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Como todos los años, una vez más el Festival de Cine Fantástico de Madrid, Nocturna, regresó para su edición de 2018. Esta vez, aunque oficialmente era del martes 23 al sábado 27 de octubre, tuvo un pre-Nocturna el lunes 22, por lo cual fueron seis días de películas y actividades. Seis días frenéticos y sudorosos —pese al frío—, pero bien empleados, y que dan muestra de la maduración del festival año tras año. Una organización siempre volcada con la prensa y el público, que desde sus diversas presentaciones indicó que el festival de este año estaba dedicado al público, lo cual se percibió en diversos factores. Este año las actividades quedaron divididas en cuatro diferentes centros, así, las actividades paralelas matinales de la FNAC, la programación digamos “oficial” en el cine Proyecciones, determinados actos que se dieron en la Cineteca del centro Matadero, y otros eventos más en la sede de la SGAE, en la sala Berlanga. Pasemos ya, pues, a comentar lo que fue el festival, día a día.

 

Lunes 22 de octubre

El lunes tuvimos la ocasión de asistir a la sala Berlanga para lo que sería el primer acto pre-Nocturna, con una mesa redonda para debatir el estado del fantaterror donde intervinieron personalidades como Sergio Molina (que moderó el acto), Diego López, Eduardo Zaramella, Aida Cordero e Ignacio Armada. La charla, de más de una hora de duración, resultó muy interesante y, por supuesto, no faltaron las menciones a películas de Paul Naschy (con su mujer, Elvira, presente) y muchas otras dentro de lo que fueron los años dorados entre 1968-1978 aproximadamente. Para muchos La marca del hombre lobo (Enrique López Eguiluz, 1968) fue el pistoletazo de salida del subgénero que se conocería como fantaterror, otros mencionan El sonido prehistórico/El sonido de la muerte (1966, José Antonio Nieves Conde) como uno de los títulos más a tener en cuenta y, probablemente, la primera monster movie española. En cualquier caso, nombres como Amando de Ossorio, Jorge Grau, Eugenio Martín, León Klimovsky o Carlos Aured, entre otros, estuvieron presentes en boca de todos.

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A continuación vino el pase de La marca del hombre lobo, utilizando una copia de muy buena calidad en 35mm cedida por 8Madrid, donde asistimos al nacimiento de Waldemar Danisnky, el mítico personaje que más fama dio a nuestro Lon Chaney patrio, Jacinto Molina, mundialmente conocido como Paul Naschy. En esta película Paul interpreta el papel de Waldemar Daninsky, un joven polaco enamorado de la condesa Janice Von Aarenberg (Dianik Zurakowska), que a su vez está prometida con un amigo de la familia, Rudolph Weissman (Manuel Manzaneque).

Después de la película, pudimos ver el mediometraje de 41 minutos de duración titulado The Legend of El Hombre Lobo (Dorian Cleavenger, 2018). En busca de la leyenda del Hombre Lobo, tres jóvenes norteamericanos llegan a Transilvania con el fin de obtener información y poder investigar el caso. Pronto descubren que su presencia resulta molesta entre la gente del pueblo y al poco tiempo una terrible bestia empieza a atacar bajo la luna llena. Este mediometraje nos sorprendió a muchos por lo parecido que resulta en algunos momentos a El retorno del hombre lobo (Jacinto Molina, 1981), que, lejos de ser un remake, resulta todo un homenaje hecho con mucho respeto al título citado. Vampiros y licántropos se dan cita en este trabajo realizado por el joven cineasta y experto en efectos especiales Dorian Cleavenger.

Con esto concluyó el acto de la sala Berlanga, en colaboración con la SGAE. La asistencia del público fue bastante limitada, aunque teniendo en cuenta que era un lunes por la noche en un acto Pre-Nocturna, no estuvo del todo mal.

 

Martes 23 de octubre

Actividades matinales 

Este año se flexibilizaron un tanto los horarios de estas actividades, comenzando a las 10:15 de la mañana —madrugón al canto, sí— y finalizando hacia las 14:30, aunque ya sabemos que luego siempre se alargaba todo, si bien con este pequeño cambio se pudieron meter más actividades. Todos los actos, como es norma, fueron coordinados hábilmente por Antonio Busquets, quien los organizó también en compañía de su esposa Viky Rodríguez.

A las 10:15, pues, se presentó la XXXVI edición del Congreso Nacional de Fantasía y Ciencia Ficción, esto es, la Hispacón 2018, por parte de José del Río Fortich y Covadonga González-Pola, respectivamente presidente y tesorera de la junta directiva de la Asociación Española de Fantasía, Ciencia Ficción y Terror (AEFCFT), quienes nos pusieron al tanto de las diversas actividades y conferencias que tendrían lugar, y que este año tendrá lugar en Salamanca del 16 al 18 de noviembre.

A las 10:45 tuvimos una mesa redonda titulada “Editoriales fantásticas”, donde diversos editores nos presentaron los productos de literatura fantástica que estaban a punto de salir, así José del Río Fortich (de Apache Libros), Carmen Moreno (Cazador de Ratas) o Inmaculada Puche (Amor de Madre). Fue una conversación muy interesante donde pudimos comprobar, una vez más, el entusiasmo de una gente que a veces ha de luchar contra viento y marea en un mercado de lo más inhóspito.

A las 12:00 se celebró una multitudinaria mesa redonda con muchos de los directores de algunos de los cortos que se proyectarían a lo largo de Nocturna. En días anteriores se fueron sumando, o debieron abandonar, algunos de ellos, debido a compromisos, y tuvimos, entre otros, a Jorge Arjona (realizador del corto Sin ti), Isaac Berrokal (La proeza), Fran Casanova (Máscara de cordura), Juan de Dios Garduño (Lobisome), Iago de Soto (La guarida) o Dídac Gimeno (Saturno a través del telescopio), que informaron con mucho sentido del humor sobre su obra.

Y al fin, a las 13:15 se cerró con otra mesa redonda, esta dedicada al mundo de los fanzines, donde estuvieron presentes Carlos Díaz Maroto (como referente a un fanzine del pasado, Sueño del Fevre), Txema Gil (con un fanzine del pasado que aún hoy pervive, Fantastic Film Neutrón) y tres jóvenes que mantienen activo este mundillo con nuevas publicaciones, como son Julián Almazán (de Adolescentes Troceados), Pako Mulero (de La Cabina de Nemo) y José Manuel Sala (de Urge). Se comprobó cómo, a nivel técnico, el mundo del fanzine había variado enormemente, no así el entusiasmo con que lo abordaban sus responsables, ayer y hoy.

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Sesiones de tarde y noche

The Nightshifter es el título anglosajón del film brasileño Morto não fala (2018), dirigido por Dennison Ramalho, quien con anterioridad había participado en unos de los sketches de ABCs of Death 2 (2014) y había sido ayudante de dirección de José Mojica Marins en Encarnação do demônio (2008). Aquí nos presenta a un personaje que trabaja en el turno de noche de una morgue, y que tiene la capacidad de escuchar a los muertos, lo que lo mete en infinidad de problemas. La película comparte una gran diversidad de tonos y de enfoques, así bascula entre el humor y la seriedad, la crónica social, el cine de posesiones… Todo ello excesivo, amén de perderse un tanto en un metraje excesivo. Pero, salpicando todo ello, hay buenas ideas y momentos visuales de una fuerza apabullante. Habría que ver a Ramalho con un guion más equilibrado, porque es alguien que puede dar de sí mucho en el futuro.

En la sección Panorama, a las 19:15 pudimos ver el film francés The Night Eats the World (sí, con el título en inglés, pues además está hablada en ese idioma), y se trata de una versión zombi —otra más— de la mítica novela Soy leyenda de Richard Matheson, con el protagonista encerrado en su casa, que ha convertido en una suerte de fortaleza, y ahí se refugia del mundo, transformado en un lugar inhóspito. La cinta es reposada y calmada, y se centra más en el personaje protagonista, Sam, y en cómo intenta sobrevivir día a día, alienándose paulatinamente. Hacia la segunda mitad hay un elemento sorpresa, bien conseguido, a partir del cual el planteamiento varía, con Sam planteándose modificar lo que hasta entonces ha estado haciendo. Se trata de una buena ópera prima que desvela a un director con buen ojo para los personajes, que confiere un tratamiento de cine independiente a la narración, y en las escasas escenas con zombis les otorga una fisicidad interesante, ora torpes —retorciéndose como gusanos— ora ágiles. Habrá que seguir con atención la carrera de Dominique Rocher.

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The Night Eats the World

Discarnate, una película dirigida por Mario Sorrenti, y que no pudimos ver, se había programado para las 22:15 en la sala 2, pero quince minutos antes tenía lugar, en la sala 1, la gala de inauguración. En ella, los responsables del festival volvieron a informar sobre sus intencionalidades, y se aprovechó para conceder el premio de honor a Jorge Grau, mítico director de títulos como No profanar el sueño de los muertos. Lamentablemente, su estado de salud impidió su presencia y lo recogió en su lugar su hijo Carlos Grau.

Y después se nos ofreció La noche de Halloween, que no es un remake del clásico de Carpenter, sino una especie de secuela olvidándose de todos los demás títulos de la franquicia o, como la definen sus perpetradores, una “recalibración”. La película está concebida para conmemorar el cuarenta aniversario de la creación de la franquicia. Cuando se celebra algo, por lo general se hace por lo alto: vas a un restaurante bueno, montas una fiesta… Aquí uno se esperaría un filme diferente, que aportara alguno nuevo a lo ya visto, algo más brillante, más rico en matices… Una vez vistos los resultados, no puede sino decirse que la cinta cuenta con un guion de lo más vago, que no aprovecha sus posibilidades y se desliza por ideas comunes mil veces vistas, sin profundizar en ellas. El arranque nos presenta a Michael Myers encarcelado en el manicomio, y una pareja de periodistas intentando entrevistarse con él. Esa secuencia precréditos semeja que intenta conducir hacia algún lado, profundizar en el mítico psicópata, pero repentinamente finaliza de un modo abrupto y anticlimático y pasa a otra cosa, tras los créditos —que emulan a los del film primigenio—.

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Y toda la película es así: parece querer plantear algo de interés, para luego, de súbito, cambiar de opinión y replantear ideas ya vistas con anterioridad. De hecho, pese a lo referido, más bien semeja que este Halloween H40 sea un remake algo libre de la entrega que se hizo para conmemorar el 20 aniversario de la franquicia, Halloween H20: 20 años después (Halloween H20: 20 Years Later, Steve Miner, 1998); de esa manera, tenemos de nuevo como protagonista a Jamie Lee Curtis recuperando su cometido de Laurie Strode, aún obsesionada por los sucesos acaecidos años atrás, y que sigue entrenándose con vistas a un futuro enfrentamiento, y en ambos filmes ha de lidiar con su adicción con la botella. Inclusive en ambas cintas tiene reaparición el doctor Loomis —o su voz, imitada por otro actor— por medio de una cinta magnetofónica. Lo demás es rutina, estulticia, aburrimiento…

 

Otras actividades 

Coincidiendo con la gala de inauguración del Nocturna 2018 hubo otro evento paralelo que tuvo lugar en la Cineteca de Madrid en la sala Plató y a donde se trasladó uno de nuestros colaboradores. Luis Esquinas presentó su película documental titulada El pionero dedicada al cine del profesor Sebastiá D’Arbó, analizando exhaustivamente algunos de sus títulos como Viaje al más allá (1980), El ser (1982), Acosada (1985) o Más allá de la muerte (1986), centrándose en sus títulos de índole parapsicológica que estaban basados, a su vez, en casos reales donde espíritus, posesiones y viajes astrales se dan citan. Algunos de los rostros conocidos que van apareciendo a lo largo del documental son los de Narciso Ibáñez Menta, Berta Cabré, Emilio Gutiérrez Caba, Ovidi Montllor, Mercedes Samprieto, Ramiro Oliveros, Victoria Vera, José María Blanco, Martín Garrido, Tony Isbert, Blanca Martínez, Víctor Israel o Chicho Ibáñez Serrador. Muy buen trabajo el de Luis Esquinas, que ya nos tiene acostumbrados a material de buena calidad, como pudimos también apreciar en Satan’s Blood, recuerdos de Escalofrío acerca de la película Escalofrío (Carlos Puerto, Juan Piquer Simón, 1977), con la bellísima Sandra Alberti, y que se presentó en una edición pasada.  Entre la audiencia estaba, por supuesto, el profesor D’Arbó, Jack Taylor, que llegó justo en el momento de sus presentación, el actor Ramiro Oliveros y las actrices Lone Fleming y Sandra Alberti. A través pues del presente título conoceremos anécdotas de rodaje muy interesantes, como lo que cuenta Berta Cabré en su escena de levitación en Viaje al más allá, o cómo Narciso Ibáñez Menta aparecía en los rodajes ya previamente maquillado por él mismo. Todas las películas mostradas en este documental, por cierto, han sido remasterizadas y muy pronto verán la luz en ediciones oficiales en DVD a las que el propio D’Arbó ha dado el visto bueno.

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Precediendo el acto pudimos visionar el nuevo cortometraje documental de Diego López titulado Jack Taylor, testigo del fantástico que, como su propio título indica, se centra en la carrera profesional de este magistral actor norteamericano, español de adopción y afincado en Madrid, y que tiene a sus espaldas la nada desdeñable cifra de 126 títulos, donde destacan algunos como El buque maldito (Amando de Ossorio, 1974), La orgía nocturna de los vampiros (León Klimovsky, 1973), La noche de los brujos (A. de Ossorio, 1973), El conde Drácula (Jesús Franco, 1970), La venganza de la momia (Carlos Aured, 1975), Exorcismo (Juan Bosch, 1975), Mil gritos tiene la noche (Juan Piquer Simón, 1982) o la reciente Wax (Victor Matellano, 2014), donde interpretaba el papel del maléfico Dr. Knox, y que, como el propio Jack afirma, es uno de sus personajes favoritos de todos los que ha interpretado en su larga trayectoria.

Bajo nuestro punto de vista este es el tipo de eventos que más apoyo y difusión necesitan. Dice el refrán que nadie es profeta en su tierra, y con el fantaterror se nota bastante la falta de apoyo. Un género que, como el propio Paul Naschy ha dicho siempre, ha gozado, y sigue gozando en la actualidad, de más fama fuera de nuestras fronteras que dentro. Por fortuna todavía quedan enamorados del género como Luis, Diego, Víctor y algunos otros, que con sus trabajos contribuyen a que el fantaterror no quede sepultado en el olvido.

 

Miércoles 24 de octubre

Actividades matinales 

A las 10:15 tuvo lugar la presentación del último número del fanzine Monster World por parte de su responsable, David García, que se vio acompañado en el acto de José Luis Salvador Estébenez, uno de los mejores redactores con que cuenta la revista.

A las 10:45 hubo una mesa redonda denominada “Autores del fantástico”, y que vendría a ser la otra cara del día anterior centrada en las editoriales. Ahora eran los escritores los que reflexionaban sobre el mundo del libro en la actualidad, y para ello contamos con Tony Jiménez, Alejandro Medina, Miguel Ángel Plana y Manu Riquelme, los cuales representaban tanto la literatura de ficción como los ensayos cinematográficos.

A las 12:00 hubo una charla por parte de Carlos Guerrero, responsable de la editora de DVD y BD 39 Escalones. Sin estar programado se añadió a la mesa Carlos Díaz Maroto, asesor y colaborador de la editora, para dar una perspectiva más externa, pero al final no hizo falta que hablase, porque lo expuesto por Guerrero fue tan largo como cautivante, y nos hace arrancarnos los pelos por los problemas que hay muchas veces para editar determinados títulos, o simplemente editar, en nuestro país.

Y a las 13:00 se presentó una charla de título “El pionero, el cine parapsicológico de Sebastià D’Arbó”, centrado en el documental que el día previo se había proyectado. Para ello estuvieron presentes Luis Esquinas, el director del film, y su protagonista, Sebastià D’Arbó, que derrochó simpatía e informó profundamente sobre sus experiencias tanto rodando las películas de que era objeto el documental como de otras muchas.

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Aparte de esto, además, a las 12:00, y en la sala Berlanga de la SGAE, tuvo lugar en la sala Berlanga, la master class de Don Mancini, que duró dos horas aproximadamente, y la mesa fue moderada por Sergio Molina. Se habló de diferentes cuestiones, desde la idea primigenia que tuvo Don cuando aún estaba en la universidad de crear a Chucky, basándose en las por aquel entonces populares muñecas repollo (Cabbage Patch Kids),  hasta algunas de sus influencias, como la Talky Tina de un episodio de Twilight Zone o el muñeco de ventrílocuo de Magic, pasando por el guerrero zuni de Trilogía de terror. Para sorpresa de todos los allí presentes, Don no tiene una buena relación con Tom Holland, que según sus palabras trató de atribuirse los méritos del guion y del propio muñeco, aunque  no le niega alguna que otra buena idea. También confesó que ahora está trabajando en una serie para televisión sobre Muñeco diabólico que, por lo visto, será bastante sangrienta. Por supuesto, se mantiene al margen del remake, del que no forma parte ni quiere saber demasiado.

 

Sesiones de tarde y noche

En la sección oficial y a las 17:00 tuvo lugar la proyección de Aterrados (2017, Demián Rugna), una película argentina que trata un tema ya demasiado manido como es el caso de los espíritus y casas encantadas, pero con algún que otro aliciente que la hace destacar un poco del resto y cuyo resultado no está mal del todo. En un barrio de Buenos Aires, una serie de muertes y fenómenos inexplicables hacen que un equipo de policías e investigadores de lo paranormal se centren en el caso, descubriendo una terrible realidad con espíritus maléficos que no pararán hasta destruir a todos los que tienen cerca. La película recuerda mucho a las recientes películas de Insidious, o incluso a Poltergeist (1982, Tobe Hooper), pero introduce algunos elementos como son ese cadáver del niño atropellado sentado en la mesa y en avanzado estado de descomposición que aparece misteriosamente una y otra vez, o la entidad maléfica que se manifiesta en la parte final. Premiada en varios festivales.

Mientras, a esa misma hora, pero en la sala 2 y en la sección Panorama, a las 17:00 pudimos ver Snowflake, título anglosajón de la alemana Schneeflöckchen (2017), de Adolfo J. Kolmerer y William James, una extravagancia que mezcla un futurismo algo inspirado en Blade Runner, pero de más andar por casa, acción, mucha acción, en plan un tanto tarantiniano, humor y unas cuantas cosas más. El resultado es un desbarajuste sin mucho sentido, que pretende ser muy divertido pero que peca de ser un producto demasiado enamorado de sí mismo. Tan prescindible como olvidable.

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The Invocation of Enver Simaku

A las 19:00, en la Sección Oficial, pudimos asistir al pase de The Invocation of Enver Simaku, ópera prima del alicantino Marco Lledó Escartín y una singular rareza desde su propio planteamiento: el de realizar una mirada antropológica a la descomposición del régimen comunista albano tomando como base el imaginario fantástico popular del país. Echando mano de diferentes formatos y texturas, en la que se entremezclan imágenes de archivo con found footage y docudrama, Lledó Escartín construye una cinta sugerente y estimulante, plagada de atractivos y aciertos parciales, entre los que sobresale la fuerza que poseen los planos que simulan ser grabaciones antiguas. Es una lástima, así las cosas, que su resultado no llegue a más por culpa del exceso de verborrea que se va apoderando de su desarrollo, por más que su concurso obedezca posiblemente a las limitaciones propias de una cinta de bajo presupuesto. Ello no quita para que, sin muchos problemas, The Invocation of Enver Simaku se convirtiera en lo más destacable de la participación española.

Y a las 19:30, en la sección Dark, teníamos la argentina Abrakadabra (2018), dirigida por los hermanos Luciano y Nicolás Onetti, que intenta reproducir en todos los sentidos los gialli de los años setenta, a tal punto que la fotografía recrea fielmente ese look, aunque ofrece arañazos y otros efectos que simulan el paso del tiempo, además de un doblaje en italiano muy mal sincronizado. El intento de imitación es tal que incluso el guion es rebuscado y tramposo, y semeja tanto un mal giallo de aquella época que no termina claro si se trata de una buena o una mala película.

Y en la sesión también oficial de las 22:00 presenciamos What Keeps You Alive, survival de temática lésbica que no sobreexplota esta circunstancia, planteándose como una característica psicológica de los personajes, sin más. El director, Colin Minihan, responsable de la muy mediocre Extraterrestrial (2014), ha aprendido un tanto a dirigir desde entonces. A nivel formal este film es elegante, bien resuelto, aunque está carente de inspiración y auténtica garra, portando unos moldes algo televisivos. El arranque es calmado y poco a poco la tensión y angustia se van potenciando, pero siempre sin traspasar cierta línea de corrección. Pese a determinados planos, no llegamos a los terrenos del gore y todo se inclina hacia la intriga y el suspense, con un poco, muy poco, de terror. No es una buena película, pero tampoco se le puede calificar de mediocre. Posee cierta pátina anodina, intrascendente, aunque se ha de reconocer que no aburre. Si no fuera por su temática lésbica podría funcionar muy bien entre el público adulto femenino habitual de las salas de cine, que salen en grupo a merendar y luego a ver una película bonita.

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Un cuarto de hora después, a las 22:15, en otra sala, y dentro de la sección Dark contamos con Why Hide? (2018, James Edward Cook), cinta británica a medio camino entre la comedia y el terror, aunque más bien diríase que sus personajes son cómicos de por sí. Es Navidad, y un grupo de amigos se reúnen en una casa de alquiler para celebrar las fiestas. Entre risas y regalos, uno de ellos desaparece, y poco a poco empiezan a ser atacados por entidades sobrenaturales. A pesar de los personajes estereotipados, donde no faltan el típico gay superficial, la lesbiana marimacho, la rubia tonta, la negrita con pelo a lo afro y ese toque setentero tan característico de la blackxploitation de la época, la chica que esconde un secreto y el hombre gracioso por naturaleza, los personajes terminan por hacerse entrañables y el público puede fácilmente empatizar con ellos. La película es un tanto lenta y no acaba de arrancar, y solo en la parte final, que es una locura absoluta y logra salvarla de la quema, con algún que otro personaje (más bien entidad), que no se sabe muy bien de dónde ha salido pero que le da ese toquecillo que algunos de los aficionados al terror agradecen.

 

Jueves 25 de octubre

Actividades matinales

A las 10:15 de la mañana arrancamos con la presentación del festival Isla Calavera, un nuevo acontecimiento que tiene lugar en las Canarias, y donde se ofrece cine fantástico en una colaboración muy cercana con el propio Nocturna. Después, a las 10:45 tuvimos una presentación de la película Why Hyde?, que se emitió el día anterior, y que contó con la presencia de su director, James Cook. A continuación, a las 11:30, tuvo lugar una master class soberbia impartida por el creador de efectos especiales de maquillaje Óscar del Monte. Con la presencia de muchos de sus alumnos, la primera parte consistió en un tan rápido como cautivante recorrido por la historia de los efectos, seguido de una muestra, con imágenes o ejemplos en vivo, de su trabajo en ese campo. Si hubiera durado dos horas más no hubiera importado. Y, al fin, a las 13:00 se celebró una mesa redonda para hablar sobre el cine del gran Jorge Grau. Como estaba enfermo, de nuevo fue sustituido por su hijo, Carlos, que nos contó anécdotas de los distintos rodajes en que estuvo implicado su padre.

 

Sesiones de tarde y noche

A las 17:00 arrancábamos, dentro de la sección oficial, con He’s Out There (2018, Quinn Lasher), de un director novel que nos trae “más de lo mismo”. Laura y sus hijas pequeñas Kayla y Maddie están pasando unos días de vacaciones en una casa de campo, mientras esperan a que llegue el padre de familia. Un día, jugando, las dos niñas siguen un cordón rojo que las lleva a un claro en el bosque donde hay una mesa con tazas de té y dulces; una de las niñas come un bollo y poco a poco comienza a enfermar. Todo lo que ocurre se desvela como el macabro juego de un psicópata enmascarado que convertirá sus vidas en una sangrienta pesadilla. Lo que comienza con un gran potencial se va desinflando poco a poco a medida que avanza el metraje, y al final la cinta se acaba convirtiendo formularia, con algo que se ha repetido hasta la saciedad, en algunos casos de forma más satisfactoria que en otros. Mujer sola con sus dos niñas pequeñas en el campo que tienen que luchar por sus vidas en un survival contra un asesino enmascarado, que talla figuras de madera y las combina con partes humanos (ojos, brazos) como podemos ver según avanza la película. El asesino está a medio camino entre Darkman y el Cropsey de The Burning (1981, Tony Maylam), por lo cual a los fans más curtidos del horror no les resultará demasiado novedoso. Pero es que tampoco el desarrollo se revela como nada diferente.

Mientras, a las 17:15, en la sección Panorama contábamos con El tutor (2018), primer largometraje de Diego Arjona, que hasta entonces nos había ofrecido dos cortometrajes de muy diferente tono, el drama Acuérdate de mí (2007) —premiado en Algeciras Fantástika— y el actioner Thalion Ltd. (2015) —presentando en un Nocturna anterior—. Aquí nos presenta una historia de terror un tanto confusa, y que se ve perjudicada por medio de una fotografía de aspecto amateur que empobrece los resultados, así como unas interpretaciones por debajo de sus posibilidades. Una lástima.

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Ghostland

A las 19:15, en la sección oficial, tuvimos Ghostland (2018, Pascal Laugier), donde una madre con sus dos hijas adolescentes se traslada a una nueva casa, pero al poco de irrumpir en ella son atacadas por una pareja de psicópatas. Años más tarde, una de las hijas es una exitosa escritora de terror, y la madre y la otra chica, ésta completamente enloquecida, viven aún en la casa. Un sueño y una extraña llamada telefónica inducirán a la escritora a regresar al domicilio familiar; pero nada es lo que parece. En esta película, el psicópata de turno tiene aparición como mucho a los diez minutos, y todo lo que sigue son diálogos que forjan lo que a lo largo de todo el film acontecerá. Así, en el viaje inicial en coche de la madre con las dos hijas adolescentes las tres desarrollarán un diálogo que nos define cómo es, con sus anhelos y ambiciones, la protagonista, Beth, y después, al llegar a la casa, eso proseguirá, e incluso la ambientación del lugar contribuye a ese desarrollo psicológico de la muchacha. Por desgracia, Ghostland está construida para articularse sobre una única idea, y todo lo demás no es sino pivotar alrededor de ella, sin avanzar en ningún sentido más. Lo mejor es el diseño de producción del interior de la casa, oscura, enfermiza y llena de muñecas, aunque recuerda enormemente a lo que ya se ofrecía en Trampa para turistas (Tourist Trap, David Schmoeller, 1979). Pascal Laugier —realizador de la famosa y vacua Martyrs (Martyrs, 2008)— es mejor director que guionista, y aquí va de menos a más, conformando una atmósfera asfixiante que se va enredando progresivamente, y los momentos finales tienen un sentido del encuadre bastante encomiable. En todo caso, la atmósfera malsana y angustiante que, se supone, deben conferir esos personajes torturadores, encerrados en la mansión y atormentando sin parar a las dos protagonistas, no logra superar el estadio del tópico, y Laugier se ve incapaz de causar la desazón al espectador que se supone debería.

A las 20:00 horas, en los actos de la Cineteca, allí pudimos asistir a la proyección de Ceremonia sangrienta (1973, Jorge Grau), presentada por su hijo Carlos Grau, acto al cual también acudieron la mujer y el hijo de Carlos, pero la asistencia del público fue muy reducida, apenas habría unas veinte personas, siendo generosos. La gente del festival raramente se desplaza a la Cineteca, y es verdad que pilla a desmano, pero hoy en día pedir a la gente un mínimo esfuerzo para movilizarse y ver algo interesante resulta una tarea casi imposible. El aburguesamiento, la desgana y la falta de interés hacen que los pequeños eventos siempre estén casi vacíos. Pero ver Ceremonia sangrienta en pantalla grande, nada más y nada menos que una de las mejores películas de Jorge Grau, después de su magistral obra maestra No profanar el sueño de los muertos (1974), es todo un privilegio.

En la sección oficial, ya a las 22:00, Piercing (Nicolas Pesce) resulta ser un film sustentado sobre un planteamiento minimalista, habitado por personajes enfermizos, trufado de un sentido del humor negro y acreedor de cierto estilismo visual, malogrado, sin embargo, por el estiramiento al que es sometida su leve trama. El problema deriva de la utilización de un planteamiento argumental más propio de un corto, con dos únicos personajes en otras tantas localizaciones, pero insuficiente para un largometraje de ochenta y un minutos, como es el caso. A destacar positivamente, empero, su trabajada fotografía, el diseño de producción y un uso de la música, diegética y ambiental, muy interesante, a partir de composiciones cinematográficas preexistentes, en especial del giallo La dama roja mata siete veces —sí, la influencia del giallo es abundante en el film—.

 

Viernes 26 de octubre

Actividades matinales

 De nuevo madrugar para estar bien prontito, sobre las diez de la mañana, en la FNAC de Callao, para seguir asistiendo a las cautivantes actividades que allí se celebran. Así, a las 10:15, arrancamos con el acto titulado “La Saga Jurásica: un libro que empezó a escribirse hace 65 millones de años”, que es también el título del volumen que presentaba su autor, Jorge Fonte, un escritor que analiza en su integridad la famosa franquicia que partía de los libros de Michael Crichton. A las 11:00 tenía lugar la presentación de la película Conducta animal, que se exhibió el día anterior pero no pudimos ver, y donde estaban tanto el director, Adrián Lastra, como algunos de sus intérpretes. A las 11:45 se celebró una mesa redonda con el título “¡Feliz aniversario, Marvel Comics!”, donde el creador del evento, Antonio Busquets, se sintió como pez en el agua hablando de los tebeos Marvel con los integrantes de la mesa, Luis Alboreca, Pedro Angosto y Eduardo Salazar, tres grandes especialista. Y se terminó, hacia las 13:00 (todos estos horarios son orientativos) como una charla/encuentro con la mítica María Kosty, donde la intérprete de, entre otras, El perfil de Satanás (1969), La rebelión de las muertas (1973), La saga de los Drácula (1973), La noche de los brujos (1974) o Exorcismo (1975) nos ilustró con mil y un anécdotas, siempre con el humor y el respeto como base de sus comentarios.

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Sesiones de tarde y noche

Un poco más tarde de lo acostumbrado, a las 16:45, arrancó la jornada con la proyección, dentro de la sección oficial, de Summer of 84 (2018, Francois Simard, Anouk Whissell, Yohann –Karl Whissell), directores de la ya mítica Turbo Kid (2015). Este tipo de cine que tan en auge está en los últimos años gracias a ese revival del culto a los ochenta, con otros títulos como Kung Fury (2015, David Sandberg) o Stranger Things (2016, Matt Duffer, Ross Duffer), es hoy en día más apreciado y comprendido por los que fuimos niños en los ochenta, aunque series como la citada Stranger Things está calando hondo entre los jóvenes de hoy en día. Infinidad de referencias a una época que a muchos de nosotros nos marcó en la infancia, y es inevitable sucumbir a la nostalgia, por mucho que algunos digan que precisamente se abusa de ello y se juega con ese factor para atraer al público. Pero cuando realmente hay talento y sobre todo ganas e ilusión, las cosas salen solas.

Verano de 1984. Una serie de muertes y desapariciones entre adolescentes de la zona hace que Davey y su pandilla de amigos decidan investigar quién puede ser el asesino. El principal sospechoso resulta ser el oficial de policía Wayne Mackey, pero después de que algunas pruebas aparentemente demuestren lo contrario, los jóvenes desisten en su juego de espionaje contra el policía. Solo Davey sigue convencido de que Wayne oculta algo. Summer of 84 es una de esas pequeñas joyitas hechas por fans para fans, y eso es de agradecer. Es una gozada ver cómo un grupo de niños a lo Los Goonies (1985, Richard Donner) o Una pandilla alucinante (1987, Fred Dekker) van por ahí con sus bicicletas de ruedas rojas mientras juegan en unos salones recreativos donde hay una máquina del Polybius fuera de servicio. Un punto negativo, si es que se puede considerar así, es que la cinta probablemente se haga larga. Con una duración de una hora y 45 minutos y un ritmo ciertamente lento, puede acabar aburriendo un poco, pero es perfectamente disfrutable. Si el espectador logra meterse en la película las casi dos horas de metraje se harán más cortas, desembocando en un final realmente macabro y sorprendente.

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A las 19:15, dentro de la sección oficial, tuvimos la fallida Heretiks, promocionada por la organización como uno de los platos fuertes del certamen, entre otras cosas por tratarse del nuevo trabajo del otrora técnico de efectos especiales Paul Hyett, responsable en su faceta de director de la notable The Seasoning House y la simpática Howl, pero que a la hora de la verdad se saldó como una de las mayores decepciones de esta edición, a causa de un desenlace torpe y atropellado que rompe con el buen tono de su primera mitad, quién sabe si debido a posibles problemas de producción. El punto de partida es muy atractivo, con ambientación en el siglo XVII y un convento donde mora el horror, pero el desarrollo se va perdiendo peligrosamente y hay muchas concesiones a los tópicos del terror contemporáneo. Al menos, tenemos la presencia de actores sólidos como Michael Ironside o Clare Higgins para alegrar un poco el cotarro.

Poco después, a las 19:30, comenzaba, dentro de la sección Dark, Boar (2017, Chris Sun), una cinta australiana que había sido vendida como una especie de remake de Razorback los colmillos del infierno (1984, Russell Mulcahy). Las únicas coincidencias son que ambas películas son australianas y que en ambas aparece un jabalí gigante, pero por lo demás nada que ver.

Una terrible y enorme bestia asola los territorios cercanos a un pueblo australiano; el animal no teme a nada y deja un rastro de sangre a su paso. Una familia que va a pasar unos días para visitar al hermano de ella tendrá que enfrentarse con la bestia, que no dará tregua. Esta es la típica película para visionar en el Dark Visions, una gamberrada llena de sangre, gore y cabezas amputadas. Nadie sabe el por qué, pero un jabalí gigante surge de alguna parte para defender su territorio y masacrar a los campistas que le importunen. Ofrece escenas realmente impactantes, como el grupo de jabalíes devorando jóvenes al lado de la bestia mastodóntica —que bien podría haber sido un Entelodontidae prehistórico— y que en su batalla final se enfrenta con el hercúleo Nathan Jones. Muy divertida.

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A las 22:00, en la sección oficial, teníamos un supuesto plato fuerte, el film de animación japonés Mirai no Mirai (2018, Mamoru Hosoda). El film es un melodrama acerca de un niño pequeño —absolutamente repelente e insoportable— que, con la llegada de su hermana menor, comienza a sentirse asaltado por los celos, lo cual derivará en el proceso de aprendizaje que surgirá en él hasta superar esa fase. Junto a ello, hay una extraña subtrama de carácter fantástico, que no acaba de casar muy bien con todo lo previo, donde el niño va tomando contacto con personajes de su línea familiar mas no temporal, así su hermana pequeña, procedente del futuro, y mayor que él por tanto, o sus antecesores del pasado. No se explica nunca la injerencia de estos viajeros del tiempo, y da la impresión de que en realidad son fantasías del propio crío, Kun, que de alguna manera detecta lo que le sucede, y su subconsciente busca el modo de sublimar y superar ese estadio. También aparece en la trama un personaje misterioso, que viene a ser la encarnación humanizada del perro, a su vez celoso de Kun, que le ha arrebatado el “amor” de sus dueños, y que vive con la familia. Este personaje, después, es literalmente olvidado en el guion, y no vuelve a surgir más, una vez cumplida su función. El film, en realidad, apela al ternurismo más primario para convencer a un público ya persuadido de antemano, ese que ve en cualquier producción anime una obra maestra sin parangón. El estilo visual, desde luego, es el de siempre en este tipo de cintas, que parece que haya un único dibujante en todo Japón para delinear todas las películas y series de animación que se promueven. Intrascendente.

En la otra sala, a las 22:15, y dentro de la sección Dark Visions, teníamos algo muy distinto, St. Agatha (2018), dirigida por Darren Lynn Bousman, responsable de algunas entregas de Saw. Ambientado en los años cincuenta en una pequeña población de Georgia, se centra en una mujer embarazada que se refugia en un convento. Teóricamente una película de terror, se trata más bien de una intriga con una gran cantidad de elementos melodramáticos, y está más cerca de productos como la saga de Flores en el ático. La puesta en escena, además, resulta anonadadoramente televisiva, pero el resultado, al menos, resulta entretenido.

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Como al día siguiente no había que madrugar, en teoría, se añadió una sesión más a las 00:30, en la sección Dark, con Blood Fest (2018, Owen Egerton). La verdad es que la película estaba muy bien elegida para una sesión como la presente, pues es, ante todo, un fan-film concebido para fans. Un festival temático de cine de terror sirve de excusa para que una serie de frikis del género se reúnan en él. Lo que no saben es que el promotor de todo es un psicópata que, con la excusa del tren de la bruja que acontece en el evento, mata en realidad al público y lo rueda. A partir de ahí, el resultado será previsible para todos: sangre, carreras, muertes y un poquito de ternurismo para que nos enamoremos de algunos de los personajes. A nadie engaña.

 

Sábado 27 de octubre

Actividades matinales

De nuevo en la FNAC, la jornada comenzó a las once de la mañana —sí, pudimos dormir un poquito más— con una presentación del musical, de inminente estreno en Madrid, El jovencito Frankenstein, basado en la película homónima de Mel Brooks. Estuvieron presentes varios de los responsables del evento a un lado y otro del escenario, y la verdad es que estuvo muy interesante, pues nos contaron el proceso de producción, las diferencias que tiene la obra con el film y, a su vez, las diferencias de esta representación con la norteamericana, cuyos cambios fueron consultados con Brooks. Después, a las 12:15, presentación del film Heretiks, visto el día anterior, con su director y la productora (y también actriz) brasileña Marcia Do Vales. Y se terminaba, a las 12:45, con un encuentro con Don Mancini, donde estuvo hablando de Chucky y de lo cabreado que está con Tom Holland, entre otras cosas, para después firmar un montón de pósteres, afiches, DVD y todo lo que se tercie. Por cierto que durante su estancia en Madrid Mancini se hizo una foto en la Puerta del Sol con uno de los que hay allí disfrazados de Chucky… sin que el que dentro del muñeco estaba supiera con quién se la hacía.

 

Sesiones de tarde y noche

Esta tarde estaban suspendidos los actos de la sala 2, y solo tuvieron lugar las de la sala 1. Se comenzó a las 16:45, en la sección Panorama, con la deliciosa Please Stand By (2017, Ben Lewin). A primera vista, parece una película inadecuada para un festival como este, pues se trata de un drama con unos pocos elementos de comedia. Pero si se analiza su argumento veremos que es muy pertinente. Wendy es una muchacha autista que vive en un centro para personas especiales. También es muy fan de Star Trek, y está escribiendo un guion sobre la serie. Cuando surge una convocatoria pública de guiones por parte de la Paramount, ella decide finalizar el guion y presentarlo en la productora en mano, una vez comprueba que por correo no da tiempo. Esta película trata, en cierta manera, sobre el universo fan trek, y cómo se da en el ámbito social en Estados Unidos. Pero no es una película para frikis de Star Trek, o mejor dicho, no solo para estos. Se trata de un film de mucha más riqueza que la de un film con guiños, pues desarrolla una trama muy interesante por medio de un personaje que va en busca de desarrollar su humanidad en una road movie —como, de hecho, lo es Star Trek, como su propio título original anuncia—, donde la protagonista irá conociendo una serie de personas que la hacen enfrentarse a sí misma, a su concepto de las relaciones y cómo conectar con los demás. Al final, su camino la llevará de retorno a su propio pasado, una vez se acepta a sí misma y, en ese lapso, logra conectar de nuevo con su hermana.

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A las 19:00 tuvo lugar una sesión especial con la proyección de Muñeco diabólico (1988, Tom Holland), la original. Pese a ser todo un mito la película,  el resultado es tirando a tristón, y todo semeja más un telefilm que una película para cines, dada la indigencia narrativa de la cual hace gala Tom Holland, resultón guionista pero mediocre director. La caligrafía cinematográfica de la cual hace gala el director no pasa del plano-contraplano, y es incapaz de otorgar profundidad a unos personajes que responden por completo a los rasgos más esterotipados del cine (y sobre todo la televisión) de la época, sin profundizar en nada. Todo se hace previsible de principio a fin, y no hay ningún detalle que sobresalga de algún modo del resto: la revelación de la maldad del muñeco, la relación de la madre con el policía, el niño al que los adultos no hacen caso… Todo son tópicos que son incapaces de levantar una película que nace ya agónica. Si el film ha sobrevivido ha sido por el excelente trabajo técnico realizado por el equipo de efectos especiales, que ha logrado que el personaje de Chucky esté insuflado de alma, tal como en la propia trama. En resumen, un clásico menor que el paso del tiempo ha terminado por confirmar su escasa dimensión como objeto de culto.

Y a las 22:00 tuvo lugar la clausura, donde se concedieron los premios —que glosamos aparte— y después hubo proyección especial con la película Mandy (2018, Panos Cosmatos). ¿Cómo se podría definir esta película sin caer en tópicos? La amas o la odias, y es que el cine de Panos Cosmatos es muy personal, nada convencional, destinado a raritos e inadaptados y de impronta propia. El hijo de George P. Cosmatos dará mucho que hablar en el futuro. Mandy transcurre en la década de los ochenta —sí, otra vez— y nos cuenta la historia de dos personas conectadas física y espiritualmente. Por un lado tenemos a la protagonista Mandy (Andrea Riseborough) cuyo planeta es Júpiter, y por otro lado tenemos a su pareja, Red (Nicholas Cage) cuyo planeta es Saturno. Ambos viven en una casa de campo en mitad del bosque. La mirada de Mandy es un enigma: le gusta el heavy metal, como así se aprecia por sus camisetas de Mötley Crüe y Black Sabbath, y además lee libros de fantasía. El carácter introspectivo de la chica queda bien retratado por Cosmatos, que ya se encarga de utilizar primeros planos que nos muestran a una joven enigmática, de mirada extraña, con una cicatriz en la cara y de una belleza perturbadora. Tal es su magnetismo personal, que caminando por el bosque, Mandy se cruza con una furgoneta en la que van los miembros de un culto a lo Charles Manson. El líder queda encandilado con su belleza, y necesita hacerla suya a toda costa, así que la manda secuestrar y la droga con el fin de que sea una nueva adepta, en una secuencia que desprende LSD por los cuatro costados. La segunda parte del film se podría resumir con una sola palabra: venganza. El final resulta un auténtico baño de sangre y un descenso a los abismos infernales con un Nicholas Cage en moto recorriendo túneles secretos hasta llegar a la iglesia de Jeremiah, que simplemente parece estar ubicada en otro planeta o en algún otro mundo paralelo. A su vez la película no está exenta de humor, y sobre todo es Nicholas Cage el que nos proporciona varios de esos momentos demasiado sobreactuado.

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Hubo una sesión más, a la una de la madrugada, con The Ranger (2018), cinta de terror dirigida por Jenn Wexler en la que es su ópera primera, pero ya todos estábamos cansados y ningún integrante del Grupo Pasadizo pudo quedarse a verla…

 

Palmarés

 

SECCIÓN OFICIAL

 

Jurado compuesto por Paco Fox, Jesús Palacios y María Kosty

 

PREMIO NOCTURNA MADRID «PAUL NASCHY» A LA MEJOR PELÍCULA:

GHOSTLAND de Pascal Laugier

PAÍS: FRANCIA / CANADA

 

PREMIO NOCTURNA MADRID AL MEJOR DIRECTOR:

Pascal Laugier por la dirección de GHOSTLAND

 

PREMIO NOCTURNA MADRID «VINCENT PRICE» AL MEJOR ACTOR:

Christopher Abbot por su interpretación en PIERCING

 

PREMIO NOCTURNA MADRID A LA MEJOR ACTRIZ:

Brittany Allen por su interpretación en WHAT KEEPS YOU ALIVE

 

MENCIÓN ESPECIAL DEL JURADO SECCIÓN OFICIAL:

THE INVOCATION OF ENVER SIMAKU de Marco Lledó

 

PREMIO NOCTURNA MADRID AL MEJOR GUIÓN:

MIRAI MI PEQUEÑA HERMANA de Mamoru Hosoda

 

PREMIO NOCTURNA MADRID A LOS MEJORES EFECTOS ESPECIALES:

THE NIGHTSHIFTER de Dennison Ramalho

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SECCIÓN DARK VISIONS

 

Jurado compuesto por Eva Baltés, Eduardo Zaramella y Quim Crusellas

 

PREMIO DARK A LA MEJOR PELÍCULA DE LA SECCIÓN OFICIAL DARK VISIONS:

VUELVEN (Tigers are not afraid) de Issa López

 

MENCIÓN ESPECIAL DEL JURADO DARK VISIONS:

STA AGATHA de Darren Lyn Bousman

 

Premio Blogos de Oro de la Crítica

 

Jurado compuesto por Ignasi Muñoz (El Palomitrón), Paco Reig Simancas (Última Fila Centrado) y Miguel Ramos (Cine en serio)

 

PREMIO BLOGOS DE ORO DE LA CRÍTICA:

WHAT KEEPS YOU ALIVE de Colin Miniham

 

PREMIOS DEL PÚBLICO

 

Jurado compuesto por nuestros «fantásticos» espectadores

 

PREMIO NOCTURNA MADRID DEL PÚBLICO AL MEJOR LARGOMETRAJE:

MIRAI MI PEQUEÑA HERMANA de Mamoru Hosoda

 

PREMIO NOCTURNA MADRID DEL PÚBLICO AL MEJOR CORTO INTERNACIONAL:

BAGHEAD de Alberto Corredor

 

PREMIO NOCTURNA MADRID DEL PÚBLICO AL MEJOR CORTO NACIONAL:

AMANCIO UN VAMPIRO DE PUEBLO de Alejo Ibáñez

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El Equipo Pasadizo está compuesto por Manuel Aguilar, Luis Alboreca, Carlos Díaz Maroto, Rubén Risco Fidalgo y José Luis Salvador Estébenez.

El artículo ha sido coordinado y editado por Carlos Díaz Maroto.