Un hombre es encontrado en el muelle de Londres agonizante, con una bala en la espalda. Es trasladado de urgencia al hospital, y en el transcurso de la operación su corazón se detiene, aunque logran reanimarlo. Un periodista lo identifica como un afamado físico nuclear, pero la policía localiza a este en su domicilio. Cuando el enfermo se recupera y es interrogado, sus respuestas carecen de lógica… aparente.

Dirección: Ken Hughes. Producción: Merton Park Studios, [Todon Productions], para Anglo-Amalgamated Film Distributors. Productor: Alec C. Snowden. Productores delegados: Nat Cohen, Stuart Levy. Guion: Charles Eric Maine. Fotografía: A. T. Dinsdale. Música: George Melachrino (música de stock), Richard Taylor (director musical). Montaje: Geoffrey Muller. Dirección artística: George Haslam. Intérpretes: Gene Nelson (Mike Delaney), Faith Domergue (Jill Robowski), Joseph Tomelty (inspector detective Cleary), Leonard Williams (sargento detective Haines), Barry MacKay (inspector Hammond), Peter Arne (Dr. Stephen Rayner / Jarvis), Martin Wyldeck (Dr. Preston), Vic Perry (Emmanuel Vasquo), Paul Hardtmuth (Dr. Bressler), Mary Jones (hermana Brown), Philip Dale (Dr. Peters), Carl Jaffe (Dr. Marks), Patricia Driscoll, Philippa Hiatt, Gordon Bell, Ian Cooper, Vanda Godsell, Launce Maraschal, Charles Hawtrey, Dervis Ward, Donald Gray, Anthony Woodruff, Brian O’Higgins, Percy Herbert… Nacionalidad y año: Reino Unido, [Estados Unidos] 1955. Duración y datos técnicos: 93/76 min. B/N 1.66:1.

 

Charles Eric Maine es el seudónimo por el cual fue más conocido el escritor británico David McIlwain (1921-1981), y con el que publicó diversas obras de ciencia ficción entre los años cincuenta y sesenta del pasado siglo. Con otros distintivos, Richard Rayner y Robert Wade, escribió historias policiales y thrillers. Como Maine, en España solo se ha publicado su novela La mente del señor Soames (The Mind of Mr. Soames, 1961), por parte de Edhasa en 1980, dentro de la colección Nebulae nº 41, así como el relato «La carretera 1» («Highway J / Highway i», 1953) en la antología Otros mundos, otros tiempos (A.T.E., 1976). Como Richard Rayner, eso sí, Alfaguara le editó cuatro novelas. Entre su obra de ciencia ficción deben destacarse, al menos, Spaceways (1953) —que tuvo una adaptación cinematográfica producida por la Hammer y dirigida por Terence Fisher—, Timeliner (1955) —sobre viajes en el tiempo—, High Vacuum (1956) —acerca de una expedición lunar— o Calculated Risk (1960) —de nuevo centrada en los viajes en el tiempo—. En cine, aparte del film de Fisher, tiene The Electronic Monster (Montgomery Tully, 1958), a partir de su novela Escapement (1956), y la adaptación de La mente del señor Soames producida por la Amicus en 1970, dirigida por Alan Cooke y conocida en España solo vía televisión.

Esta historia la escribió Maine originalmente como una obra radiofónica en 1952, luego como un telefilm de media hora de duración para la BBC, Time Slip, y emitido en directo el 5 de noviembre de 1953, como era norma en la época. Más adelante lo amplió a un guion para la presente película y luego lo convertiría al formato de novela, que se publicó en tapa dura en Gran Bretaña y Estados Unidos en 1957 con el título de The Isotope Man, convirtiéndola en la primera entrega de una tetralogía protagonizada por el reportero Mike Delaney[1]. La presente es una sustancial reelaboración del original televisivo, y sospecho que la intriga de «espionaje industrial» es lo que ha sido ampliado en la historia.

Timeslip (1955) la dirigió Ken Hughes (1922-2001) cuando ya llevaba otros seis filmes a sus espaldas. Inmediatamente después de este rodó el fascinante Cautivo del terror (Joe MacBeth, 1955), traslación al mundo de los gánsteres británicos del Macbeth shakespeariano, y con el tiempo se haría cargo de la prestigiosa Cromwell (Cromwell, 1970), pero en todo caso es un hombre con una filmografía que es preciso recuperar y estudiar. Su última cinta fue el psycho-killer Night School (1981), que en España adoptó el estúpido título de Psicosis 2[2], y aparte de esta, entre su cine fantástico se cuenta Casino Royale (Casino Royale, 1967)[3] y el clásico infantil Chitty Chitty Bang Bang (Chitty Chitty Bang Bang, 1968)[4].

Aquí, el cineasta de Liverpool narra una intriga de espionaje con un tono oscuro y atmosférico que podría recordar al de su compatriota Carol Reed. Pero, lo más interesante de todo, es que además lo mezcla con la ciencia ficción. Lo cual es una virtud de la cinta y, al mismo tiempo, un defecto. Expliquémonos. Por un lado, tenemos esa intriga centrada en el Brant Nuclear Research Institute, y cómo un financiero procedente de Buenos Aires, Emmanuel Vasquo (estos anglosajones, siempre poniendo a los personajes de origen hispano nombres absurdos) tiene pérfidos planes para con ella, y sin preocuparse en recurrir al asesinato, si es preciso. Y por otro, se nos presenta al doctor Stephen Rayner, físico nuclear, que lleva años trabajando con radiactividad —lo llaman «El hombre isótopo»— y, con el tiempo, ha adquirido cierta inmunidad; en el momento de la operación muere, literalmente, durante siete segundos y medio, y luego es recuperado; en ese lapso, su cerebro sufre, digamos, una alteración en el espacio tiempo.

El problema es que una historia y otra no terminan de encajar entre sí. El caso del doctor Rayner parece concebido única y exclusivamente con el fin de tener un testigo en condiciones de no confesar, y de ese modo retrasar el esclarecimiento del asunto de espionaje. El hecho de hacer uso de una idea de ciencia ficción es lo que otorga un complot apasionante a una película que, de otro modo, solo sería correcta y funcional. El paulatino desvelamiento de lo que le sucede a Rayner llega a ser cautivante, pero, una vez es descubierto, la intriga se desarrolla por cauces previsibles. Aunque, cierto es, Hughes dirige todo con nervio e intensidad, apoyado en una fotografía excepcional —obra de A. T. Dinsdale, de muy escasa carrera en el campo del largometraje, y especializado más en los cortos documentales—, un humor que no molesta y unas escenas de acción dirigidas con un ímpetu inusitado.

De todas maneras, el tono de ciencia ficción se prolonga en el propio caso de espionaje industrial, pues el descubrimiento que todo lo mueve es un ingenio de avance tecnológico que aún no se ha dado (cómo será el futuro de la humanidad, tras ese descubrimiento, es algo que queda por conocer tras el rótulo THE END) e incluso se nos amenaza con una catástrofe nuclear que puede volar la mitad de Londres.

La película es una producción británica de la compañía Merton Park Studios, de una filmografía amplia y variada, pero en particular cine negro, y con la que Hughes había trabajado en sus filmes anteriores, y que después nos aportaría la cinta de terror Horror en el museo negro / Los horrores del museo negro (Horrors of the Black Museum, Arthur Crabtree, 1959). Pero también, a la sombra, participa una empresa norteamericana, Todon Productions, creada por Tony Owen y su esposa, la actriz Donna Reed, estableciendo la fórmula de utilizar dos protagonistas y un director estadounidenses y un equipo 80% británico, para optar a las subvenciones de ser una película británica y porque era más barata de hacer. Sin embargo, entre las cintas de la compañía cuentan dos dirigidas por el británico Hughes[5], El misterio del mono rojo (Little Red Monkey, 1955) —también un thriller centrado en científicos nucleares— y la presente. Ello obliga, en este caso, a poner al frente del reparto a dos estrellas estadounidenses, Gene Nelson y Faith Domergue, y el malayo Peter Arne, que ofrece el doble papel de Stephen Rayner y de Jarvis, es citado como «introducing», pese a que ya había aparecido en el cine británico desde 1944 en siete películas.

La crítica no fue muy positiva con Timeslip. La revista TV Guide la consideró de «película tonta con una premisa interesante». En cuanto a AllMovie, esta la juzgó de un modo un tanto análogo, refiriendo que su «premisa por completo fascinante» se traducía por desgracia en «falta de imaginación en el guion», pero con un reparto eficaz, donde Faith Domergue era «en particular bienvenida», y concluyendo: «El presupuesto es con obviedad bajo, pero [Ken] Hughes trabaja bien con las herramientas de las que dispone». Personalmente, considero que Domergue funciona bien en las escenas más convencionales, pero en las que son algo más complejas se percibe que no sabe muy bien dónde anda metida. El guion, como se ha referido, posee ciertas inconsistencias, pero arroja solvencia, y la puesta en escena de Hughes es más que competente, y hace traslucir un cineasta con buena mirada.

 

Anécdotas

  • Título alternativo en el Reino Unido, y de estreno en Estados Unidos: The Atomic Man.
  • Título en Argentina: Cerebro atómico. Título en Uruguay: El cerebro atómico.
  • El rodaje tuvo lugar entre febrero y marzo de 1955, en Wimbledon, Londres, y en los Merton Park Studios, Merton, también en Londres.
  • La película fue financiada en parte por su distribuidora en el Reino Unido, Anglo-Amalgamated.
  • El jefe de producción de la película fue el posterior realizador Jim O’Connolly (El valle de Gwangi).
  • La adaptación a formato radiofónico fue precedida por un solemne anuncio de que las prácticas hospitalarias representadas no guardaban ninguna relación con las del Servicio Nacional de Salud.
  • La copia norteamericana dura cerca de quince minutos menos, y fue distribuida por Columbia en programa doble, en algunas localidades, junto a La invasión de los ladrones de cuerpos.
  • Estrenada en el Reino Unido el 16 de octubre de 1955, en Portsmouth, y en noviembre del mismo año en Londres. En España jamás se ha visto, salvo error.

Carlos Díaz Maroto (Madrid. España)

 

CALIFICACIÓN: ***

  • bodrio * mediocre ** interesante *** buena **** muy buena ***** obra maestra

 

[1] Los otros títulos de la saga son Subterfuge (1960), Counter-Psych (1961) y Never Let Up (1964).

[2] Cuando la verdadera secuela de la obra maestra de Alfred Hitchcock llegó a nuestro país hubo de recurrir al rebuscado título de Psicosis – 2ª parte: El regreso de Norman (Psycho II, Richard Franklin, 1983).

[3] Esta parodia de James Bond con elementos fantásticos, donde incluso aparece el monstruo de Frankenstein en un momento determinado, fue dirigida por un plantel amplio de realizadores, a saber, Val Guest, John Huston, Joseph McGrath, Robert Parrish, Richard Talmadge y Hughes, que se encargó de las escenas que transcurren en Berlín.

[4] Basado en una novela de Ian Fleming, al igual que la cinta previa.

[5] La fórmula de director norteamericano la traicionaron, en todo caso, en más ocasiones, con británicos como Guy Green, Montgomery Tully o John Guillermin trabajando en los filmes.