Jorge R. del Río nació en Bahía Blanca (Argentina) en 1977. Es un escritor de literatura de género, que ha cultivado (y cultivará), diríase, todas las temáticas habidas y por haber: terror, ciencia ficción, aventuras, histórico, pastiche, romántico… Es, sin lugar a dudas, una de las voces literarias más frescas provenientes allende el Atlántico, y que está siendo publicado de forma profusa en España. De hecho, ahora mismo tiene a punto de publicar en nuestro país Feroz, una novela de terror que edita Esqueleto Negro, con un tono de Folk Horror ambientado en la Patagonia. Con motivo de esta novedad literaria conversamos un poco con él…
En un momento determinado tus obras comenzaron a ser publicadas. Pero me gustaría saber si llevabas mucho tiempo escribiendo antes, qué hacías concretamente, cómo empezaste a desarrollar tu estilo, si tiraste mucho a la basura… Danos algo de información sobre lo que hiciste antes de que algo viera la luz de cara a tus lectores.
Si, he escrito y tirado mucho a la basura, aunque, si te soy sincero, más que tirar lo que he hecho es reciclar. Ideas, conceptos o argumentos que en su momento no funcionaron, o no supe utilizar, y que luego con un mayor bagaje pude reflotar y aprovechar en relatos e incluso en novelas. De ese «material de desguace rescatado» surgieron Rapaces, la plegaria del pecador, mi novela de acción para Applehead Team, de 2019 y también, siguiendo en la temática de las aves de presa, Águilas de la Costa Berberisca, mi novela de piratas del año pasado, con Editorial La Magnífica, que estaba más o menos escrita desde mi infancia.
Y, al fin, viste tu nombre impreso sobre papel. ¿Cuáles fueron esas primeras publicaciones?
La primera vez que vi mi nombre en un libro impreso fue con Conjura, de editorial Pulpture, una antología de espada y brujería publicada en 2015 (hace ya una década), y en la que quedé seleccionado con «La historia del bardo», un relato en clave de humor basado en mis tiempos de jugador de rol (porque soy geek al completo).
¿Y qué sentiste al ver por vez primera tu obra publicada y accesible a lectores que ni conoces?
Fue genial, indescriptible. Y lo sigue siendo. Quiero decir, toda vez que veo a alguien que no conozco, que vive a un océano de distancia, comentar una obra mía en Goodreads o en alguna red social, todavía no me lo creo.
¿Contento con esos arranques, o descubriste que tu «voz» tardó un tiempo en aflorar?
Creo que mi estilo se tomó su tiempo en aflorar, ya que en su momento, cuando escribía aventura trataba de parecerme a Salgari, con fantasía «imitaba», sin darme cuenta, a Howard, con el terror a Lovecraft, luego a King… Cuesta encontrar tu propia voz en medio de tantas (inevitables) influencias.
Robert E. Howard y H. P. Lovecraft, influencias ineludibles
Eres un escritor polifacético, en el sentido de que, dentro un tono Pulp y popular, influido por la literatura de género, el cómic y el cine, sin embargo abordas temáticas muy variadas, aunque se percibe cierta debilidad por lo fantástico. ¿Cómo articulas todas esas corrientes y dónde te encuentras más cómodo?
Tengo debilidad por lo fantástico, es cierto, y se debe a todo lo que consumí en los llamados años formativos (de la infancia a la adolescencia temprana), que incluían cómics, películas (de gran presupuesto como Star Wars o Alien, pero también delicias de la serie B) y literatura de género como Howard, Moorcock, Lovecraft, etcétera. Sin embargo, últimamente me estoy sintiendo muy cómodo escribiendo ficción sin elementos fantásticos, como el wéstern, la aventura pura y dura y la novela histórica. Sin que ello quiera decir, claro está, que haya renunciado a los imperios galácticos, a los bárbaros con muchachas escasas de ropas colgadas de la pierna o a las ominosas aberraciones surgidas de los abismos innominados. Hogar es el lugar al que siempre puedes volver, y yo siempre acabo volviendo allí, son mis viejos juguetes, los que atesoro desde muy chico, y guardan un lugar de privilegio en mi estantería.
Aunque escribes de todos los géneros (incluso próximamente habrá algo tuyo de temática romántica) se podría decir que gran parte de ello, en realidad, se halla tamizado con un tono concreto, y que es el Pulp. ¿Qué es el Pulp para ti, y cómo lo integras en tu obra? ¿Cuáles son tus autores preferidos dentro de ese ámbito?
El Pulp… Yo supe lo que era mucho después de ser un asiduo consumidor. Por ejemplo, era lector de Robert E. Howard, de H. P. Lovecraft, de Dashiell Hammett, además de ser un enamorado de los cómics de Flash Gordon (primero de Alex Raymond, posteriormente de Dan Barry) y por supuesto de las pelis de Indiana Jones… Todo eso sin tener la menor idea de que Howard y Lovecraft publicaban en Weird Tales, Hammett en Black Mask y que Flash Gordon e Indi tenían un fuerte componente Pulp. Para mí el Pulp, lejos de ser un género, es un estilo de narrativa: ágil, dinámico, sin perderse en florituras. Mis autores favoritos del Pulp son, como ya dije, Robert E. Howard el primero, sin desmerecer a Lovecraft, a Hammett y, aquí me permito hacer un inciso: en mi país, entre los años cincuenta y noventa, aproximadamente, había unas colecciones de historietas, muy baratas y accesibles, que eran de carácter antológico; es decir, en cada número tenías una aventura completa del Oeste, una de aventuras, una policial, scifi, bélica… Más que a los cómics norteamericanos recordaba al Pulp o a los bolsilibros españoles. Yo aprendí a leer con esas historietas, y en particular con un autor al que venero y que pongo al mismo nivel que Howard, que Lovecraft y otros: su nombre era Robin Wood, era paraguayo descendiente de irlandeses (Robin Wood era su verdadero nombre) y su producción como guionista fue apabullante. Desde el peplum histórico (Nippur de Lagash), wéstern (Jackaroe), ciencia ficción (Mark), aventuras estilo Pulp (los Aventureros), su producción fue enorme, y su influencia en mí como escritor, también. Y aquí me pongo serio, y hasta emotivo, porque sinceramente siento que estoy en deuda con ese señor, una deuda que nunca le voy a poder pagar.
En ocasiones has escrito en colaboración con otros autores, y en otras te has integrado en un universo compartido con otros. ¿Cómo desarrollas tu trabajo en esos casos? ¿Te sientes a gusto así?
Sí, las veces que he articulado mi trabajo con otros autores, ya sea en colecciones o universos compartidos (te puedo citar a Paulo César Ramírez y Guillermo Moreno con Sangre y Jade y Nido Primordial, nuestras novelas de fantasía heroica precolombina, a Luis Guillermo del Corral, Xavier Marturet y Raúl Montesdeoca en Kumite, de nuevo a Xavier, Raúl, Víctor Alos en la serie Amenazas), en todos los casos las experiencias fueron muy buenas, edificantes. Supongo que tuve la suerte de, en todos esos casos, trabajar con gente que lo hace en función del proyecto, y que suman al resultado final.
Fuiste ganador del certamen Amanecer Pulp 2015 con la obra Cranston y Lussac. ¿Qué nos puedes contar sobre esta y sobre el premio en sí?
Fue hace una vida. Lo presenté a una convocatoria para una revista independiente, el premio era la publicación, y supuso una gran alegría para alguien que estaba empezando en esto de publicar. Era una historia post apocalíptica en un mundo gobernado por los vampiros, un poco al estilo de Soy leyenda, o del anime Vampire Hunter D. Posteriormente amplié este universo a dos relatos más, todos publicados en Tentacle Pulp, una aplicación de relatos a la que los animo a echar un vistazo porque hay muy buen material: relatos de gente como Paulo César Ramírez, Luis Guillermo del Corral, Eneele Horst…
Sueles escribir fantástico, en sus muy diferentes vertientes, como hemos visto. A veces juegas de forma intencionada con los arquetipos, otorgando ambientes anglosajones, pero en otros casos adaptas esas temáticas a tu tierra, Argentina. Cuéntanos un poco cómo desarrollas ese enfoque…
Bueno, si bien soy un enamorado del cine y me gusta jugar con esos arquetipos para desarrollar mis historias, también siento que puedo contar otras ambientadas en mi país. De ahí han salido un par de novelas de terror (alguna ya publicada), un policial negro que verá la luz en algún momento y alguna otra cosa. En realidad, cuando escribo en mi país, escribo de aquello que sé, que conozco, no es extraño que varias de esas novelas estén ambientadas en la Patagonia argentina, un territorio que conozco de punta a punta y que, con toda su crudeza, con todo lo inhóspito que puede ser, he aprendido a amar.
Tengo entendido que tienes un par de novelas históricas que se hallan inéditas. ¿Qué nos puedes contar sobre ellas? ¿Tienes algún plan en perspectiva con respecto a ellas?
Tengo dos. Ambas son «wésterns», por llamarlas de algún modo, pero poco convencionales ya que ninguna de las dos está ambientada en Estados Unidos. Ambas han sido enviadas para su valoración a distintas editoriales, así que veremos qué sale. Luego tengo otra ambientada en la antigua Roma, con muchas intrigas palaciegas, sexo y violencia, que está inconclusa y que, de retomarla, estoy seguro de que necesitaría una buena revisión, ya que es de hace unos cuantos años.
¿Y alguna otra cosa inédita desde hace tiempo que te gustaría fuese conocida?
Si. Una novela muy, muy larga, que escribí este mismo año, y que juega con la metaficción. Es un thriller con elementos de terror, está ambientada en parte en Argentina y en parte en Europa y tiene mucho que ver con el mundo de las viejas historietas argentinas del que te hablé antes… Sin entrar en el terreno del spoiler, te diré que una de sus grandes influencias es El club Dumas de Pérez Reverte. Otra es un manga (si, también leo manga, geek al completo, ya te dije) del autor Naoki Urasawa titulado Billy Bat.
Últimamente estás colaborando con asiduidad con Ediciones Yeray, dentro de la colección «Bolsilibros Yeray», donde ya has publicado varias novelas, y hay otras cuantas más en cartera. ¿Qué nos puedes decir sobre estos trabajos?
Que me siento como un niño en una juguetería, o como ese niño que fui cuando entraba al videoclub (nota para los jóvenes: era un lugar donde, mucho antes de la existencia de las plataformas de streaming, uno iba para alquilar películas que veía el fin de semana y devolvía el lunes) y recorría las estanterías, buscando acción, aventura, terror, fantasía… las llamadas «emociones baratas» (parafraseando a otro autor que admiro, Pablo García Naranjo), que podían ser baratas en presupuesto, pero que cumplían con la nada desdeñable ni fácil de conseguir tarea de entretener. En la colección de Bolsilibros Yeray me siento del mismo modo: tengo un abanico enorme de géneros de dónde escoger, y puedo jugar por un rato a ser George Lucas, Steven Spielberg, John Ford, y también Charles Band, Roger Corman y (aunque no sean santos de tu devoción), Albert Pyun y Lucio Fulci, por citar a solo algunos de los que tan feliz me hicieron en mi infancia y adolescencia.
Ahora publicas la novela Feroz con la editorial Esqueleto Negro, y que pertenece a la temática del Folk Horror, la cual ya abordaste con una obra anterior, El cerro de las luces, para la Editorial Fundación. ¿Qué diferencias hay entre uno y otro título?
Primero te cuento las similitudes: ambas están ambientadas en la Patagonia argentina (El cerro de las luces en la provincia de Neuquén, Feroz en la provincia de Chubut), y ambas están relacionadas con mitos autóctonos de la zona. Ambas, además, tocan el tema de la explotación abusiva de la tierra y sus recursos por parte de las grandes corporaciones, y la postura de los pueblos originarios ante estos atropellos. Pero, por un lado, mientras El cerro de las luces está protagonizada por una madre y su hijo provenientes de la ciudad, y su historia toca temas como traumas personales y tragedias intrafamiliares traspasadas por el horror cósmico, Feroz va sobre la resistencia indígena, la defensa de la tierra frente al colonialismo y la venganza contrapuesta a la redención.
Y en concreto sobre Feroz, ¿qué más nos puedes contar, siempre sin destripar demasiado?
Feroz trata sobre dos hermanos, un hombre y una mujer, de etnia mapuche, que tratan de defender su comunidad frente al avance de una corporación que pretende arrebatarles las tierras; también va de un abogado fracasado que encuentra una causa por la cual luchar, y de una joven agente de policía que intenta hacer lo correcto en medio de un sistema corrupto. Pero también trata sobre furia ancestral, una furia que trasciende el paso del tiempo, e incluso la muerte. Y hasta ahí puedo contar.
¿Dirías que con Feroz das un enfoque diferente a lo que hasta ahora representaba tu obra, o es un paso más en una evolución lógica?
Yo soy un autor de género, y creo que Feroz es una novela de género, en este caso de terror. Aunque uno no puede evitar plasmar, en cierta forma, sus ideas o su mentalidad, o sus inquietudes en su obra (yo no puedo, al menos) y hay un componente de crítica, de denuncia social, sin que, creo, entorpezca el relato.
¿Qué opinión te merece la literatura fantástica contemporánea procedente de Argentina? ¿Hay alguien a quien sigas en especial?
De mi país era muy admirador de Liliana Bodoc, una autora de fantasía que escribió la maravillosa «Saga de los confines», y que lamentablemente murió muy joven, en 2018. Hay otros autores que he leído, de los que algunas cosas me gustan, otras no tanto (lo que es normal, supongo); lamentablemente también hay casos en los que el nivel de exposición y contactos en el mundillo priman sobre el talento. Aquí me permito nombrar a una colega y gran amiga que publica en Bolsilibros Yeray, y a la que ambos conocemos: Eneele Horst, una autora argentina a seguir, sin duda alguna.
Liliana Bodoc
Eres argentino, pero has publicado con cierta asiduidad en España. ¿Cómo es tu interacción con los editores y compañeros españoles? ¿Ves mucha diferencia con cómo publicas en tu país?
De hecho, conmigo se aplica eso de que «nadie es profeta en su tierra» ya que, sacando dos relatos que publiqué en la revista digital Axxón, ciencia ficción en red (ambos de terror), no he publicado en Argentina, sino que casi exclusivamente en España. Y, como la mayoría de la ficción que leo en castellano está traducida en España, no he tenido ningún problema en adaptarme a la escritura y modismos de la tierra de mis abuelos.
Por último, una pregunta obligada: ¿qué tienes en perspectiva?
Muchas cosas. ¿Por dónde empiezo? Además de las novelas históricas, del thriller que te comenté, tengo una tercera novela de terror ambientada en la Patagonia (en este caso en Tierra del Fuego) que sigue inédita, otra de terror basada en mis miedos y experiencias personales. Eso, contando lo que ya está escrito; después en mente y en carpeta tengo la idea de escribir un thriller policial ambientado (de nuevo) en la Patagonia, que involucra narcotráfico en las rutas del petróleo, una novela histórica ambientada en la Revolución Mexicana y dedicada a mi abuelo paterno (que estuvo allí), una historia que mezcla superhéroes, con género cyberpunk, con gore… En fin, ideas hay muchas, como hay historias por contarse. Solo queda sentarse a escribirlas.
Carlos Díaz Maroto (Madrid. España)