier), Yvette Etiévant (madre del niño), René Génin (Henri Tessot), Lucien Hubert, Marcel Pérès, France Asselin, Charles Bayard, Gabrielle Doulcet, Corrado Guarducci, Brigitte Juslin, Charles Lavialle, Max Montavon, Jimmy Perrys… Nacionalidad y año: Francia, Italia 1959. Duración y datos técnicos: 89 min. – B/N – 1.66:1 – 35 mm.
En su día, Ojos sin rostro (Les yeux sans visage, 1959) recibió críticas muy sangrantes, en especial por parte de críticos pedantes que señalaban que Georges Franju era un director demasiado talentoso como para ocuparse de un «género menor»; sin embargo, a día de hoy es una película fundamental en la historia del cine de terror. Pese a beber de diversas fuentes previas —se perciben ecos de la película La isla de las almas perdidas (Island of Lost Souls, Erle C. Kenton, 1932) en cierto elemento final, de la novela El Fantasma de la Ópera (Le Fantôme de l’Opéra, 1910), de Gaston Leroux, incluso del film Los ojos misteriosos de Londres (The Dark Eyes of London, Walter Summers, 1939)—, esta bellísima obra de Georges Franju creó escuela y sería imitada hasta la extenuación temática.
Así, Jesús Franco lo plagió directamente en su Gritos en la noche/L’horrible docteur Orloff (1961) —que luego reharía varias veces—, Amenábar y Almodóvar se inspiraron en varios detalles para Abre los ojos (1997) y La piel que habito (2011), respectivamente, inclusive la explícita operación en la cual el doctor arranca la piel de la muchacha remite a un momento de The Texas Chainsaw Massacre Part 2 [vd/tv/dvd: Masacre en Texas 2, 1986], de Tobe Hooper, o los paseos finales de Edith Scob con las palomas, arrastrando la bata de vuelo ancho, son muy similares a las rondas que efectúa el Fantasma de la subvalorada La máscara del faraón – Belphégor, el fantasma del Louvre (Belphégor, le fantôme du Louvre, 2001), de Jean Paul Salomé…
El productor francés Jules Borkon, responsable de un clásico como Diálogos de carmelitas (Le dialogue des carmélites, Philippe Agostini, Raymond Leopold Bruckberger, 1960), o de un ciclo de películas de Arsène Lupin, decidió optar a probar con el género de terror, muy poco tratado por la cinematografía de su país, y compró los derechos de la novela de Jean Redon, proponiendo la dirección a Georges Franju. Este había rodado con anterioridad una gran cantidad de cortometrajes y varios documentales, y su primer largo de ficción fue la angustiosa La cabeza contra la pared (La tête contre les murs, 1959)[1], centrada en las instituciones mentales.
Georges Franju dirigiendo
Georges Franju (1912-1987) sería uno de los cineastas franceses más importantes de su época, y solo en momentos recientes se le comienza a valorar en su justa medida. Cuando acometió esta película, y pese a haber tocado muy variados temas, ya se percibía en él una fascinación hacia lo insólito: el documental Le grand Méliès [dvd: El gran Méliès, 1952] deja a las claras esa pulsión. Con posterioridad, joyas como Judex (Judex, 1963) o la miniserie televisiva L’homme sans visage (1975)[2], pese a carecer en sentido estricto de elementos fantásticos, también traslucen ese ascendente, muy influidas además por el cine mudo.
Ojos sin rostro se vería influida por las diversas personalidades que trabajaron en el proyecto: el guion fue elaborado por el propio autor de la novela, Jean Redon[3], el futuro realizador Claude Sautet —también ayudante de dirección aquí— y, particularmente, dos escritores míticos, Pierre Boileau y Thomas Narcejac, responsables de la magistral La que no existía / Las diabólicas (Celle qui n’était plus, 1952), que Henri-Georges Clouzot adaptó como Las diabólicas (Les diaboliques, 1954). Quizá por ello, el arranque del film remite a este título fundamental de la cinematografía gala, otorgando un aura de cine negro que aporta plausibilidad y misterio a lo que poco a poco se nos va planteando. Después, irrumpe el elemento fantástico con esa suerte de científico loco que arranca la piel a las muchachas para restaurar la belleza marchita del rostro de su hija desfigurada.
Es en esos momentos cuando el film alcanza altas cotas de lirismo, donde el monstruo de la película es la víctima de la historia; y, también, queda claro que hay otros monstruos que rondan en la historia, estos de aspecto más normal. Edith Scob interpreta a Christiane, una muchacha con el rostro desfigurado que ha de ocultar los estragos de un accidente automovilístico por medio de una máscara que se ajusta a sus facciones, de modo que semeja una faz inexpresiva, muda y suplicante, donde solo tienen vida unos inmensos ojos apesadumbrados.
La etérea belleza de la actriz facilita esa identificación con un ser cuasi-sobrenatural —Louise (Alida Valli) incluso la equiparará con un ángel—, quien asistirá a los actos desalmados que perpetra su padre por amor a ella; de hecho, todos los personajes principales del film actúan, de un modo u otro, impulsados por el amor: el doctor Génessier, hacia su hija; su ayudante Louise, hacia él; e inclusive el doctor Vernon, prometido de Christiane. O también compasión, acto este último que provocará la catarsis final, la liberación en todos los sentidos, bella metáfora donde los animales enjaulados representan el estado anímico de unos personajes que no pueden escapar de su destino.
Anecdotario
- Título en Italia, país co-productor: Occhi senza volto.
- Título en Argentina, Chile, Colombia y Perú: Los ojos sin rostro. Título en México: Los ojos sin cara.
- Títulos anglosajones: Eyes Without a Face / The Horror Chamber of Dr. Faustus / House of Dr. Rasanoff.
- El rodaje ocupó entre el 10 de febrero y el 5 de abril de 1959.
- Doblaje para la versión italiana: Giorgio Capecchi (Pierre Brasseur), Lydia Simoneschi (Alida Valli), Manlio Busoni (Alexandre Rignault), Maria Pia Di Meo (Édith Scob), Gianfranco Bellini (François Guérin), Sergio Fantoni (Michel Etcheverry), Lauro Gazzolo (René Génin).
- Claude Brasseur, hijo de Pierre Brasseur, interpreta al joven inspector que ayuda al inspector Parot.
- La máscara fue diseñada por Henri Assola y Georges Klein, encargados de los efectos especiales, y fue hecha de látex, toda una innovación en la época, lo que le da un aspecto más realista.
- Según Marie-Ève Lacasse, los vestidos que Édith Scob luce fueron diseñados por el modisto Hubert de Givenchy.
- Cuando la película se proyectó en el Festival de Cine de Edimburgo en 1960 se refirió que siete miembros del público se desmayaron durante la escena de la operación. El director Georges Franju respondió: «Ahora sé por qué los escoceses llevan falda».
- En su estreno norteamericano, en 1962, se eliminó la escena de la operación, así como aquella en la que atiende a un niño, para evitar sentir simpatía por él.
- La canción «Eyes Without a Face» de Billy Idol, escrita con el guitarrista Steve Stevens y publicada en 1984, hace referencia a la película de Franju. Durante el estribillo, se oye a la cantante Perri Lister cantar en francés las palabras «Les yeux sans visage».
- Una adaptación al cómic, muy fiel a la novela pero no a la película, fue publicada por Artima en la colección «Hallucinations» nº 54 (4º trimestre de 1975), con dibujos sin firma del dibujante español José Grau Hernández.
- Desde 2019 hay anunciado un proyecto de adaptar nuevamente la novela, a partir de un guion de la canadiense Becca Sandergaard.
- Estrenada en Francia el 11 de enero de 1960, en Italia el 3 de mayo de 1960 y en España el 23 de septiembre de 1963, en Madrid, como Ojos sin rostro, y más adelante se repuso como Los ojos sin rostro, en 2017.
Bibliografía
Los ojos sin rostro; por Jean Redon; traducción de Ferrán Canyameras. Barcelona: [Rafael Salvat]; Rafael Dalmau, 1960. T.O.: Les yeux sans visage (1959).
Carlos Díaz Maroto (Madrid. España)
CALIFICACIÓN: *****
- bodrio * mediocre ** interesante *** buena **** muy buena ***** obra maestra
[1] En ella ya aparecían Pierre Brasseur y Edith Scob, padre e hija en la presente.
[2] Esta miniserie también dispondría de un montaje a modo de largometraje para cines con Nuits rouges [tv: Noches rojas, 1974].
[3] Jean Redon fue periodista y director de comunicación de la delegación de Warner Bros en Francia, y participó en diversos guiones cinematográficos. Les yeux sans visage fue su única novela, aparecida en 1959 en la colección «Angoisse» de la editorial Fleuve noir. La contraportada de esa edición incluye una muy elogiosa reseña por parte de Frédéric Dard, y se ha llegado a especular que el auténtico autor del libro fue Dard. De muy fértil obra, Dard fue escritor de muchos clásicos de la literatura criminal, como El montacargas (Le monte-charge, 1961), y utilizó una gran variedad de seudónimos, pero a día de hoy sigue sin estar claro si fue el autor de la presente.