Un científico de California lleva un tiempo enviando transmisiones de radio a Marte y, un día, al fin, recibe respuesta. Las comunicaciones posteriores sobre el modo de vida en el planeta rojo conmocionan a la Tierra de tal modo que ocasiona una crisis energética, llevando al paro a miles de trabajadores.

Dirección: Harry Horner. Producción: Melaby Pictures Corp. para United Artists. Productores: Donald Hyde, Anthony Veiller. Guion: Anthony Veiller, John L. Balderston, según la obra teatral Red Planet de J. L. Balderston y John Hoare. Fotografía: Joseph F. Biroc. Música: Mahlon Merrick. Montaje: Francis D. Lyon. Dirección artística: Charles D. Hall. Intérpretes: Peter Graves (Dr. Chris Cronyn), Andrea King (Linda Cronyn), Herbert Berghof (Dr. Franz Calder), Walter Sande (almirante Bill Carey), Marvin Miller (Arjenian), Willis Bouchey (presidente), Morris Ankrum (Secretario de Defensa Sparks), Orley Lindgren (Stewart Cronyn), Bayard Veiller (Roger Cronyn), Ben Astar, Vince Barnett, Claude Dunkin, Franklyn Farnum, Tom Keene, Bill Kennedy, Grace Leonard, Lewis Martin, House Peters Jr., John Topa… Nacionalidad y año: Estados Unidos 1952. Duración y datos técnicos: 87 min. – B/N – 1.37:1 – 35 mm.

 

Como todo el mundo interesado en ello sabe, los años cincuenta del pasado siglo fue una edad de oro para el cine de ciencia ficción. La presente película, además, está protagonizada por Peter Graves, que por aquella época apareció en infinidad de cintas de esta índole; sin ánimo de ser exhaustivos, le podemos presenciar también en Killers from Space (1954), de W. Lee Wilder, It Conquered the World [tv/dvd: Conquistaron el mundo, 1956], de Roger Corman, o Beginning of the End (1957), de Bert I. Gordon. Aquí lo tenemos interpretando a un serio científico, y con las sienes teñidas de plata, lo cual le asemeja enormemente con el Reed Richards de Los 4 Fantásticos marvelianos.

Sin embargo, esta Red Planet Mars [dvd: Marte, el planeta rojo, 1952] no es una cinta de ciencia ficción al uso a como se estilaban por la época. Imagino a los niños de la época, atraídos por ese título y acudiendo en masa a los cines, esperando naves marcianas atacando las ciudades terráqueas, y encontrándose en su lugar un panfleto católico lleno de verborrea.

El filme está basado en una obra teatral escrita entre John L. Balderston y John Esdward Hoare; de este último tenemos pocas referencias más que la presente labor; sin embargo, John L. Balderston (1889-1954) fue el responsable de la versión teatral de Drácula, de Bram Stoker, que dio lugar a la mítica película de Tod Browning con Bela Lugosi en 1931; su nombre también está asociado a otros clásicos del terror como El doctor Frankenstein (Frankenstein, 1931) y su secuela La novia de Frankenstein (Bride of Frankenstein, 1935), ambas de James Whale, La momia (The Mummy, 1932), y Las manos de Orlac (Mad Love, 1935), ambas de Karl Freund, La plaza de Berkeley (Berkeley Square, 1933), de Frank Lloyd, a partir también de su obra teatral, La marca del vampiro (Mark of the Vampire, 1935), de Browning, La hija de Drácula (Dracula’s Daughter, 1936), de Lambert Hillyer, El hombre que trocó su mente (The Man Who Changed his Mind, 1936), de Robert Stevenson…

También participó en otras joyas del cine como Tres lanceros bengalíes, El último mohicano, El prisionero de Zenda o Luz que agoniza. Por ello sorprende que un hombre de su evidente base cultural fuese capaz de perpetrar una obra tan infantilmente maniquea como la presente. Todos sabemos el talante político que imperaba en los Estados Unidos por aquella época, pero la colección de ingenuidades que acapara la consecuente adaptación al cine es apabullante.

Así pues tenemos comunistas muy malvados (los planos de la policía soviética ametrallando campesinos son impresionantes) y la fe cristiana como único modo de solventar todo conflicto. Lo curioso del caso es que, por lo demás, la construcción dramática de todo tiene fuerza, capta el interés del espectador, incluso hoy día, y las interpretaciones son muy solventes, salvo el muy sobreactuado nazi Calder (Herbert Berghof).

Por tanto nos hallamos ante una rareza que por sus características intrínsecas merece cierta atención, que puede irritar al espectador demasiado serio, pero que vista con sentido del humor supondrá un entretenimiento menor pero entrañable, amén de poder presenciar una cinta de ciencia ficción de postulados introspectivos, e incluso puede resultar aleccionadora para ver cómo era el pensamiento norteamericano del momento, tampoco demasiado distinto a como lo es ahora, seamos sinceros.

 

Anecdotario

  • Títulos de rodaje: Miracle from Mars / Red Planet.
  • Título en Argentina: El milagro de Marte.
  • El rodaje tuvo lugar en los Motion Picture Center Studios, Hollywood, Los Ángeles, California, Estados Unidos, en noviembre de 1951.
  • El título de la obra es únicamente Red Planet, y fue representada solo siete veces en 1932. Se ambientaba en Londres, y carecía de alusiones al comunismo (aunque el título pudiera hacer pensar lo contrario).

  • Se muestra un televisor de pantalla plana unos cuarenta años antes de su invención.
  • La cinta supuso el debut de su realizador, Harry Horner, previo director artístico, ganador del Oscar con La heredera (The Heiress, William Wyler, 1949).
  • Estrenada en Estados Unidos el 15 de mayo de 1952. En España permaneció inédita hasta su edición en DVD en la colección L’Atelier 13 distribuida por Absolute Distribution en 2007.

Carlos Díaz Maroto (Madrid. España)

 

CALIFICACIÓN: **

  • bodrio * mediocre ** interesante *** buena **** muy buena ***** obra maestra